En este momento

Todas las mañanas al despertar, adoptamos la misma identidad que nos ha caracterizado desde que tenemos recuerdo. Es como ponernos un disfraz que nos hace identificarnos con nosotros mismos y hacia los demás. En esta identidad está contenida nuestra personalidad, carácter, forma de pensar, gustos, preferencias, etc.

Es a través de nuestra identidad que creamos una realidad, nuestra realidad. Y es muy fácil creer que nuestra experiencia es única, verdadera y la de los demás no. Es muy común ver cómo la gente se enfrasca en discusiones interminables en donde el objetivo esencial es declararse vencedor ante la otra persona: “Yo tengo la razón, tu eres quien está mal”.

Pero, ¿cómo nuestra identidad nos limita en la capacidad de estar presentes? Y a todo esto, ¿qué significa estar presente?

Fritz Perls, padre de la terapia Gestalt decía: “El ahora es el presente, aquello de lo que me doy cuenta. Ya sea que estemos recordando o anticipando, lo estamos haciendo ahora. El pasado ya fue, el futuro aún no llega. Es imposible que nada exista excepto el presente”.

Cuando nos entretenemos tanto en ser alguien y defender quiénes somos, comenzamos a ver la vida como somos nosotros, en vez de simplemente verla como es, tal cual es. Esto nos da la ilusión de estar en pleno contacto con nosotros mismos y en un sentido sí, lo estamos, pero a nuestro ego.

A mayor identificación con nuestro ego, mayor la desconexión con el presente. Y el problema no es que tengamos una identidad sino que le demos tanta importancia a esta como para perdernos la belleza de este momento, el cual es único e irrepetible.

Nuestra identidad nos lleva a creer que nuestros conflictos son importantísimos, tanto que nos es imposible soltarlos, pues son nuestros.

El contacto con el presente, el “aquí y ahora”, nos permite tener un intercambio natural con todo lo que nos rodea, permitiéndonos relacionarnos de forma armónica con los demás e incluso con los conflictos que la propia cotidianidad pueda traernos.

Te invito a hacer una pausa, tomar una respiración profunda y por este momento permítete descansar de la necesidad de ser alguien. Descansa profundamente dándote cuenta de todo lo que sucede a tu alrededor sin hacer absolutamente nada con ello, solo atestigua el presente. Disfrútalo.

Psict. Rafael Buitrón
Citas: (984) 806 1251

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