Sobre el origen del arte mestizo

Una Semana Santa más, repitiendo tradiciones de origen católico, representaciones y costumbres que en homenaje a Cristo se realizan por todo nuestro país y que, en parte, tienen su origen y manifestación en procesos vinculados con el denominado “mestizaje”.

Nuestra cultura, lo que hace que México y sus expresiones estéticas sean tan diferentes a las del resto del mundo, está en la mezcla entre el pasado de tradiciones indígenas y el colonialismo español. Ahí radica gran parte de su valor y al mismo tiempo de su condena.

El mestizaje fue planeado por Hernán Cortés como un proyecto lentamente madurado durante su estancia en Santo Domingo y Cuba. Durante el año de 1521, pese a toda la resistencia mexica, el genocidio y la conquista imperaban. La estrategia de colonizar nuevas tierras incluyó la manipulación cultural; la suplantación de creencias religiosas y valores precolombinos por otras nuevas. En nombre del combate a la idolatría se derribaron templos, se reemplazaron sistemáticamente mitos y dioses por otros. Así la conquista del “nuevo mundo” tuvo otros territorios además de los geográficos. Uno de ellos, la conquista de la memoria colectiva de un pueblo, la misma que fue forzada a no adorar a sus dioses inmateriales a los que se les rendía culto y sacrificio en nombre del equilibrio del mundo. Esos ritos sagrados fueron suplantados por el arma definitiva del mestizaje: la imagen.

La imagen fue empleada para la cristianización de una población politeísta y su victoria no fue una trasplantación de creencias sino un sincretismo más complejo, en el que los indígenas fueron forzados a nuevos dogmas importados.

Los murales y decoraciones arquitectónicas de los monasterios construidos en el S.XVI dan cuenta de dicho fenómeno en donde se aprecian motivos decorativos aparentemente españoles pero que evocan, a su vez, la plasticidad de la cosmogonía prehispánica. Los monasterios fueron construidos por los mismos arquitectos, pintores, escultores indígenas, quienes plasmaron un arte nuevo y original surgido del reflejo de su cultura mezclada con los nuevos preceptos impuestos, que suponemos debieron ser inentendibles desde su cosmovisión ritual y mágica. Además de continuar empleando las mismas técnicas y materiales, en dichos templos pueden apreciarse glifos aztecas y, dentro de los monasterios, corazones sacrificados adornando fachadas, gárgolas que se parecen más a los jaguares que adoraban.

A pedido de Cortés al Rey Carlos V, los monjes franciscanos fueron los primeros en llegar para dar principio a la implantación de imágenes. En las ciudades hoy conocidas como Cd. de México, Texcoco, Tlaxcala y Huejotzingo, aún pueden apreciarse en muros de algunos templos los testimonios de ese arte único en el mundo que nace de un sincretismo simbólico, el arte mestizo.

Pero esta implantación no se dio de manera unilateral, los monjes franciscanos al llegar a la nueva España debían aprender náhuatl, ya que la evangelización primera se dio en esa lengua y más tarde en las lenguas que se hablaban en cada poblado a donde se extendía. En esa época circulaban catequismos, manuales de sermones, traducidos no sólo al náhuatl, sino que los dibujos, reinterpretados por pintores indígenas, eran copiados de imágenes religiosas de grabados europeos.

Llegado a México Pedro de Gante, -un franciscano que debió conocer la obra de grandes y reconocidos artistas de Flandes como Memling, Gerard David, Hugo Van der Goes y los herederosde los hermanos Van Eyck- inauguró una escuela de arte para enseñar a los mexicas las artes visuales europeas. A él se le atribuye la imagen de la Virgen de los Remedios que todavía hoy se conserva en el templo de Tepepan. Grabados, esculturas y tapices traídos de Europa sirvieron de modelo para enseñar a copiar la estética occidental.

En el libro titulado “La guerra de las imágenes, de Cristóbal Colón a Blade Runner” el historiador Serge Gruzinski describe este fenómeno de mezcla simbólica por medio de la imagen entre culturas de diversos momentos históricos estudiando cómo la imagen juega un papel definitivo en la colonización cultural, cómo se construyen otros territorios culturales y otras imágenes por medio de la mezcla y trasplante de imágenes.

Una variante del arte mestizo es el arte tequitqui, que aparece en América al representar los indígenas las imágenes de una religión impuesta, fusión de idiosincrasia y creencias de dos mundos: el europeo y el indígena.

De la misma forma la pintura colonial es “pintura mestiza”, realizada de manera anónima y practicada en casi todo el territorio de América Latina.

Mientras los militares españoles saqueaban, los monjes destruían los templos, altares y ritos suplantando por otras imágenes creencias y ritos católicos, una guerra simbólica se gestaba, una lucha por defender y preservar lo propio por medio de la pintura, de las esculturas y de los nuevos templos a los que los artistas prehispánicos eran obligados a construir no sin una irreverencia del gesto: un arte mestizo.

Fuentes:
https://www.youtube.com/watch?v=KFx8gu_HWkU
http://www.azulmaya.com/indocristiano/index.php
http://www.iheal.univ-paris3.fr/sites/www.iheal.univ-paris3.fr/files/6.1.%20Gruzinski%20-%20La%20guerra%20de%20las%20imagenes.pdf

Por: Mtra. Sandra Serrano Soto

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