Educación autodirigida
La mayoría de las familias todavía están muy lejos de considerar una escuela donde los niños y los adolescentes se encarguen de su propia educación. Donde no hay salones ni maestros, donde no exista un plan de estudios, tareas, exámenes o calificaciones. Es entendible, ya que casi todos los adultos han vivido la experiencia de una escolarización muy tradicional, donde todo lo antes mencionado es considerado la clave de una educación exitosa.
Sin embargo, casi todos estamos de acuerdo que el sistema educativo tradicional está fallando, que está obsoleto. Consideramos que los niños están malgastando su tiempo en la memorización de datos y hechos que, por un lado no son muy útiles en la vida real y que, por el otro, pueden encontrar con facilidad en Google en el momento que lo deseen.
Hay diferentes pedagogías alternativas, y en general son buenas. Pero hay sólo una rama que deja la total libertad y responsabilidad de su propia educación a los mismos alumnos: la educación autodirigida. Hay una cantidad enorme de investigaciones científicas que demuestran que este tipo de educación sí funciona - y funciona muy bien- porque es la forma natural en la cual aprende el ser humano. Si así aprendemos a caminar y hablar, así podemos aprender todo lo demás. Aprendemos principalmente por necesidad, interés y pasión. Eso es el gran motor que nos empuja adelante: porque nosotros mismos lo queremos.
A ningún padre o madre se les ocurriría ponerle tarea o ejercicios extras a su bebé para que aprenda a hablar o caminar. Tampoco pensaríamos en evaluar sus capacidades haciéndole pasar un examen o calificando sus avances. Vemos que aprende explorando libremente su mundo, jugando e interactuando con los objetos y las personas a su alrededor y con eso estamos satisfechos: hasta que cumplan la edad de la escolarización. De repente cambia todo.
A partir de este momento (según decisiones tomadas por personas que saben muy poco sobre cómo aprende el ser humano) el niño necesita aprender por imposición. Y se acaba la confianza que teníamos en los bebés: de que sí son capaces de aprender por su propia motivación. Los bebés sí pueden, pero cuando están más grandes no.
La pregunta es: ¿por qué pensamos que los planes de estudio elaborados por adultos pueden garantizar mejor que los niños aprendan lo que necesitan en la vida, que las propias elecciones de los mismos niños? Porque hemos sido programados para creerlo a través de nuestra propia escolarización. Sin embargo, no significa para nada que esa sea la mejor forma en la que aprenda el ser humano, biológica y neurológicamente hablando.
Muy por el contrario, los bebés aprenden en general a caminar y a hablar (uno o varios idiomas) sin que ninguno de estos criterios hayan sido cumplidos. ¿Cómo puede ser esto posible cuando ambas capacidades son consideradas entre las más difíciles para nuestra especie? Mucho más difíciles que aprender a leer y a contar.
Cuando un niño va a la escuela, tiene que renunciar a su autonomía y a sus propios intereses en favor de 1) la agenda del maestro y los planes de estudio y 2) el hecho de que todos los niños deben aprender lo mismo en el mismo momento.
Si al niño no le interesa la asignatura, o no ve ningún beneficio de ella para su propia vida, o siente que aprende mejor solo, o que va demasiado lento en la escuela, o al contrario, que va demasiado rápido, o que, simplemente, no funciona muy bien en un grupo grande, puede volverse un reto enorme para el maestro motivar al niño a que aprenda lo que estipulan los planes de estudio.
Niños sin motivación son un desafío para cualquier maestro, pero puesto que la realidad del sistema educativo público se ve así, tal vez la creencia de que “tiene que haber disciplina impuesta por parte del adulto”, no sea tan rara.
Por el contrario, en la educación autodirigida, como padres y madres nuestra labor consiste en crear las mejores circunstancias para que nuestros hijos puedan tomar sus propias decisiones y las iniciativas que quieran. No podemos bloquear el camino del aprendizaje de tus hijos, y eso lo harás cuando intentes controlar qué, dónde, cómo y cuándo aprenden.
Soltar el control y empezar a confiar en que sí son capaces, es algo de lo más difícil que hay, pero es el regalo más hermoso que podemos ofrecerle a cualquier niño. Eso es lo que le brindará la oportunidad de desarrollarse en un adulto creativo e independiente, autónomo y capaz de resolver todos los retos que llegan en la vida: incluyendo a qué dedicarse en el futuro, y también cómo lograrlo. ¿Qué más podríamos desear para nuestros hijos?
Si están interesados en conocer esta alternativa de educación, del 13 al 19 de marzo se llevará a cabo en Playa del Carmen un ALF Training, que es una experiencia de inmersión, un evento cocreativo de una semana para personas que quieran aprender formas ágiles, innovadoras y poderosas de trabajar en proyectos sociales, educativos, comunitarios o de trabajo. Está dirigido a practicantes (maestros, facilitadores, guías, familias, aprendices) de educación emergente o alternativa, interesadas en transicionar hacia la educación auto-dirigida. Para más información comunicarse al: (984) 137 0954
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