Celebrando la vida en todo su espectro 22 de mayo, Día Internacional por la Biodiversidad

Por: Cristóbal C. Carrión H.*
Si imaginamos al planeta Tierra como a una persona, la biodiversidad sería como sus tejidos celulares, los cuales en interacción constante y permanente dan función y estructura y generan lo que entendemos como vida.Hasta el día de hoy, la humanidad no ha encontrado ninguna manifestación de vida más allá de este planeta al que llamamos Tierra: el lugar que habitamos, nuestro hogar. Sabemos, además, que los organismos vivos que coexistimos en él no hemos estado presentes desde siempre, sino que surgimos una vez que se dieron las condiciones ambientales necesarias para nuestra supervivencia, aproximadamente mil millones de años después de su formación y enfriamiento.
Existen pruebas obtenidas mediante datación radiométrica en materiales biogénicos estromatolíticos que indican que los seres vivos más antiguos, conocidos como arqueas, habitaron la Tierra hace alrededor de 3,700 millones de años. Eran microorganismos muy simples: células sin núcleo definido ni algunos organelos que presentan las células eucariotas, las cuales ofrecen un mayor nivel de complejidad. Se estima que estas células más complejas aparecieron hace aproximadamente 2 mil millones de años.
En aquel entonces, el ambiente terrestre era considerablemente más hostil, con una atmósfera compuesta por elementos químicos muy distintos a los actuales. A esta etapa se la conoce como el Eón Arcaico.
Desde entonces y hasta hoy, la vida ha persistido, atravesando episodios complejos, pero siempre en constante adaptación. A lo largo del tiempo, los seres vivos han coevolucionado con el ambiente, modificándolo y siendo transformados por él. Un ejemplo significativo de esta interacción es la acción de los primeros organismos multicelulares que habitaron ambientes acuáticos: se cree que produjeron tal cantidad de oxígeno que alteraron por completo la composición de la atmósfera, dándole las características que hoy conocemos.
Ese fenómeno propició la evolución de nuevas especies biológicas. Durante la era Paleozoica, ocurrió una explosión de formas de vida que poblaron los mares y, más adelante, provocaron que muchos seres vivos exploraran el ambiente terrestre. Así la vida se entiende en un proceso de adaptación, cambio, sobrevivencia y evolución. Evolución significa transformación y es una característica intrínseca no solo de la vida, sino del universo entero.
Se estima que, a lo largo de la historia de la vida en la Tierra, han existido millones de formas distintas de organismos. De esa asombrosa diversidad, solo alrededor del 1% sobrevive en la actualidad. La vida ha demostrado ser capaz de desplegarse en una multitud de formas, desde enormes dinosaurios de hasta 40 metros de longitud y 7 metros de altura, hasta seres humanos capaces de reflexionar sobre el propio proceso evolutivo que ha dado origen a la diversidad biológica. Sin embargo, esta especie, que apenas lleva 300 mil años sobre el planeta, está causando la desaparición acelerada de muchas otras. La explotación desmedida de los recursos naturales, la contaminación y la alteración térmica de la atmósfera están provocando una crisis ambiental global sin precedentes. Por eso, cada 22 de mayo el mundo conmemora el Día Internacional de la Diversidad Biológica, una fecha proclamada por la ONU para generar conciencia sobre su importancia y la urgente necesidad de protegerla. Esta conmemoración se establece en referencia al Convenio sobre la Diversidad Biológica, firmado en 1992, uno de los tratados ambientales más relevantes a nivel internacional. Su objetivo es conservar la biodiversidad, promover su uso sostenible y garantizar una distribución equitativa de sus beneficios. A más de una década de su adopción, este acuerdo continúa siendo fundamental para dar visibilidad al estado actual de la biodiversidad, reforzar el compromiso global con su conservación y fomentar una mayor participación social en su protección.
La biodiversidad no es solo motivo de admiración; es esencial para el mantenimiento de la vida tal como la conocemos. Cada especie ocupa un nicho ecológico específico y cumple una función en la red que sostiene los sistemas naturales: se interrelacionan, se sostienen y se proveen mutuamente de los recursos necesarios para sobrevivir. Cuando una especie se extingue, ese equilibrio se rompe. Se alteran el aire limpio que respiramos, el agua, los alimentos y medicinas que obtenemos de la naturaleza. También se ve comprometida la regulación del clima, los ciclos naturales, la fertilidad de los suelos y la salud de los océanos. Todo está conectado. La humanidad es dependiente, como todas las demás especies, de estas mismas interrelaciones formadas con la biodiversidad. Hoy, la riqueza y diversidad biológica están amenazadas, si este proceso de deterioro continua, estamos condenándonos, junto con muchas otras especies, a la desaparición.
* Maestro en ciencias y biólogo. Divulgador de la ciencia, escritor y ex director del Planetario Sayab. Capacitador, gestor y auditor ambiental.
Un apasionado del conocimiento y de su exploración.
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