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Alejandro Magno prohibió el uso de la barba a sus soldados

Si bien cortarse la barba está prohibido por la Biblia “No cortaréis en redondo el borde de vuestras cabezas ni dañaréis la punta de vuestra barba”, el conquistador Alejandro Magno, considerado durante siglos el estratega más grande de todos los tiempos, prohibió a sus soldados el uso de la misma. Esta medida fue tomada después de que sus tropas perdieran varias batallas contra los persas porque estos les agarraban la barba, los hacían caer de sus caballos, los capturaban o degollaban. Muchos ejércitos modernos prohíben el vello facial a menos que el soldado obtenga permiso expreso. Esto incluye Finlandia, Irlanda, México, Noruega y Estados Unidos. Las razones por las que se puede pedir este permiso incluyen la religión, acné o ser asignado a una misión en Afganistán y otros países musulmanes, para mejorar las relaciones con la población local. La prohibición se basa en razones prácticas más que en una cuestión de estética.

El encendedor se inventó antes del fósforo

El primer encendedor fue producido en 1826 por Johan Wolfgang Döbereiner, un químico alemán, mientras que los fósforos como los conocemos hoy en día fueron inventados en 1827. Este invento, llamado la lámpara de Döbereiner, era un muy peligroso cartucho lleno de hidrógeno que era activado por un catalizador de platino y se empleó hasta el año 1880 aproximadamente. Sin embargo, los encendedores no lograron tener popularidad hasta que Zippo comenzó a producir el invento de Döbereiner en masa con un diseño menos peligroso y más práctico para el público en general en 1930. El norteamericano George Grant Blaisdell comenzó a comercializar los Zippo por tan solo 1,95$ e iba acompañado de una promesa de valor que definiría a la marca el resto de su vida: “Funciona o te lo arreglamos gratis”. A pesar de ello, la historia de la fósforos es un poco más larga. En China se utilizaban desde el siglo X. Los chinos idearon usar palitos de pino impregnados en asbesto los cuales se sumergían en una solución fosfórica para así poder crear el fuego. En pleno siglo XVII Hennig Brand, farmacéutico y alquimista aficionado alemán que vivió y trabajó en Hamburgo, aisló el fósforo. Y en 1680, el químico e inventor inglés Robert Boyle se le ocurrió revestir de fósforo un pequeño pedazo de papel y poner azufre a la punta de una astilla de madera, que al ser frotada contra el papel se encendía. Pero a pesar de haber tenido tanto tiempo para descubrir este elemento combustible, recién en 1827 fueron inventados los verdaderas fósforos. En ese año un químico inglés llamado John Walker hizo cerillos de palillos largos con una combinación de sulfato de amonio, clorato de potasio, goma y almidón al final. Llamó a sus invento “The congreves”, en alusión al cohete inglés Congreve.

Las zanahorias originalmente eran moradas

El nombre científico para designar a la zanahoria es Daucus Carota. En España, la introdujeron los árabes y su nombre procede del árabe andalusí “safunnárya”. De ahí, su consumo se extendió al resto de los países de Europa. La prueba más antigua que se conoce de su uso por parte de humanos data del año 3.000 a. C., en Afganistán. Aquellas zanahorias eran de color morado por fuera y amarillas por dentro. Más tarde, cuando los comerciantes árabes extendieron su semilla por Asia, África y Arabia, surgieron variedades con diferentes tonos de morado, blanco, amarillo, verde e incluso negro. La primera zanahoria de color naranja, como la conocemos hoy en día, se cultivó en la Holanda del siglo XVI, y fue el resultado de un cruce deliberado para que coincidiese su color con el de la casa real holandesa de Orange. En el siglo XVI, los holandeses eran los principales productores europeos de este vegetal, y todas las variedades modernas descienden de sus cuatro tipos de color naranja: la Early Half Long, la Late Half Long, la Scarlet y la Long Orange. En la actualidad el mayor productor mundial de zanahorias es China, con una producción anual de 8 millones de toneladas, siendo la segunda hortaliza que más se consume en el mundo, después de la papa.

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