Vórtices

Me levanto muy temprano, preparo el café. Es un hábito que he venido haciendo inconscientemente desde hace un par de años, tiempo suficiente para convertirlo en uno de mis característicos rituales. Ya sé que millones de personas hacen lo mismo todas las mañanas y que no tiene trascendencia alguna, pero no creo que todos lo hagan escuchando a Silvio Rodríguez o Caetano Veloso.

Hoy el ritual tuvo “Compañera”, esa canción que es un poema y que Silvio hizo trova; que invade el universo a mi alrededor como un chubasco y forma un flujo turbulento de energía en el tiempo, que me atrapa en sus espirales y me transporta al pasado participio, a lugares lejanos, a pasajes remotos y recónditos en mi memoria; he terminado en mi infancia lo mismo que en mi adolescencia; y soy como un espectador adentro de una película; invisible a los personajes donde en ocasiones soy un actor secundario y otras veces el protagonista.

Silvio me lleva a Caetano; Caetano me conduce a Gal Costa; Gal nunca está sola, a menudo se hace acompañar de Marisa Monte. Cuando la espiral se disipa, me encuentro sentado frente a la computadora o en mi sala de estar escuchando una canción de Andrea Bocelli o Zizi Possi en el canal de YouTube en mi teléfono celular.

Por fortuna, y a fuerza de repeticiones, aprendí qué hacer frente a esos vórtices. Es simple, busco algo de qué asirme, y lo más cercano en esa circunstancia en particular es mi taza de café.

Por: Miguel Ángel García García

@letrasypalabras

Etiquetas: Edición 97