Descubre: hablemos de bosques y reforestación

Los árboles siempre han sido importantes para el medio ambiente, nos dan oxígeno y purifican el aire que cada vez está más contaminado por nuestras emisiones de carbono. Sin embargo, ¿realmente conocemos cuál es su impacto en el ambiente? y ¿por qué la reforestación es una de las soluciones más efectivas al cambio climático?

Según una investigación de Nature Climate Change, los bosques en el mundo capturaron el doble de dióxido de carbono de lo que se emitió desde 2001 al 2019, sirviendo como un sumidero de carbono completamente natural.

Tanto los bosques como las selvas tropicales brindan esta función natural de absorber el carbono del planeta, es por esto que es tan importante proteger los grandes sectores verdes que quedan en el mundo.

Las selvas tropicales más significativas pueden encontrarse en la Amazonia, el Congo y en el sudeste asiático. Sin embargo, estas también han sufrido las mayores catástrofes ambientales.

El sudeste asiático ha pasado a ser una fuente de emisiones de carbono al sufrir constantes ataques de deforestación, incendios controlados y drenaje de suelos en los últimos 20 años. Mientras que la Amazonia, que abarca nueve países de Sudamérica, se encuentra en la misma situación debido a la explotación ganadera y constantes incendios forestales para la comercialización de madera. Sin embargo, la selva del Congo es la que permanece con mayor salud, capturando alrededor de 600 millones de toneladas métricas de CO2 al año.

Más áreas protegidas

La protección de estas áreas es fundamental para no afectar el equilibrio natural de absorción de carbono, no obstante, también se necesita hacer algo al respecto con las pérdidas forestales que ya están afectando nuestros bosques. Es aquí donde entra el trabajo de la reforestación.

Según un informe de Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), “Una buena administración de la tierra podría tener un papel más importante en la lucha contra el cambio climático de lo que se pensaba anteriormente”.

Si todo el mundo practicara una mejor gestión de la naturaleza y sus recursos, se podría llegar a evitar hasta 11.3 mil millones de toneladas de dióxido de carbono al año para 2030, estando cada vez más cerca de cumplir los objetivos climáticos del Acuerdo de París, el cual busca limitar el aumento de la temperatura global por debajo de los 2°C.

El estudio de PNAS también indica que plantar árboles y otras actividades de restauración en hábitats naturales podrían ayudar a “reverdecer el planeta”. Además, la protección de estos espacios incluye las turberas, que se encargan de almacenar el carbono y manejo de suelos y pastizales, logrando completar hasta un 37% del total de las acciones necesarias para alcanzar la meta climática global.

Los bosques de latinoamérica

Latinoamérica se distingue por ser una región rica en biodiversidad, cultura y recursos naturales, por lo que juegan un papel importante en esta carrera contrarreloj por frenar la crisis climática.

La selva de la Amazonia ha sido víctima de un mal manejo de sus bosques, trayendo como consecuencia cambios drásticos en sus ecosistemas y las zonas habitables por el ser humano. Actualmente, el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE), registró los datos de deforestación de enero: el bosque amazónico perdió cerca de 8,424 kilómetros cuadrados, lo que equivale a un 8% menos que en el 2019. Sin embargo, el 2019 fue catalogado como el peor año de deforestación en la historia con 9,178 km2 perdidos.

Cada año se pierden porciones significativas de árboles que no suelen reponerse hasta cientos de años más tarde. En promedio, los meses con mayor deforestación son los de la temporada seca, la cual se extiende cada vez más debido a los cambios extremos en el clima. El 2020 también registró 22,000 focos de incendios forestales en el Pantanal, el cual es el mayor humedal tropical del planeta, perdiendo casi un tercio de su superficie en total.

La acción climática por detener estas prácticas insostenibles existen, pero no son lo suficientemente escuchadas por sus respectivos gobiernos. No obstante, existen iniciativas que están creciendo con la ayuda e organizaciones y fondos del clima, como es el caso de la iniciativa de reforestación en Rapa Nui, Chile.

Los fuertes vientos, sequías, incendios forestales y aumento del nivel del mar han afectado drásticamente a este patrimonio cultural, acelerando la erosión de la isla y amenazando con ello la habitabilidad humana. Desde agosto del 2020 se ha implementado un nuevo programa de reforestación, el cual tiene como objetivo combatir estos efectos negativos y restaurar las zonas degradadas, así como proporcionar una educación ambiental a las comunidades locales para implementar prácticas sostenibles de agricultura.

Otro gran ejemplo es el de Colombia, que está transformando la agenda pública del país en una con un enfoque más sostenible para combatir la deforestación y mejorar la gestión de sus bosques.

El ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, Carlos Eduardo, anunció en diciembre del 2020 el nuevo proyecto “Sembrar Nos Une”, el cual “busca reactivar la economía del país con la generación de empleo en todo el territorio nacional a través de la siembra y mantenimiento de árboles, con el fin de alcanzar nuestra meta de sembrar 180 millones de árboles al 2022”.

Guatemala es conocido por su riqueza en la cultura maya y su conexión con la naturaleza, es por eso que han logrado implementar un modelo exitoso para sus proyectos forestales que garantizan la correcta gestión de los bosques para un desarrollo económico sostenible.

A inicios de 2020, el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) anunció la extensión de este modelo, también llamado concesiones, por 25 años más, otorgando la autoridad a las comunidades locales del manejo los bosques en la Reserva de la Biosfera Maya. “Con ello se pretende continuar con el aprovechamiento y manejo de los recursos renovables que han generado empleo, gobernanza y evitar la migración”, según CONAP.

México también ha buscado mejorar sus prácticas forestales en los últimos años. Sin embargo, el director del CCMSS, Sergio Madrid, compartió una reflexión muy importante que se debe tomar en cuenta ante cualquier modelo climático en el mundo:

“Mientras México siga impulsado el modelo de producción agropecuaria que emplea semillas modificadas, grandes cantidades de fertilizantes químicos y pesticidas tóxicos en detrimento de la producción agroecológica, serán infructuosos los esfuerzos por mitigar las emisiones de gases contaminantes”.

Desde la administración del país en 2012, México se ha comprometido a reducir sus emisiones contaminantes (GEI) a 210 megatoneladas de CO2 para 2030, lo cual requerirá mayores esfuerzos para reducir la deforestación a cero y aumentar los programas de reforestación.

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Por: Mónica Gálvez
Fotografía por: CasarsaGuru/Gettyimages

Etiquetas: Edición 106