Poco apoco se empieza…

Cuántas veces hemos escuchado esta sencilla frase: “poco a poco se empieza”. Si lo meditas bien, tiene un gran peso… porque no es nada sencillo “empezar”. A cuántos de nosotros se nos ha complicado empezar con un proyecto, empezar leyendo un libro, una actividad física, empezar con un negocio, empezar el diálogo asertivo con la pareja, empezar una dieta, un nuevo estilo de vida, empezar nuevos hábitos, empezar… , empezar… Es una acción que nos toma trabajo, si así lo queremos ver, depende de nosotros qué tanto queremos que nos cuesten las cosas… Y el “empezar”, si lo piensas, (en sentido figurado) nos va costar; entonces la acción que debemos tomar es: NO “pensar” en empezar…

Y así me sucedió, quiero contarte…

A sabiendas que por todos lados fluye la información, se habla de ello en cada parte del mundo… no es difícil tomar acción, EMPEZAR, con hábitos en pro del medio ambiente. Porque como bien lo saben, el problema de la contaminación en el mundo nos ha alcanzado, y esto ha derivado cambios climáticos en toda la faz de la tierra, así como la basura desmedida por doquier, afectando ecosistemas, vida silvestre y nuestra propia ciudad. No quiero meterme mucho en este tema, porque estoy segura de que YA lo saben. Yo lo sabía, lo hablaba, lo comentaba, debatía, compartía información; todo en teoría, nada a la práctica, como muchos de ustedes en este momento… Hasta que un día, en una cena con amigos, uno de ellos me abrió los ojos, que con un solo comentario respecto a las bolsas de plástico me hizo sentir pequeñita mientras bebía un delicado sorbo de mi cerveza. Fue tal su rabieta sobre cómo la gente no era lo suficientemente consciente para erradicar de su vida el consumo de las bolsas plásticas, de los plásticos en general, su frustración ante tal comentario, me hizo analizar y darme cuenta, que YO era de “esas personas”. Yo seguía consumiendo bolsas, y plásticos de un solo uso, yo era una de ellas. Y darme cuenta en ese preciso momento que, a pesar de saberlo, de leer, de estar informada, no hacía nada, me mantenía igual, contaminando, todo lo mío era teoría… Esto sin duda me llevó a la práctica, me hizo EMPEZAR a modificar mis hábitos de consumo desmedido de plásticos.

Así que, a EMPEZAR… Un día llegué al supermercado y me propuse no llevarme bolsas de plástico, no usar esas que siguen dando en el área de frutas y verduras, a NO recurrir en llevarme las que te dan al terminar tu compra. Aún no conseguía las bolsas de tela para las verduras, pero eso no me iba a impedir EMPEZAR, pedí una caja de cartón y ahí coloque de a poco mis frutas y verduras. Al llegar a la lechuga hidropónica, que tanto me gustaba, por fin pude ver con otros ojos lo que representaba adquirirla, un producto fresco en un contenedor de plástico, la tome unos segundos y me despedí de ella, opté por esa que entre una y otra hoja marchita se encuentra acompañada de las demás lechugas. Y así, poco a poco, me di cuenta que el pan de caja trae una bolsa, que el amaranto viene en bolsa, que los quesos la traen, que los edamames y frutos rojos congelados vienen en bolsa, y así todo, todo lo que me gusta viene en bolsa, incluso al pedir jamón de pavo viene acompañado en una bolsa… A esto de inmediato le pensé una solución, llevar mi tupper y pedirle a la señorita de salchichería que me surta en mi envase. Al inicio la gente a mi alrededor se me quedaba viendo, y la despachadora me hacía caras y se negaba.. o me daba la bolsa y luego lo ponía en mi tupper, hasta que les explique cómo usar el botón TARA en la báscula.

Y así EMPEZÓ mi camino. Cada producto alimenticio que compraba, desde el yogurt, shampoo, pasta dental, jabón, cloro, limpiador de esto y lo otro y lo demás viene en plástico, que al llegar a casa y usarlo en automático lo volvemos basura. Por lo que decidí hacer compras responsables en beneficio del medio ambiente, modificar hábitos de consumo, comprar jabón biodegradable, dejar de usar suavizante de ropa, rellenar mis envases de ser posible.

Todo ello me concientizó poco a poco, por lo que el segundo paso tenía que ser EMPEZAR a crear mis productos de higiene personal y, así casual, me topé con una excelente maestra que me mostró el maravilloso mundo de la herbolaria y la alquimia, me enseñó todo lo necesario para EMPEZAR mi cambio en pro del medio ambiente. Desde Shampoo sólido, jabón corporal, desodorante, pasta dental, repelente de insectos, bálsamo labial, bálsamo hidratante, pomadas, etc… Al cabo de unos días adquirí mis insumos básicos y me di a la tarea de fabricarlos.

Adaptarte a estos nuevos productos es sumamente fácil, y lo mejor es que realmente te consta que todo lo que produces es natural y son productos que no volverás a adquirir y por ende no tendrás recipientes que desechar.

Por lo que hoy quiero regalarte los ingredientes necesarios para hacer tu primer desodorante natural:

Desodorante Sólido:

Ingredientes

• 1 cda. de bicarbonato de sodio
• 1 cda. de maicena
• 1 cda. de aceite de coco
• 8 g de cera de abeja
• 12 gotas de aceite esencial de lavanda

Función

• Antibacteriano, elimina el olor
• Elimina impurezas, previene manchas
• Antiséptico
• Humecta y suaviza la piel
• Propiedades antibacterianas y antimicóticas

Procedimiento:

En un recipiente de vidrio vierte el bicarbonato de sodio, la maicena y el aceite de coco. Revuelve perfectamente hasta obtener una pasta viscosa. Luego coloca la mezcla a fuego lento, a baño maría, e incorpora la cera de abeja. Revuelve con un palito de madera hasta que la cera se haya disuelto por completo. A continuación, vierte el resultado en un pequeño recipiente de vidrio (frasco pequeño con tapa) y finalmente añade las gotas de aceite esencial de lavanda. Mézclalo nuevamente con tu palito de madera para que se incorpore perfecto el aroma y tapa de inmediato. Déjalo reposar unas horas y lo podrás usar.

Sigue estos pequeños pasos y EMPIEZA como lo hice yo. Cambiando hábitos de consumo y aprendiendo a fabricar tus productos de higiene personal.

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