La Vuelta al Cole y... ¿sólo a llenar la mochila?

Resulta difícil creer que ya haya pasado más de un año sin que nuestros niños y jóvenes asistan de manera física a la escuela. Tiempos que se hicieron lentos, estrategias que se pusieron en marcha para comenzar una escuela virtual que permitió seguir comunicados y compartir contenidos. Modalidad compleja para muchos. Sistema escolar, familias, niños y jóvenes.

Y aquí estamos, el regreso a clases confiamos será pronto y, por lo tanto, nos preguntamos ¿cómo será?… Otra vez a preparar mochilas y listas de libros, libretas y materiales. Otra vez a organizar horarios, ingresos, egresos; “yo lo llevo, tú lo retiras” … “te vuelves con el papá de fulano” … “tienes plata en la mochila por si acaso” Y… a ponerse nuevamente todo sobre la espalda e ingresar por esa gran puerta a la escuela, ingreso que se ha transformado en una especie de portal lleno de recuerdos, encuentros, expectativas, fantasías, deseos y temores. Pero, nosotras nos preguntamos ¿es esto lo único que necesitamos preparar, tanto para nuestros niños y jóvenes, así como para los adultos?

Desde la mirada integral que nos regalan nuestras disciplinas, sumadas a la experiencia personal y profesional, es que creemos necesario anticipar y preparar el regreso a la escuela. Preparación basada en la conciencia, el registro y la elaboración de lo vivido por el cuerpo. Abordarlo desde diversas perspectivas, ya que no solo implica llegar a este portal con mochila llena, ingresar y a lo de siempre.

Los invitamos a cuestionar ciertos aspectos junto a nosotras desde una mirada psico-emocional, práxico-motriz y cognitivo-conductual. ¿Qué experimentamos a nivel sentimental y emocional durante esta pandemia? ¿Cómo elaboramos la distancia, las pérdidas o las nuevas incorporaciones a la familia? ¿Le dimos posibilidad a la recreación, a la exploración? ¿Qué lugar se le dio al cuerpo, al juego y al aprendizaje? ¿Cuál aprendizaje?

Durante todo el año nos preocupamos y ocupamos por el aprendizaje del contenido escolar, pero… ¿nos ocupamos del aprendizaje de contenidos para la vida? ¿Le dimos tiempo a nuevos vínculos, así como a modos de vincularnos? ¿Qué conductas han surgido del estar en casa, del compartir del hacer y del no hacer?

Por estas cuestiones, creemos que el regreso a clases viene cargado de una mochila enorme de emociones, sensaciones y manifestaciones. Llegamos siendo los mismos sujetos, pero con un cuerpo físico, cognitivo y emocional distinto, tras haber atravesado un año lleno de historia que no debemos pasar por alto. Familias y educadores debemos anticipar y preparar un espacio de escucha y reflexión, tanto interno como externo.

Priorizamos la calidad humana y profesional para ponernos a disposición del niño, del joven y su familia, conectando saberes de disciplinas como lo son la Educación Especial, la Psicomotricidad, la Psicología, entre otras. Desde las cuales evaluamos y valoramos procesos cognitivos, el aprender; observamos al cuerpo del sujeto. Lo abordamos desde lo funcional y la funcionalidad, otorgamos sentido al ser y al hacer con el cuerpo como medio de interacción para la vida. Por ello es que nos gustaría detenernos y pensar cómo ha sido la asimilación de conocimientos y si se ha logrado un verdadero aprendizaje para que nuestros niños y jóvenes puedan accionarlo en su vida diaria. Hemos podido respetar el saber del cuerpo, teniendo en cuenta las posibilidades de hacer con él.

Decimos que hay aprendizaje cuando un conocimiento nuevo, una vez vivenciado corporalmente, puede ser apropiado de manera que pueda ser accionado en mi hacer cotidiano. Y… apropiar/vivenciar es hacer cuerpo, pasar por el cuerpo y para ello es necesaria la capacidad de registro.

Hablamos de aprendizaje cuando otorgamos tiempo y espacio para el registro de lo vivenciado, poniendo mirada, escucha y palabra. Por ello es que el regreso escolar va a significar poner al cuerpo en escucha y movimiento para que surja el aprendizaje significativo. Va a necesitar exploración, manipulación, juego, emoción; registro y elaboración de lo vivenciado. Compartirlo y transformarlo en juego, ponerlo en palabras y en movimiento, diversidad que puede sencillamente abrir paso al contenido escolar.

Esperamos que de esta lectura surjan aún más interrogantes que permitan elaborar lo vivenciado y también prepararnos para disfrutar la vuelta. Realizar juegos y actividades, montar escenarios de vida diaria para que puedan nombrar, caracterizar, contabilizar, leer, dimensionar, utilizar fracciones, en fin... todos los aprendizajes que marca la currícula escolar. Entendiendo que nos enfrentamos a un nuevo comienzo escolar.

No minimizar que los aprendizajes durante un año fueron a través de una computadora, donde faltó el contacto, desde lo corporal, la mirada y la escucha del cuerpo propio y del cuerpo del otro, impidiendo ver los diferentes modos de ser, hacer y aprender, riqueza de la comunidad educativa. Poder aprender de uno mismo, del otro y con el otro, de la similitud y la diferencia, el generar vínculos y alianzas de trabajo en donde el más hábil en determinada actividad puede ayudar al otro. Y todo ello, más que en la mochila de los alumnos, deberá estar en los bolsos de los maestros y profesores, preparando este terreno nuevo pero distinto, de vivencias, registros y aprendizajes.

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Por: Lic. en Educación Especial Natalia Alioto

y Psicomotricista Antonella Cravero

Alianza Otra Mirada y Psicomotricidad Cravero

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