Sabías que...

Tu mascota puede medir el paso del tiempo

Un nuevo estudio de la Universidad Northwestern ha encontrado algunas de las pruebas más claras, hasta ahora, de que los animales pueden juzgar el tiempo. Al examinar una región del cerebro (corteza entorrinal) que está relacionada con la memoria y la orientación, los investigadores descubrieron un conjunto de neuronas previamente desconocido que se encienden como un “reloj interno” cuando un animal está esperando.

Para confirmar su hallazgo, los investigadores realizaron un experimento en el que pusieron a un ratón a correr en un entorno de realidad virtual, dirigiéndose hacia un muro en el que había una puerta cerrada. Cuando el animal llegaba a la puerta, tenía que esperar seis segundos antes de que se abriese y le permitiese pasar para seguir corriendo.

Tras varias sesiones de entrenamiento, repitieron la prueba, pero esta vez haciendo que la puerta se volviese invisible cuando el ratón llegaba a ella. De esa forma, no podía saber si estaba abierta o cerrada. Pero, aún así, el cobaya fue capaz de saber que debía esperar seis segundos antes de que se abriese.

Durante el experimento, se monitorizó la actividad cerebral de los ratones, para observar qué células se activaban. Y descubrieron que durante el período en el que esperaban seis segundos, se “encendían” un grupo de neuronas cuya actividad no se había observado anteriormente, y que estaban situadas en la citada corteza entorrinal media. Los investigadores creen que dichas neuronas están vinculadas con la capacidad para medir el paso del tiempo.

El papel se pone amarillo por la lignina

La celulosa no es el único compuesto extraído de los árboles para hacer las páginas de los libros. La lignina, una molécula que da su rigidez y dureza a la madera, también participa en la fabricación del humilde lienzo.

Con el tiempo, la lignina se oxida si se expone al aire y a la luz. El oxígeno provoca cambios en la estructura química del polímero y se forman moléculas llamadas “cromóforos”, que reflejan ciertas longitudes de onda de la luz, precisamente las que se corresponden con el amarillo y el marrón.

Los arcoiris son circulares

Cuando vemos el arcoíris en realidad estamos viendo la mitad del mismo y este no tiene forma de arco sino circular, nosotros solo vemos la mitad de ese círculo, es decir un semicírculo o un arco. La razón por la que vemos solo una de las mitades que forman el círculo del arcoíris es la forma de la Tierra. Así de simple, nuestra visión es interceptada por el horizonte y por eso no podemos ver ni dónde comienza ni dónde termina.

No obstante, sí es posible ver un arcoíris completo bajo determinadas circunstancias, por ejemplo en un viaje en avión. Hay mucha gente que durante los vuelos ha podido ver los coloridos círculos por completo. Si se alcanzan grandes elevaciones nuestro campo de visión se expande pues el horizonte está más lejos y es más difícil que bloquee la visión.

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