Los antiguos pobladores

Hace 12 mil años, la península de Yucatán y el territorio que ocupa el Estado de Quintana Roo, no se parecía mucho a lo que conocemos ahora. Amplios ecosistemas parecidos a praderas caracterizaban los paisajes, acompañados de cavernas en su mayoría secas que eran el refugio de múltiples animales, similares algunos de ellos a especies actuales, pero muchas de ellas extintas en la actualidad. Tal era el caso de los enormes mamuts, los mamíferos más grandes que jamás hayan pisado tierra, acompañados de sus parientes el mastodonte y los gonfoterios; además, deambulaban por los suelos enormes animales acorazados, del tamaño de bochitos o auto beatles conocidos como gliptodontes; y perezosos gigantes que alcanzaban los 5 metros de altura. Animales realmente, sorprendentes.

En estas amplias planicies peninsulares, de cerca de 2 millones de años de antigüedad, formadas por sedimentos calcáreos de origen animal y marino, también hicieron camino los pasos de los primeros y antiguos pobladores humanos. Eran Homo sapiens, igual que nosotros, pero con hábitos nómadas. Eran seres que habían recorrido mucho terreno antes, venían muy probablemente del norte, descendientes de los primeros aventureros en lo que ahora conocemos como el continente americano, que posiblemente cruzaron el estrecho de Beringia (entre Asia y América) hace aproximadamente 36 mil años.

Al territorio mexicano llegaron los grupos migrantes, quizás en varias ocasiones y posiblemente los primeros grupos pudieran aproximarse a la ahora península suroriental mexicana hace 16 mil años. Para ese tiempo, estos grupos explorarían los diversos recovecos de la superficie, sitios nuevos para la especie humana, prístinos, pero peligrosos, habitados desde antes por animales depredadores como el feroz tigre dientes de sable e incluso leones americanos. Estos humanos debieron haber vivido en un ambiente realmente amenazante. Así lo muestra uno de los restos óseos humanos más antiguos que se han encontrado, conocido como Naia. Esta osamenta se encontró en 2007, en un cenote conocido como Hoyo Negro, en el territorio de Tulum, Quintana Roo, pero no fue sino hasta 2014 cuando el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realizó un anuncio oficial sobre su descubrimiento. Naia es el esqueleto humano más antiguo y más completo recuperado en América, perteneció a una joven de entre 15 y 17 años; y de sus restos, los especialistas han podido suponer que la razón de su muerte probablemente fue accidental, al caer en la oscuridad en un conducto vertical subterráneo hace 13 mil años, en búsqueda de agua. Con el descubrimiento de esta osamenta y a partir su estudio, Naia es considerara ahora el eslabón que faltaba para confirmar la relación existente entre los antiguos pobladores de finales del Pleistoceno tardío y los nativos americanos que dieron origen a la ancestral civilización y oriundos contemporáneos Mayas.

Además de Naia, se han descubierto más de 5 restos de humanos de aquel tiempo, de entre los que también destaca la mujer de Las Palmas. Este esqueleto fue encontrado prácticamente completo, en el cenote Las Palmas, también en Tulum, del cual se derivó el nombre, y corresponde a una mujer de 44 a 50 años de edad (una edad algo avanzada para aquel entonces), con 152 centímetros de estatura. Los rasgos de esta mujer son muy semejantes a los de poblaciones del suroeste asiático.

De esta forma, las evidencias encontradas en las actuales cavernas inundadas de la región de Tulum, no solo Naia y la mujer de Las Palmas, sino también otras osamentas localizadas a metros de las cuevas de Naharon, El templo, Chan Hol cerca de la misma localidad, confirman que los humanos habitaron la península de Yucatán hace miles de años atrás, cuando recién terminaba la llamada Era del hielo. Estos humanos, sin lugar a dudas, marcarían el destino de pueblos sucesivos, darían origen a civilizaciones posteriores y heredarían su cultura a una nación entera, además de que son piezas clave para entender el poblamiento de América, ya que fortalecen la hipótesis de que el continente americano se pobló a partir de varias migraciones provenientes de Asia.

En el mes de febrero, en Planetario Sayab, nos disponemos a difundir el conocimiento que hasta ahora se tiene sobre estos antiguos pobladores, de la voz de los expertos y especialistas en el tema, de los exploradores y descubridores de las evidencias, motivando a su reconocimiento y a la valorización de los sitios de hallazgo y a toda esta región que nos reserva aún muchas evidencias por descubrir.

¡Bienvenido febrero: mes de los antiguos pobladores en Sayab, tú Planetario!

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