Animales

En algún momento de nuestras vidas, la gran mayoría de nosotros, hemos estado cerca de un animal. A veces por compañía, otras por trabajo, e incluso, la menos loable, por explotación en cualquiera de sus modalidades.

Los animales tienen derecho a no ser torturados, a vivir en libertad, a que su hábitat sea preservado, a que no se les cause dolor, a la satisfacción de sus necesidades básicas.

Lo cierto es que, queramos o no, la humanidad depende en gran medida del beneficio que nos ofrece esta comunidad de seres maravillosos. Circos, zoológicos, acuarios, espectáculos acuáticos, muy penosos siempre pero que de alguna forma sirvieron para acercar animales exóticos a las personas, y que de otro modo jamás hubieran conocido…pero ¿a qué costo para esos seres que su suerte sólo fue ser diferentes a nosotros y según algunos “inferiores”?

Existe la explotación alimentaria o de trabajo pesado, esto último aún muy practicado en sociedades menos desarrolladas; la experimentación con ellos para medicamentos, cosméticos, promovido por entidades poderosas. Además de corridas de toros, peleas de gallos o perros, exhibición para toma de fotografías, tráfico ilegal, etc. En fin, el acercamiento entre nuestra especie con las demás puede, la mayor parte de las veces, no ser tan bueno para aquellas con las que compartimos este planeta.

Sin embargo parece que la población humana cada vez es más consciente del bienestar animal y más personas y asociaciones luchan y trabajan activamente por los derechos de los animales. Esas linduras que a tantos nos dan calma, afecto, compañía, felicidad… las mascotas: perros, gatos, y animalitos propios para estar cerca nuestro, los llamados “domésticos”; y aquellos que nacieron para acompañarnos en libertad, como las aves, y un sin número de especies que pueblan nuestros campos, bosques, selvas, ríos o mares… sin dejar de lado aquellos que proveen terapias a personas ya cansadas por la edad o con algún tipo de facultad disminuida.

Queda decir que muchos hábitats están siendo reducidos o destruidos tanto en los entornos donde vivimos, lejos de estos e incluso en los mares. ¿Qué oportunidad tienen las especies que tratan de sobrevivir en estas condiciones? Con tristeza observamos la disminución de la flora y fauna tanto en volumen como en diversidad; demasiado rápido se aceptan las extinciones.

Deberíamos considerarnos protectores asignados y ejercer la defensa de sus derechos de vida y conservación. La extinción, hasta ahora, es irreversible pero evitarla está en nuestras manos, como así también el buen trato, y por supuesto el disfrute y la concordia con el resto de Animalia.

Como sea, los necesitamos mucho más que ellos a nosotros. Por tal motivo debemos poner en práctica nuestra inteligencia “superior”, protegiendo, cuidando y entendiéndolos, así sean nuestras mascotas, o a los que todavía viven libres, e incluso a aquellos que no nos gustan o nos provocan algún tipo de temor. Todos tienen un lugar y una misión en este planeta azul, nuestra casa y la de ellos.

José María Fernández Fdez.
Etólogo Animal
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