El mal dormir en tiempos de pandemia

Por: Dr. Reyes Haro Valencia

Instituto Mexicano de Medicina Integral del Sueño

Dormir es imprescindible para el ser humano. Debe cubrirse cada día en tiempo y forma adecuados. Es necesario para la salud física y mental, razón por la que el sueño ocupa alrededor de la tercera parte de nuestra vida. El bien dormir es considerado uno de los pilares de la salud, junto con una dieta equilibrada y el ejercicio.

La pandemia ha afectado de distintas formas, ocasionando alteraciones del dormir. El equilibrio físico y mental se ha perturbado debido al estrés laboral, preocupaciones económicas, académicas y familiares, la pérdida del empleo, actividades canceladas, aislamiento, así como el trabajo desde casa, han aumentado los niveles de ansiedad y depresión. La posibilidad de contagio, la enfermedad y pérdida de algún ser querido, las secuelas con las que sobrevivieron, también han perjudicado el estado general de las personas y con ello la manera de dormir.

Entre las principales afectaciones al dormir en tiempos de pandemia se encuentran:

Insomnio

Es la dificultad para dormir o tener varios despertares con problemas para volver a dormir, así como despertar prematuro con incapacidad de volver a conciliar el sueño. La pandemia ha aumentado el insomnio debido a que se llevan las preocupaciones a la hora de acostarse, generando aumento en el tiempo para dormir, y después de lograrlo se presentan despertares durante la madrugada y vuelve a haber dificultad para dormir por pensar nuevamente en las preocupaciones, lo que fragmenta y reduce el tiempo de descanso. Por si fuera poco, también al llegar al sueño profundo en el que ocurren los sueños éstos se ven matizados por las mismas preocupaciones lo que da lugar a sueños de contenido ansioso o pesadillas, afectando aún más la duración, continuidad y profundidad del dormir.

Somnolencia excesiva diurna

Consiste en tener mucho sueño en el día a pesar de haber dormido suficiente durante la noche. Se caracteriza por dificultad para mantenerse alerta durante el día o cabecear ante situaciones que requieren poca actividad como leer, ver dispositivos electrónicos, estar en una sala virtual en el trabajo en casa o en clases a distancia, después de comer, e incluso al conducir un vehículo. El aislamiento y los cambios en horarios de actividades, con trabajo y escuela en casa, aumentaron el uso de dispositivos electrónicos de día y de noche lo que redujo el tiempo de sueño nocturno, provocando somnolencia diurna. Los horarios irregulares para acostarse y levantarse han sido también causantes de alteraciones en el reloj biológico conocidas como trastornos del ritmo circadiano que han aumentado la somnolencia diurna en este periodo de confinamiento prolongado.

Ronquido y apnea de sueño

Hoy sabemos que la somnolencia diurna excesiva asociada a ronquido y a apnea de sueño está relacionada con sobrepeso y obesidad, aumento en niveles de colesterol, triglicéridos, de la presión arterial, inflamación, dolor, ansiedad, depresión, problemas de atención y memoria, disminución de la energía, de la libido, y mayor riesgo de accidentes. La restricción en la movilidad ha provocado aumento de peso, incrementando los casos. El ronquido se produce por la relajación del dormir en quienes tienen tejidos gruesos alrededor de la garganta. Mientras más intenso sea el ronquido, la respiración se ve afectada y puede interrumpirse durante algunos segundos, evento que se conoce como apnea de sueño. Apnea significa dejar de respirar, es lo que acompaña al ronquido intenso y puede ocurrir cientos de veces en quienes roncan habitualmente. El ronquido y las apneas nocturnas provocan somnolencia excesiva diurna y mayor riesgo de accidentes.

Pesadillas

Alteración del sueño del grupo de trastornos conocidos como parasomnias, ocurren en la fase más profunda del dormir conocida como sueño MOR o de movimientos oculares rápidos que hoy en muchas personas se presenta con angustia, y genera temor al irse a la cama. La contingencia ha generado muchas preocupaciones, perjudicando así la capacidad de relajación y con ello la posibilidad de lograr un sueño reparador. Las pesadillas afectan más a las personas que han enfrentado de cerca el problema, como el personal de salud, o personas contagiadas y sus familiares. No obstante, el temor a adquirir la enfermedad y las pérdidas humanas de familiares y amigos también están ocasionando estos sueños desagradables en la población general.

En conclusión, los trastornos de sueño han aumentado durante la pandemia, hoy es importante reconocer su existencia y procurar mayor cobertura en materia de diagnóstico y tratamiento. Siempre es posible dormir mejor, y si hay un problema para hacerlo es importante tratarlo ya que hoy existe solución para cualquier alteración del dormir.

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