Vicente Hernández, bajo un cielo estrellado…

Apasionado del Cosmos, amante de la ciencia y la naturaleza, Vicente Hernández nació en Guadalajara, Jalisco, y desde pequeño tuvo curiosidad por ver, conocer y entender el Universo.

“En realidad yo era como la mayoría de los niños: me gustaba observar insectos, tocar plantas, levantar rocas y descubrir qué había debajo de ellas, jugar con imanes y prismas... Me gustaba mucho salir de la ciudad con mi familia e ir a lugares que tuvieran agua, me parecía impresionante la cantidad cosas tan diversas que podías encontrar en ríos y arroyos, eran sitios llenos de vida. En la primaria, mi libro favorito era el de ciencias naturales y me gustaba hojearlo desde el primer día para ver los temas y los experimentos que haríamos el resto del año escolar. Siempre digo que yo era un niño normal, porque a todos los niños​ nos gusta conocer y descubrir cosas, el problema es que muchas veces la sociedad, la escuela y hasta la familia hacen que olvidemos esa pasión por la naturaleza. Pero esa es una de las cosas buenas de ser científico: uno jamás deja de ser un niño curioso.”

Se recibió de Ingeniero químico en la Universidad de Guadalajara; después hizo la Maestría en Astronomía y el Doctorado en Astrofísica en la UNAM. “La química me ha apasionado desde siempre; cuando estaba en la secundaria me gustaba hacer experimentos con sustancias más o menos simples. Sin embargo, la astronomía también me gustaba muchísimo, así que decidí hacer la maestría y el doctorado. Probablemente, en el fondo, algo que me ha movido durante buena parte de mi vida ha sido compartir y comunicar la ciencia con todo el mundo.”

Llegó a Playa del Carmen en diciembre del 2015 para trabajar en el proyecto de la Red de Planetarios de Quintana Roo, como Jefe del domo y Observatorio en el Planetario de Playa del Carmen y como coordinador de la red.

“De Playa me gusta la diversidad increíble de personas, eso me llama mucho la atención. Esto te permite conocer otras formas de pensar y de ver el mundo. Por otro lado, las playas y los recursos naturales son impresionantes. Aún no me acostumbro del todo al calor… pero voy mejorando.”

¿Cómo nace tu pasión por la astronomía?

“La verdad es que no lo sé… probablemente todos tenemos pasión por el Cosmos, por ver y conocer el Universo, pero al final, sólo algunos respondemos al llamado. Recuerdo que algunas veces salía por la noche con mi familia al patio trasero de mi casa. Ahí nos sentábamos y me quedaba horas viendo el cielo estrellado. Poco a poco fui leyendo libros y conociendo sobre constelaciones, estrellas, etc. Cuando me integré a la Sociedad Astronómica de Guadalajara en 1998, aprendí mucho más sobre telescopios, ubicar objetos astronómicos, etc. En realidad, mi pasión por la astronomía es como una ramita de algo más grande, que encierra conocer y aprender sobre la naturaleza y el Cosmos.”

“Intento hacer de la ciencia una forma de ver la vida. La ciencia te permite disfrutar sin temor, te ayuda a conocer las consecuencias de ciertas acciones, te sorprende todo el tiempo, te obliga a mantener una mente abierta pero escéptica, te obliga a cuestionarlo todo y a dejar a un lado todos tus prejuicios.”

¿En qué estás trabajando actualmente?

“Tengo muchos proyectos en la cabeza y algunas veces no logro concretar todos (eso es un gran defecto que tengo). Por lo pronto tengo como prioridad seguir aportando cosas en el Planetario Sayab, en la Red de Planetarios de Quintana Roo, terminar algunos artículos de investigación y seguir conociendo sobre la cultura Maya, especialmente la parte de arqueoastronomía.”

¿Mentores?

“Creo que al final, casi todas las personas que conoces te enseñan algo. A veces son ejemplo de cómo hacer las cosas y otras de cómo no hacerlas. En la parte de comunicación de la ciencia, probablemente Carl Sagan me ha inspirado mucho, también Neil de Grasse Tyson, Carl Zimmer, entre otros. Los escritores, a través de los libros, también son mentores fabulosos: Anton Chekhov, García Márquez, Milan Kundera, Alice Munro, Isaac Asimov, Juan Rulfo, Vicente Leñero, Mo Yan, entre otros.”

¿Dónde se puede conocer, observar y aprender del universo?

“En el Planetario Sayab (claro está). Pero también pueden entrar en mi página: naricesdetycho.org; en Twitter: @naricesdetycho; y Facebook: Vicente Hdez” “Hay dos cosas que me gustaría agregar. A los padres y adultos: dejen la curiosidad de los niños en paz. Motiven su gusto por leer, por soñar e imaginar, apóyenlos (o por lo menos no maten su instinto natural por conocer y preguntar). A los niños y adolescentes: el camino más emocionante que cualquier persona puede seguir es el que nos lleva a conocer y entender la naturaleza y el Cosmos. Ese camino se construye cuestionando, dudando e imaginando. Como dijera el gran comunicador Neil de Grasse: lo mejor de ser científico es que nunca dejas de ser un niño y, añadiría yo, de asombrarte.”

“Todas las buenas historias, novelas y ensayos de la literatura comienzan con una frase contundente, que te engancha. El cielo nocturno es eso: el anzuelo que nos lanza el Universo para desarrollar preguntas, imaginar lo imposible, soñar con el futuro e investigar el pasado. Ver, apreciar y conocer el cielo nocturno es de las mejores cosas que le pueden pasar a alguien en su vida.”