Economía circular, el nuevo paradigma

Por: Cristóbal C. Carrión H.*

‘’La economía, como la misma palabra indica, debería ser el arte de alcanzar una adecuada administración de la casa común, que es el mundo entero”.
Papa Francisco

Vivimos en un planeta único, con una variedad de exuberantes ecosistemas que han promovido y soportado la diversidad de formas de vida, ofreciéndonos bienes y servicios ambientales que hemos aprovechado y explotado, incluso más de lo necesario, lo cual nos ha permitido gozar de comodidades y hasta lujos. A lo largo de miles de años, hemos extraído del medio natural materiales diversos que hemos utilizado en nuestro desarrollo social, económico y tecnológico, sin que la naturaleza nos haya pedido renta o cobro, mostrándose siempre generosa hasta tiempos recientes, en los que empieza a mostrar factura, no solo en deterioro de la calidad de vida del humano, sino de todos los organismos que coexisten con nosotros en este planeta.

Sobre las consecuencias de nuestra ardua explotación de los bienes y recursos naturales ya todos hemos escuchado, incluso hasta la saciedad y hartazgo, a través de una infodemia que en algunos casos hasta nos ha hecho insensibles a muchos temas ambientales de importancia, como el mismo calentamiento global, la pérdida de cobertura vegetal, la extinción de especies y más. Hemos incluso intentado buscar culpables, señalando a gobiernos, empresas, sistemas políticos y económicos, no obstante, la verdad es que la razón puede estar más allá de todas esas probables causas, incluso estar en todas ellas, pues en todas ellas se hace evidente una cualidad que hemos desarrollado como humanidad de forma intensiva, la forma no sustentable de nuestro sistema de producción y consumo y su destructiva y voraz linealidad. Y es que, hasta nuestros días, en la mayoría de los países del mundo, sigue activa esta manera de desechar los productos que consideramos inútiles, confinarlos en enormes terrenos y cubrirlos con tierra, lo que conocemos como rellenos sanitarios; en lugar de volver a aprovecharlos en la cadena de producción y con ellos disminuir la cantidad de recursos extraídos de la naturaleza. Con este modelo, se hace evidente una catástrofe ambiental sin lugar a dudas, ya que nos estamos dedicando a explotar los recursos de un planeta que es finito y, por otro lado, cubriendo su superficie con materiales artificiales, muchos de ellos tóxicos que dañan a un sinfín de organismos vivos en el ambiente.

La solución más obvia es volver a utilizar nuestros residuos. En principio, cambiar la idea del término basura y entender que los residuos de unos son la riqueza de otros, que cuando compramos un artículo, cualquiera que venga en contenedor, envoltura, embalaje o cobertura, ese material también lo estamos comprando, no nos lo regala el vendedor y por tanto es dinero, el cual podemos regresarlo a la cadena de producción como materia prima en los nuevos ciclos, reintroduciéndolos al ciclo económico y de producción como un material valorizable. La mayoría de los materiales que generamos pueden ser reciclables, el PET, HDPE, LDPE, vidrio, papel, cartón, metales, etc., y pueden comercializarse para someterlos a cualquiera de las 7 R´s, Rediseña, Reduce, Reutiliza, Repara, Renueva, Recupera y Recicla. Esto es posible si desde sus fuentes de generación se les da una adecuada disposición, manteniendo su relativa limpieza y sometiéndolos a nuevos procesos productivos. Por ejemplo, el PET se procesa para convertirse en fibras de poliéster, para prendas y ropa, el papel se procesa para generar nuevo papel o cartón para distintos fines, el vidrio se funde para hacer más productos de vidrio, y así con muchos materiales más, promoviendo una economía circular que es del todo productiva y benéfica para el ambiente. Incluso los residuos orgánicos son altamente valorizables, pues en el proceso de descomposición, liberan gas metano que puede ser colectado para utilizarse como combustible, los lixiviados procesados, como nutrientes vegetales y el restante sólido como abono, tan útil para reforestar nuestras ciudades. Todos estos procesos requieren un cambio de paradigma, de los sistemas y procesos que hemos venido realizando y del cambio de nuestros hábitos, para dar lugar a cambios que pueden ser desde muy pequeños a enormes beneficios sociales y naturales. Países con mayores ingresos económicos ya están en esta vía de manejo de sus residuos, pero aún falta que la mayoría de países restantes avancen en estos desarrollos. Algunos mecanismos y maquinarias involucradas en estos procesos pueden ser caras, lo cual requiera la participación de gobiernos o grandes empresas, pero otros procesos son fáciles y muy básicos, lo cual solo amerita la voluntad de las personas, una actitud responsable y de respeto al medio ambiente; aunque en otro sentido solo es necesario el ingenio y la creatividad de ver en los residuos una mina de materias primas esperando a ser reintroducidas nuevamente a los procesos productivos y comerciales. En cualquiera de los casos, urge para conseguir un medio ambiente sano, para preservar los recursos naturales del planeta en que vivimos y ofrecerles paz a las criaturas a las que, con cada extracción, se les despoja de sus hábitats y ecosistemas.

*Maestro en ciencias y biólogo. Divulgador de la ciencia, escritor y ex director del Planetario Sayab. Capacitador, gestor y auditor ambiental. Un apasionado del conocimiento y de su exploración.
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