Sabías que...

La primera canción de la historia se creó hace 3,400 años

La primera canción escrita, considerada el primer himno musical de la historia, fue descubierta por un grupo de arqueólogos liderados por Emmanuel Laroche en la década de los 50 del siglo pasado, cuando excavaron el Palacio Real de Ugarit, ubicado en la ciudad homónima, región de la antigua Sumeria, actual Siria, con la intención de recoger información sobre las antiguas civilizaciones de Oriente Medio.

Esta canción fue escrita en idioma hurrita y plasmada en una tablilla de arcilla en el año 1,400 a.C. Laroche publicó los primeros fragmentos, de los 36 de esos himnos encontrados, entre los años 1955 y 1968, que después fueron estudiados por arqueólogos de todo el mundo.

Según los expertos, esta canción estaba dedicada a la diosa Nikkal, madre de Yarikh, y protectora de los huertos. Su nombre significa “Gran Dama”, por lo que podría señalar los motivos de esta primera obra dedicada a que los dioses protegieran las cosechas de los hombres antiguos.

Se encontraron diferentes anotaciones, junto a estas tablillas, sobre cómo representar la obra correctamente, recomendaban utilizar arpa o lira para dar más profundidad y cómo afinar el instrumento para tocarla.

La doctora Anne Kilmer, especializada en estudios de Oriente Próximo en la Universidad de Berkley, pasó más de 20 años para descifrar la tablilla número 6, la única que se encontró completa en las excavaciones. Y, en 1972, logró terminar su trabajo e interpretó la obra para que otros músicos pudieran sentir la experiencia de tocar la primera canción escrita de la historia y, así, conservarla para siempre.

Puedes escucharlo aquí.

Los chinos inventaron el papel higiénico

¿Te imaginas tu vida sin este humilde artículo de higiene? El papel higiénico nació en China hace 2,600 años. No se trataba del mismo rollo de papel que conocemos hoy en día. Quizá no deberíamos llamarlo “papel” si revisamos los distintos materiales que las antiguas civilizaciones utilizaban para limpiarse: lechuga, trapos, pieles de animales y hierba. Por ejemplo, en la Antigua Grecia hacían una peculiar masa de arcilla y piedras; en Roma, una esponja empapada en agua de mar amarrada a un palo; y los inuit, esquimales habitantes de zonas como Groenlandia y Canadá, combinaban el musgo en verano con la nieve en invierno. Pese a todo, la higiene personal era cosa más bien de las clases pudientes y las élites más poderosas de entonces.

Tuvieron que pasar muchos cientos de años para llegar al papel higiénico actual. En concreto, apareció a finales del siglo XIX, cuando los hermanos Scott tuvieron la idea de venderlo. No fue una tarea fácil debido a las numerosos prejuicios sociales, pues se consideraba inmoral y dañino para la salud que estuviese a la vista de todos en las tiendas y los aseos.

Mucho han cambiado las cosas en poco más de un siglo. Y es que el papel higiénico pasó de ser en sus orígenes un producto vendido prácticamente en la clandestinidad a ser uno de los artículos que muchas personas no dudarían en llevarse a una isla desierta.

El cocodrilo puede comer una vez al año

Este animal, con una piel durísima, puede vivir más de un siglo y sobrevivir comiendo sólo una vez al año. Además de contar con un metabolismo muy lento, los cocodrilos tienen sangre fría y cerebros pequeños que no necesitan calor. Es así que a diferencia de los mamíferos, no necesitan gran cantidad de energía para mantener su temperatura corporal. Esto sucede porque son ectotermos, lo cual significa que reciben el calor de su entorno, toman el sol cuando lo necesitan y se refrescan en el agua. Y además, pueden reducir el ritmo de su corazón a uno o dos latidos por minuto.

Sus estómagos son extremadamente ácidos, lo que les permite digerir huesos, conchas e incluso cuernos, para extraer la mayor cantidad de energía posible de sus presas.

Después de una buena cena, son capaces de almacenar gran parte de la energía ingerida. Y aunque la mayoría de esa especie come unas 50 veces al año, pueden sobrevivir un año entero, e incluso dos o tres años, sin comer.

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