“¡Ya estoy list@!”
Cami siempre durmió con sus padres, primero en la cama de ellos y luego añadieron una cama pequeña a la misma. Al cumplir los 4 años sus papás comenzaron a pensar que ya era hora de que su cama estuviera en su propia recámara, que siempre se usó como área de juegos.
Después de pensarlo mucho decidieron hablar con su hija para anticipar esa decisión, y que pensaban hacerlo dentro de unas semanas volviendo de un viaje. Con un poco de temor de la respuesta de la niña, le informaron y Cami no solo manifestó estar de acuerdo sino que agregó: — “Mamá podemos hacerlo hoy mismo, ya estoy lista”.
¡Se podrán imaginar la cara de asombro de estos papás! Pero claro, actuaron rápidamente y ese mismo día hicieron el movimiento de cama. Fue una noche larga, varias veces se despertó, pero con un resultado maravilloso. Cami desde ese día duerme solita en su dormitorio, y rara vez se despierta en la noche buscando a sus papás. Y cuando lo hace, sin problema vuelve a dormirse y sin necesidad de pasarse de cama.
Cuando sus padres me comentaron esto, pregunté si habían felicitado a su hija porque era toda una campeona, pero también felicité a los padres por haber tomado la decisión, y llevarla a cabo.
Este es un ejemplo de los muchos que podría mencionar: niños que están listos para dejar su pañal, su mamila, la cama de los padres. Cuando preguntamos por qué a esa edad continúan con estos hábitos de bebés, la respuesta es que NO ESTÁ LIST@. Y cuando escucho respuestas como las de Cami, mi pensamiento inmediato es ¿quién es el que no está listo?, ¿el niño o el adulto?
Es muy importante respetar el nivel de desarrollo de los pequeños, estar atentos a sus necesidades y requerimientos, y apoyarlos. Sin embargo, es fundamental que estas necesidades no se confundan con las de los adultos. Cuando hacemos ver esto a las familias, podemos observar dos miradas... Algunos papás dicen: -“No quiero apurar a mi hijo a dejar...., como hicieron conmigo”. Una mirada de adulto, sintiendo y viviendo una infancia donde no fue respetado en su proceso madurativo. Otros papás dicen que su hijo no está listo. Sin embargo, en la escuela o en la terapia manifiesta y demuestra lo contrario. Aquí la mirada del adulto pone en el niño esa falencia cuando en realidad los que no están listos para ver crecer a su pequeño, y que se vuelva un ser autónomo, son los padres.
Estas situaciones se ven más con hijos primerizos, donde las dudas y miedos están muy presentes, y es lógico.
Hoy quiero que reflexionemos sobre la importancia de conocer este desarrollo de los niños, sus etapas, sus necesidades. Junto con la escucha atenta de lo que los pequeños nos van marcando en su andar por la vida.
Sabemos que no todos los niños dejan el pañal, la mamila, chupón, a la misma edad. Pero podemos tener un parámetro aproximado de lo que sería esperable para la edad de los pequeños.
¿Por qué mencionamos esto como importante? Si un pequeño nos dice que ya está listo es porque su cuerpo, físico y mental, está capacitado para dejar... (pañal, chupón, cama de padres) y seguir adelante. Si los adultos, por nuestra propia inseguridad o resistencia a que crezca no lo acompañamos en este proceso, el estar listo del niño se pierde, se pasa y eso se traduce en que generamos una dependencia a objeto/situación y persona.
Es decir, en el ejemplo del pañal seguirá dependiendo del objeto y del adulto. Y así va a suceder con otras cosas… ¡con todas!
Ahora pensemos juntos qué consecuencias trae generar niños dependientes. No poder valerse por sí mismo, ser inseguro, temeroso de sus decisiones, baja autoestima, todo ello se va a ir reflejando en las distintas etapas de los niños a medida que van creciendo.
Por eso es importante estar listos los papás y generar estos nuevos hábitos a la edad correspondiente y CUANDO EL NIÑO NOS DICE QUE ESTÁ LISTO, RAPIDITO DEBEMOS ESTAR LISTOS NOSOTROS TAMBIÉN, para acompañarlos en un desarrollo sano y amoroso.
Dedicado a mi sobrina Cami, la súper campeona, y a sus padres valientes.
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Por: Natalia A. Alioto
Lic. en Educación Especial
Etiquetas: Edición 116