Siobhan Bowers Educando con amor y conciencia…

Nacida en Madrid, España, Siobhan es una apasionada de la pedagogía. Ya desde sus 15 años hacía teatro para niños en las calles, orfanatorios, centros del DIF... “Desde ahí supe que mi camino iba a ser iluminado por los niños.”

Su infancia fue muy tranquila… “Crecí en un barrio donde había verbenas y salía a jugar con mi pandilla de amigos a la calle. Todos los vecinos se conocían y a los niños nos cuidaban todos y nos daban algun tentenpié o bebida si entrábamos todos en bola por las tardes.”

Vivió en D.F pero la inseguridad la trajo a Playa del Carmen hace más de diez años. “Estaba de locos: secuestros, robos, asaltos. Mis hijos eran pequeñitos y quise darles la oportunidad de crecer cerca de la naturaleza, sin miedo, en un ambiente más tranquilo y de comunidad.”

“De aquí me encanta que el ritmo de vida es más sosegado y sereno, que siempre hay tiempo para parar a platicar con los conocidos en la calle, o cuando vas al mandado. Me apasiona la naturaleza y su energía. Playa es un lugar donde casi todos somos de otra parte, no hay tradiciones que limitan ni costumbres, ni familias importantes que tienen mucho poder. Me encanta que estamos todos creando una comunidad reinventada, que muchos de nosotros queremos hacer un mejor mundo y dejar atrás lo que sentimos que no funcionaba. Somos de todo el mundo y compartimos con generosidad nuestras culturas y visión del mundo.”

El futuro va a ser muy diferente de lo que vivimos ahora. En nuestras manos está preparar a la nueva generación para hacer un mundo mucho mejor. No tengamos miedo a lo desconocido, conozcámonos mejor, cultivemos nuestra luz.

Además de ser mamá de dos maravillosos adolescentes, su hija Bebhinn de 18 años y Liam de 15, Siobhan ha sido pionera en este destino de la educación alternativa.

Comenzó estudiando teatro y literatura hispánica en la universidad de Londres. Después de terminar la licenciatura estudió pedagogía. Y hoy en día es la creadora y el alma de Ak Lu’um, escuela y comunidad educativa de iniciativa Waldorf, que nació en septiembre del 2006 en una casita en el Tigrillo y ha crecido constantemente desde entonces.

Ak Lu’um significa Nuestra Tierra en Maya, pero también santuario de tortugas. “Nos pareció un nombre apto para un espacio que ofrece cobijo a todos, incluso a los que no van rápido, los que no quieren siempre ganar.”

“La filosofía Waldorf se basa en facilitar el camino de vida para cada niño que forma parte de Ak Lu’um. Esto implica desarrollar no sólo la cabeza o las habilidades académicas; también el corazón: empatía, socialización, emociones sanas y no fuera de control, amor a las artes y a la belleza y naturaleza; finalmente las manos, la voluntad, a través de las manualidades, el trabajo en el jardín, con los animales, en la construcción y en la creación artística. Seguimos indicaciones pedagógicas del filósofo y doctor Austríaco Rudolf Steiner. No hay una curricula, un plan de estudios fijo. El maestro tiene que elaborarlo año con año dependiendo de las necesidades de su grupo y de su propio desarrollo personal.”

Desde muy joven estuve y trabajé con niños. Siempre me sorprendía la falta de respeto que algunos adultos mostraban hacia ellos, como si el ser niño equivaliese a ser tonto o discapacitado. Me propuse siempre valorar la sabiduría infantil que es mucho mayor de lo que piensa nuestro mundo hoy en día.

Si bien cumplen con las materias de la SEP, pues están incorporados, lo hacen de manera muy, pero muy diferente. Además de las típicas materias, tienen arte manual, acuarela, dibujo de forma, euritmia, música, jardinería, muchos paseos a cenotes, a la selva, a la playa, y a las comunidades mayas.

Ak Lu’um es una escuela auto sustentable, donde los niños pueden aprender y desarrollar estrategias ecológicas para el futuro. “El planteamiento desde el inicio siempre fue poder ofrecer a la nueva generación, a la cual le estamos dejando un planeta muy lastimado con recursos naturales mermados, una opción para vivir de manera armoniosa y sustentable. Nuestra electricidad es generada con páneles solares, reciclamos las aguas grises, las aguas negras pasan por el biodigestor y riegan las malangas, maracuyás y bambú. Tenemos compostas para convertir los desechos orgánicos en tierra, sembramos hortalizas (que no siempre se dan) y reusamos mucho material desechado de casas y construcciones. Los materiales educativos son naturales y no hay plástico. Usamos crayolas de cera de abeja, estambre teñido con tintes orgánicos, cestas, madera, cuadernos de papel reciclado, etc. En realidad se trata de buscar la opción que acerce a los niños a la natualeza y que no impacte de manera negativa.”

“Mi deseo a futuro es crecer con consciencia. Con una comunidad de padres que busque preparar a sus hijos para ser felices, capaces, creativos y apasionados por el ser humano, por la naturaleza y por la convivencia plena.”