Sostenibilidad en el manejo de nuestros residuos
’Hay suficiente en el mundo para las necesidades del humano, pero no para su avaricia”. -Mahatma Ghandi.
De un par de décadas para el presente, se ha venido permeando un concepto en nuestro léxico, nuestras ideas y nuestras acciones, en ciertas personas más que en otras, el de la sostenibilidad. E incluso existe una confusión entre este concepto y el de sustentabilidad. Aquí explicamos la diferencia: el término sustentabilidad se refiere, en específico, al uso (entiéndase por explotación, disfrute, etc.) correcto de los recursos naturales actuales, sin comprometer su uso a las generaciones futuras, esto significa que ser sustentable requiere de procesos que preserven, protejan y conserven los recursos tanto actuales como futuros. Por su parte, el termino de sostenibilidad incluye los procesos anteriores, pero es más moderno y se amplía en muchos aspectos sociales, pues busca un desarrollo (todo lo que este concepto signifique) y un bienestar equitativo, justo y armonioso entre las personas y su medio ambiente a lo largo del tiempo.
El concepto de sostenibilidad se aplicó por primera vez en 1987 en el Informe Brundtland, el cual se refiere a la búsqueda de un avance social y económico y ha sido ampliamente difundido por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Por su parte, los ODS son metas estratégicas promovidas por la Organización de las Naciones Unidas que buscan conseguir un futuro sostenible para todos. Se interrelacionan entre sí e incorporan desafíos globales a los que, de manera local, nos enfrentamos diariamente, como la pobreza, la desigualdad, el cambio climático, la degradación ambiental, la prosperidad, la paz y la justicia.
La sostenibilidad no es una moda, no es solo un hábito, ni es una obligación, debe ser una forma y estilo de vida. Es replantearnos nuestros comportamientos y conductas y modificarlas para adaptarlas a nuestra actualidad. Esto significa reflexionar nuestra educación, la forma en la que hemos aprendido y generar nuevos hábitos. En el caso del problema de contaminación ambiental a causa de nuestros residuos, por ejemplo, debemos entender que su origen se remonta a nuestros albores, cuando nuestros ancestros tomaban algún material del entorno, fuera un fruto para alimentarse, una herramienta para cazar o cortar carne, todo era de origen natural, de tal suerte que lo que les resultaba inservible, simplemente se soltaba, se aventaba o se dejaba en el medio, la naturaleza lo reintegraría a sus ciclos biogeoquímicos. No obstante, hemos olvidado que, desde hace unos siglos atrás, muchos de nuestros materiales generados, como los contenedores para conservar y proteger nuestros alimentos procesados han cambiado su composición, ya no son más producidos por la naturaleza, sino que son artificiales, producidos por el genio y la mano humana. Esto es sorprendente, pero también nos ha llevado al hecho de ser irresponsables con nuestros residuos que, al ser creados por el humano, tienen composición química diferente, en muchos casos una novedosa estructura molecular y ajena a los procesos biológicos que hacen posible su descomposición, digestión y por tanto reintegración rápida y eficaz al medio ambiente. En otras palabras, los organismos descomponedores, llámense bacterias, hongos y demás seres vivos no son capaces de digerir los nuevos materiales. El resultado, en el mejor de los casos, es su acumulación en los rellenos sanitarios construidos en todo el mundo, y en el peor de los casos, su dispersión por suelos, ríos, mares e incluso soplados y transportados por los vientos en la atmósfera. La solución a esta contaminación es evidente, si todos estos materiales son generados por nosotros, debemos responsabilizarnos por ellos, ya no atañe y ya no es capaz la naturaleza de degradar nuestros productos.
La composición química es un aspecto, otro tema a considerar para la sostenibilidad en el manejo de nuestros residuos es el aspecto temporal de su generación y de su remplazo, pues como bien lo menciona Herman Daly, economista ecológico estadounidense, profesor y galardonado en 1996 con el Premio Nobel Alternativo o Premio Right Livelihood, en su definición de principios de la sustentabilidad:
• Los recursos renovables no deben utilizarse a un ritmo superior al de su generación.
• Las sustancias contaminantes no deben producirse a un ritmo superior al que puedan ser recicladas, neutralizadas o absorbidas por el medio ambiente.
De esta manera, podemos percatarnos que no estamos cumpliendo con estos principios, pues estamos extrayendo materias primas más rápido de lo que se regeneran y estamos generando residuos más rápido de lo que los podemos reciclarlos.
Conseguir la sostenibilidad parece complicado, pero es posible, con mayor información, educados, conscientes de nuestro contexto actual y sobre todo con interés, es posible aspirar y quizá conseguir un estilo de vida sostenible, más armonioso con la humanidad, con nuestro entorno natural y con los demás seres vivos con los que compartimos este hermoso y único planeta Tierra.
*Maestro en ciencias y biólogo. Divulgador de la ciencia, escritor y ex director del Planetario Sayab. Capacitador, gestor y auditor ambiental. Un apasionado del conocimiento y de su exploración. Email: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Por: Cristóbal C. Carrión H.*
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