¿Cómo criar niños felices?
La clave, o al menos parte de ella, se encuentra en la educación que reciben los niños desde pequeños. Una crianza feliz que se repite generación tras generación nos permite educar a niños fuertes, emocionalmente seguros y felices que luego se convertirán en adultos resilientes, seguros y felices.
Estas son las palabras de la psicóloga estadounidense Jessica Joelle Alexander y la coach y terapeuta danesa Iben Dissing, quienes nos revelan paso a paso el método de crianza danés en el libro «Cómo criar niños felices».
Estas son las seis claves:
E-nseñarles a jugar
D-efinir la autenticidad
U-tilizar la redefinición para mejorar
C-rear empatía
A-prender a no poner ultimátums
R-eforzar el hyggie
Enséñales a jugar, pero de verdad
En una cultura altamente competitiva, los niños aprenden a competir entre sí rápidamente, incluso antes de comenzar el colegio. No obstante, los niños necesitan ser felices, no ser los mejores. Si los pequeños deben luchar continuamente por conseguir una meta, obtener buenas calificaciones o ganarse el reconocimiento de sus padres y profesores, no lograrán disfrutar plenamente de su infancia, se convertirán en víctimas del conclusionismo, con la mirada siempre puesta en el futuro, sin aprender a disfrutar del presente. Eso no significa que no deban plantearse objetivos, pero siempre debe haber espacio para el juego.
El juego libre es esencial, no solo en la infancia sino durante toda la vida. A través del juego se descubre el placer de dedicarse a algo sin perseguir un objetivo concreto, simplemente porque la actividad en sí produce disfrute. El juego libre nos permite conectar con nuestra parte lúdica, potencia una actitud mindfulness y estimula la creatividad. Por lo tanto, si quieres que tus hijos sean felices, asegúrate de que no estén con la vista clavada permanentemente en las pantallas sino que disfruten del juego libre. Déjales espacio para que exploren y descubran el mundo por su cuenta. Recuerda que un niño feliz debe jugar, alborotar y ensuciarse mucho.
Deja que sean auténticos
No intentes modelar a tus hijos a tu imagen y semejanza. Cada niño es único, tómate el tiempo que sea necesario para comprender sus potencialidades, necesidades y sueños, de manera que puedas ayudarlo a ser auténtico. Recuerda que cada niño debe desarrollar su propia manera de hacer las cosas y que tu misión es ayudarlo a encontrar su propio camino, no imponer una forma de hacer o pensar. Anímalo a expresar sus sentimientos de manera asertiva y a plantearse sus propias metas. Enséñale a escuchar su voz interior y a conectar con sus emociones.
Transmítele la idea de que lo más importante es centrarse en el esfuerzo individual y que no debe competir con nadie más que consigo mismo. Es importante que los niños no sientan la necesidad de compararse con sus hermanos o compañeros del colegio sino que comprendan que cada persona es única. De esta forma lo estarás ayudando a crear una autoestima a prueba de balas. Criarás a un niño seguro de sí, que sabe lo que quiere y que se esfuerza para conseguirlo.
Utiliza la redefinición para mejorar
Evita usar un lenguaje limitante y negativo con los pequeños porque estas palabras dejan una profunda huella en el cerebro infantil. En su lugar, intenta transmitirles una actitud más positiva que los ayude a enfrentar las situaciones difíciles de la vida.
No les digas a tus hijos qué hacer, cómo deben sentirse ni cómo deben enfrentar ciertas situaciones, anímalos a analizar los problemas desde diferentes puntos de vista. Utiliza el mecanismo de la redefinición para enseñarles que en la vida nada es completamente bueno ni totalmente malo, todo depende de nuestro punto de vista.
Crea empatía
La única manera para mantener relaciones sanas y afectuosas a lo largo del tiempo consiste en reforzar la empatía desde una edad temprana. El método danés para criar niños felices comprende que sin empatía se puede caer rápidamente en el narcisismo. Sin la empatía, los niños pueden convertirse en pequeños tiranos que padecen el Síndrome del Emperador, de manera que la convivencia en casa es prácticamente imposible.
Se trata de enseñarles a conectar con los sentimientos de los demás, de que comprendan que su libertad termina donde comienza la libertad del otro y de que respeten las ideas de los otros, aunque no estén de acuerdo con ellas.
Aprende a no dar ultimátums
Para que un niño sea feliz, necesita tener ciertos límites y reglas que le den un sentido a su mundo, pero también necesita tener libertad y que su opinión sea escuchada. Los daneses son conscientes de que es necesario desarrollar un estilo educativo más democrático que favorezca la autoconfianza. Por eso, en la mayoría de las familias no se dan ultimátums.
En vez de enzarzarse en luchas de poder, se desarrolla una crianza más respetuosa, donde las opiniones, necesidades y deseos de los niños se tienen en cuenta. Se trata de educar desde la cercanía, no desde el miedo o la imposición. Eso no significa malcriarlos sino enseñarles a que hagan valer sus derechos y comprendan desde pequeños que todas las opiniones son igualmente importantes, aunque no siempre tendrán la razón ni se hará lo que ellos quieran. El lema es: enseña a los niños a respetar y respétalos, así obtendrás respeto. Es sencillo.
Refuerza el hygge
El hygge es un concepto danés que significa pasar tiempo con las personas que quieres en un ambiente cómodo, íntimo y agradable. La palabra hygge también indica una intensa sensación de bienestar que implica sentirse en paz con las personas cercanas y ser capaces de disfrutar de un lugar con encanto.
Este concepto es clave para que los niños crezcan felices ya que les transmite la importancia de pasar tiempo de calidad con las personas cercanas, enfatizando en la importancia de estrechar lazos. No obstante, también les enseña a disfrutar del entorno y preocuparse porque este sea agradable y acogedor para todos.
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