Sabías que...

El origen del despertador se remonta a la antigua Grecia.

Este dispositivo, que sigue siendo en la actualidad uno de los más utilizados en innumerables hogares, fue creado en la antigua Grecia por Ctesibus (285-222 a. C.), un ingeniero e inventor helenístico quien inventó el reloj de agua. Para hacer este primer intento similar al despertador montó sus clepsidras, o reloj de agua, con un dial y un puntero para indicar el tiempo. Luego desarrolló un sistema que dejaba caer unos pedales, que estaban configurados para terminar en intervalos de tiempo específicos, en un gong para hacer un sonido. Sin embargo, el sonido de los relojes de agua no eran lo suficientemente fuerte como para despertar a una persona.

Más tarde, el antiguo filósofo griego Platón (428–348 a. C.) hizo su propia versión de un despertador con vasijas donde el agua primero se vertía en un recipiente superior que se filtraba a un ritmo específico a otro recipiente con una pipeta axial. Cuando este segundo recipiente se llenaba, su agua caía rápidamente en un tercer recipiente cerrado, lo que obligaba al aire a salir silbando a través de un tubo. Este podría haber sido el primer dispositivo para despertar conocido en la historia humana.

Fue hasta 1787 cuando Levi Hutchins, un relojero de New Hampshire (Estados Unidos), inventó un objeto parecido a los despertadores actuales. Lo normal en la época era despertarse de una manera natural, cuando salía el sol o cantaba el gallo, pero Levi debía levantarse a las 4 de la madrugada. Por lo que decidió poner una palanca en el número 4 de su reloj, de manera que cuando la manecilla llegase a tal número hiciese sonar una campana. El único inconveniente de este reloj es que era de “alarma fija”, y recién unos años más tarde se inventó el despertador donde se podía seleccionar la hora de la alarma.

La ballena azul antártica es el animal más grande del planeta.

Llegando a pesar hasta 180 toneladas, el equivalente a unos 33 elefantes, la ballena azul antártica (Balaenoptera musculus Intermedia) es el animal más grande del mundo. Con unos 29 m de largo, su corazón es del tamaño de un automóvil pequeño y durante la temporada principal de alimentación puede consumir alrededor de 3,600 kg de krill por día. Además, es el animal más ruidoso de la Tierra, ya que sus cantos alcanzan los 188 decibeles. El silbido de baja frecuencia que emiten las ballenas puede escucharse a cientos de millas y probablemente es utilizado para atraer a otras ballenas azules.

Desde el año 2018, se clasificó a la especie como “en peligro crítico” de extinción según la Lista Roja de la UICN, pues su población se redujo drásticamente pasando de unos 125,000 en 1926 a 3,000 ejemplares y actualmente está recuperándose muy lentamente de los impactos de la caza de ballenas del siglo XX.

El corazón late a un ritmo de 70 veces por minuto.

Un adulto promedio tiene alrededor de 4,5 a 5,5 litros de sangre circulando dentro de su cuerpo. El corazón es una bomba que late aproximadamente 100,000 veces por día, un promedio de 70 veces por minuto para distribuir la sangre a todo el cuerpo, transportando oxígeno a todas sus células. En cada una de estas dilataciones y contracciones, el músculo cardíaco bombea 90 mililitros de sangre, que recorre el cuerpo en apenas un minuto a una velocidad de dos kilómetros por hora.
Después de distribuir el oxígeno, la sangre vuelve al corazón. Desde allí se bombea hacia los pulmones, donde se vuelve a cargar de oxígeno. Este ciclo se repite una y otra vez.

El corazón de los recién nacidos late bastante más rápido que el de un adulto, llegando a 190 veces por minuto.

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