Educación Montessori para educar a niños seguros, independientes y críticos

Es difícil resumir los principios de la educación Montessori en pocas palabras pues más que un método, se trata de una filosofía sobre la crianza y el desarrollo infantil. María Montessori no se limitó a enunciar una serie de principios sino una forma de entender el crecimiento y ver el mundo.

No obstante, una de las estrategias más sencillas para formarse una idea de lo que representa la educación Montessori consiste en escuchar el lenguaje que utilizan sus maestros. Estos profesores son conscientes de la enorme importancia del lenguaje para moldear la mente infantil, por lo que eligen las palabras cuidadosamente para estimular a los niños a pensar de manera autónoma y motivarse intrínsecamente.

Frases comunes en las aulas Montessori que los padres pueden incorporar en su vida cotidiana

1. Veo que te estás esforzando

Uno de los principios clave de la educación Montessori consiste en enfocarse en el proceso más que en el producto final. En sentido general, deberíamos evitar elogiar a los niños centrándonos exclusivamente en los resultados alcanzados con frases como “buen trabajo” o “ese trabajo es precioso”. En su lugar, es más desarrollador dirigir el elogio hacia la concentración, la perseverancia y el cuidado que han puesto en la tarea.

Elogiar el trabajo en lugar de centrarse únicamente en los resultados, ayuda a desarrollar en los niños una mentalidad de crecimiento, gracias a la cual comprenderán que pueden mejorar a través de sus propios esfuerzos.

No debemos olvidar que hay elogios que destruyen la autoestima infantil. Por tanto, en vez de decirle “Eres un niño muy bueno”, especifica: “Ayer te portaste muy bien al prestarle tus juguetes a aquel niño en el parque”. Así le demuestras que notas su buen comportamiento, sin juzgarlo. En vez de decirle: “Eres un gran artista” cuando te muestre su dibujo, puedes decirle: “he visto que te has esforzado mucho dibujando los detalles”.

2. ¿Qué piensas de tu trabajo?

En las escuelas Montessori, cada niño es su propio maestro. Los profesores tienen la función de guía y orientación, ayudan a los niños pero son ellos quienes descubren las cosas por sí mismos mientras exploran el ambiente y los materiales que han sido cuidadosamente preparados de antemano.

En ese descubrimiento autónomo, el autoanálisis es una pieza clave. Al seguir el método Montessori no se critica ni se enfatizan los errores, como suele suceder en la educación tradicional, sino que se fomenta la autocrítica.

Por tanto, la próxima vez que tu hijo te pregunte: “¿Te gusta mi dibujo?”, sería mejor que le preguntaras qué piensa, en vez de decirle que es precioso y te encanta. Pregúntale qué cree, si se siente satisfecho con el resultado, cuál es su parte favorita y cómo decidió qué colores usar. La idea es que le ayudes a empezar a evaluar su trabajo por sí mismo, en lugar de buscar constantemente la aprobación externa. De esta forma también le estarás ayudando a construir una autoestima a prueba de balas.

3. ¿Dónde podrías buscar lo que has perdido?

La independencia es uno de los valores centrales que promueve la educación Montessori. El objetivo de los maestros es ayudar a los niños a hacer las cosas por sí mismos, a alcanzar la máxima autonomía posible según su edad y nivel de habilidades. Sin duda, en muchos casos es más fácil contestar a sus preguntas o darle una solución, pero es más desarrollador ayudarle a encontrar las respuestas por sí mismo.

Por ejemplo, si tu hijo pierde un libro y te pregunta dónde está, en vez de buscárselo, anímale a pensar dónde podría estar. Pregúntale: “Intenta recordar dónde estabas la última vez que lo leíste ¿Has revisado tu habitación?”

Esto puede tomar un poco más de tiempo, pero valdrá la pena porque ganará en autonomía e independencia, en vez de depender continuamente de sus padres, una actitud que a la larga genera una profunda inseguridad e incluso le hace más vulnerable a sufrir acoso escolar más adelante en la vida.

4. ¿Con qué parte necesitas ayuda?

En un aula Montessori, los pequeños son responsables de muchas cosas, incluyendo cuidar su entorno de trabajo. De hecho, los niños a menudo se enorgullecen de esa responsabilidad y dedican parte de su tiempo a organizar el sitio donde hacen sus tareas.

Sin embargo, no es menos cierto que en algunas ocasiones, un trabajo demasiado grande puede llegar a ser abrumador. En estos casos, en vez de hacer el trabajo en su lugar, el maestro le pregunta al niño cómo puede ayudarlo. No se trata de precipitarse y “salvarlo”, al estilo de los padres helicóptero, enviando el mensaje de que no es capaz de terminar por sí solo, pero tampoco es conveniente que el niño se sienta demasiado agobiado o frustrado.

Por ejemplo, en casa, cuando sea tarde y el niño todavía no haya guardado sus juguetes, en vez de hacerlo en su lugar, puedes preguntarle qué tipo de ayuda necesita. Él hará una parte y tú la otra. Así aprende que no puede escapar de sus responsabilidades pero que siempre podrá contar con tu ayuda.

5. Sigue al niño

Quizá se trata de la frase más importante que los maestros Montessori no se cansan de repetir a los padres y también se la recuerdan a menudo entre sí. Significa que debemos confiar un poco más en la línea de desarrollo interno que sigue el niño.

También nos recuerda la importancia de comprender los motivos detrás del comportamiento. Nos recuerda que todos los niños no caminarán al mismo tiempo ni leerán con la misma fluidez ni escribirán con los mismos trazos. Tampoco se interesarán por las mismas cosas.

Seguir al niño significa recordar que cada niño es único y tiene sus propias necesidades, pasiones y dones individuales, y que se le debe enseñar y guiar en consecuencia. Si no logras que tu hijo se interese por la lectura, intenta descubrir qué es lo que le apasiona y potencia eso. En vez de luchar en su contra, hay que unirse a él para ayudarle a desarrollar lo que le interesa y en lo que es realmente bueno.

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