El poder del Jaguar
El 29 de noviembre se celebra el “Día Internacional de la Conservación del Jaguar”, así que le queremos dedicar este artículo al felino más grande del continente americano.
Hablar del jaguar en México es hablar de una deidad asociada al poder y la fuerza que podemos ver representada desde tiempos de los habitantes del país de hule, los Olmecas, los Mayas, Toltecas, Aztecas o Mexicas, y otros pueblos de Mesoamérica.
Sin embargo, la distribución geográfica de este gran félido ha disminuido al perder más de la mitad de su territorio en México, principalmente debido a las actividades antropogénicas que poco a poco han fragmentado y destruido su hábitat.
Los jaguares son animales solitarios excepto en épocas de reproducción sexual. Una hembra entra en celo cada dos años y no está asociado a ninguna época del año. Después de un periodo de gestación de 100 días aproximadamente darán a luz dos crías (se sabe que pueden tener hasta 4 pero lo más común son 2 cachorros) que dependen de la madre las dos primeras semanas de vida y la acompañarán hasta el segundo año de edad. Se sabe que las hembras son sexualmente maduras al segundo año y los machos pueden variar hasta el tercero o cuarto año. Al abandonar a la madre emprenden por su cuenta la búsqueda de un territorio propio y pareja. Este gran carnívoro no comparte territorio con otros machos, pero sí puede hacerlo con otras hembras reproductivas.
Actualmente es una especie protegida por leyes nacionales e internacionales además de estar enlistada en la NOM-059-SEMARNAT-2010 en la categoría “P” (en peligro de extinción) y en la llamada “Lista roja” de la IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) con el estatus NT “Near Threatened” (casi amenazado por sus siglas en inglés).
En México, la Península de Yucatán tiene aproximadamente la mitad de la población de jaguares de todo el país, y una gran porción de Quintana Roo es una de las regiones más grandes del país llamadas “Áreas regionales para la conservación del jaguar” (ARCJ), zonas como la Reserva de la biosfera de Sian Ka’an y el Área Natural Protegida Yum Balam (corredor Yum Balam- Sian Ka’an), así como un gran número de ejidos forestales dentro del Estado. La mayor proporción de esta área está cubierta por selvas medianas hacia el interior del continente y manglares a lo largo de la línea costera.
Además de la presencia del Jaguar
(Panthera onca) como único representante del género “Panthera” en el continente americano al que pertenecen el Tigre (Panthera tigris), el León (Panthera leo), el Leopardo (Panthera pardus), y el Leopardo de las nieves (Panthera uncia), sabemos de la presencia de otros felinos silvestres de México que comparten el mismo hábitat o coexisten junto al jaguar: Puma (Puma concolor), Ocelote (Leopardus pardalis), Jaguarundi (Puma yagouaroundi) y el Tigrillo (Leopardus wiedii) quienes comparten además las mismas amenazas y en algunos casos la misma categoría de riesgo en la NOM-059-SEMARNAT-2010.
Debemos mencionar que el único felino silvestre de México ausente en esta región es el “Gato montés” o “Lince rojo” (Lynx ruffus), ya que esta zona no forma parte de su distribución actual. El resto de los felinos antes mencionados se encuentran presentes en el municipio de Solidaridad debido a que aún se conservan áreas conectadas por vegetación, cuerpos de agua importantes y disponibilidad de presas (aunque bajo mucha presión por parte del crecimiento urbano y las amenazas que a continuación se explican).
Amenazas:
Actualmente se estima que las amenazas más importantes para el Jaguar en México son principalmente cuatro:
1. Pérdida y fragmentación de hábitat
2. Falta de conectividad del hábitat
3. Cacería (del Jaguar y de sus presas)
4. Conflicto con la ganadería
Otras amenazas que no son detalladas tienen que ver con las mencionadas anteriormente, por ejemplo: comercialización de sus partes (piel, colmillos, garras y cráneo), muertes por colisión en autopistas y carreteras mal planeadas, minería, cambio de uso del suelo y crecimiento urbano desordenado, falta de información y educación ambiental que promueva el conocimiento de la especie en cuestión, etc.
¿Qué podemos hacer?
Sabemos que la mejor oportunidad que tenemos para conservar a la especie son los corredores biológicos que favorecen al intercambio genético entre poblaciones gracias a la conectividad de selvas en buen estado de conservación, sin olvidar los programas de educación ambiental dentro de poblados, ranchos y otros asentamientos humanos en el hábitat de este gran felino.
No olvidemos que conservando al jaguar se conservan muchas otras especies y la cobertura vegetal que, además de capturar carbono, mejora la calidad de aire que respiramos y recarga nuestro gran acuífero.
Facebook: Jaguar Wildlife Center A.C.
Por: Raúl Padilla Borja
Director de Jaguar Wildlife Center A.C.
Etiquetas: Edición 110