Al colegio por primera vez

El comienzo de la etapa escolar para los niños supone un importante cambio en sus rutinas, incluso para quienes ya han pasado por la experiencia previa de asistir a una guardería y, por lo tanto, han experimentado la separación parental. El escolar debe empezar a familiarizarse con otros adultos distintos a los habituales, aprender a moverse con soltura en un espacio diferente, adquirir nuevas pautas de comportamiento y acatar normas de convivencia y actuación más exigentes.

La actitud de los padres ante el inicio de las clases influye de forma significativa en el comportamiento y desenvolvimiento de los niños. Adaptarse a los cambios, los lugares y las personas, son situaciones que se les presentarán a nuestros hijos continuamente en su futuro, por eso es importante enseñarles desde las primeras edades cómo afrontar estos escenarios.

Los especialistas recomiendan distintas estrategias para que desde el entorno familiar se facilite la adaptación del escolar y aconsejan adoptar distintas pautas:

Adelantarse a los cambios: para que el inicio de la escuela no suponga un cambio brusco en los hábitos diarios del niño, es necesario, en las semanas previas, adaptar de forma progresiva los horarios de sueño y las comidas.

Visitar la escuela antes del “gran día”: algunos colegios hacen actividades para los primerizos antes de comenzar el año escolar, con el fin de que los niños se conozcan y se familiaricen con el espacio. Si no existe esta posibilidad, entonces pueden hacerlo ustedes. Visiten juntos el colegio, muéstrenle las instalaciones, conozcan a los profesores y explíquenle que podrá jugar y aprender con muchos amigos.

Recurrir a las motivaciones: se recomienda hacer partícipe al niño de la compra de los útiles escolares, la lonchera, la mochila, el uniforme. Déjenlo que él elija y verán lo motivado que se sentirá.

Desdramatizar las despedidas: las despedidas deben ser breves y alegres. Es recomendable evitar los chantajes afectivos de tipo “si lloras me pongo triste” y mentir al niño con frases como “vengo enseguida”, “aparco y ahora vuelvo” o irse sin que se dé cuenta. Hay que recordarle siempre que volveremos a recogerlo. En el caso de situaciones de tensión, con llantos y rabietas, se debe responder con ternura y comprensión pero con firmeza, para que no piense que con sus protestas puede prolongar la despedida.

Manifestar una actitud positiva: es necesario evitar los comentarios negativos o utilizar el colegio como amenaza. Para transmitirle felicidad y tranquilidad, es aconsejable contarle cosas buenas del colegio, hablarle de las actividades divertidas que puede hacer en el aula o de todos los amigos nuevos que puede encontrar.

Mantener una comunicación fluida con el tutor: los padres deben acudir a las entrevistas o asambleas previas que se organicen en la escuela para conocer al tutor del alumno y facilitarle al docente toda la información posible para que conozca al niño y sea capaz de reconocer sus miedos o problemas. Es importante acudir al maestro ante cualquier inquietud.

Reforzar su autonomía: para que el niño pueda enfrentarse con seguridad a la nueva situación, es importante reforzar antes del inicio del curso sus hábitos de autonomía, como el control de esfínteres, beber agua sin ayuda o reconocer su ropa y objetos. Es efectivo también destacar su identidad, que sea capaz de reconocer y comunicar su nombre y el de las personas más cercanas.

Mostrar interés: para reforzar la adaptación del escolar, los padres deben demostrar su interés por sus actividades, preguntarle a la salida de clase qué ha hecho, cómo lo ha pasado o los nombres de los compañeros nuevos a quienes ha conocido.

La forma como los padres afronten esta nueva experiencia, se verá reflejada en los pequeños, ellos aprenden por imitación y ejemplo. Si los padres le hacen una positiva sensibilización, además de una buena preparación, lo más seguro es que los primeros días de la vida escolar sean amables y ale