Guiando a pequeñas personas extraordinarias
A lo largo de estos años, en reuniones con distintas familias, he podido ver el impacto que tenemos maestros, médicos, especialistas, terapeutas, en los padres. Impacto del cual, muchas veces, no somos conscientes, y conlleva un gran compromiso y responsabilidad no solo con mamá y papá sino con el propio pequeño.
Siempre los padres cuentan con su pediatra de cabecera, que conoce la historia del niño y sus necesidades. En algunos casos específicos, tenemos niños/as que además acuden a terapeutas y cuentan con especialistas que también forman parte importante en la atención del pequeño.
En nuestro espacio de trabajo, en varias ocasiones, nos encontramos con familias que sus hijos ya han asistido a alguna terapia, o están yendo con algún especialista.
Esto quiere decir que los pequeños empiezan a estar rodeados por adultos que, a lo largo del camino, van viendo cuáles son sus requerimientos, dándoles las herramientas necesarias y, a la vez, guiando a los padres en este andar.
Cuando a veces pregunto a las familias por qué realizan determinada terapia, o qué técnica usan, o qué herramientas llevan adelante en casa con sus hijos, las respuestas lógicas de los padres es que siguen las recomendaciones dadas por los terapeutas/médicos. En donde ponen más énfasis es en mencionar que ellos son desconocedores del tema, y dejan en nuestras manos a sus hijos. Y lo hacen porque somos especialistas que hemos estudiado, y estamos comprometidos en nuestro trabajo.
Ahí es cuando menciono la importancia de ser conscientes del impacto de nuestras palabras con los padres. De la importancia de la guía y sugerencias hacia ellos. ¡Ya que seguirán al pie de la letra lo que les digamos!!
Cuando hay familias que me comentan que su hijo es atendido por más de un terapeuta mi señal de alarma se activa. La lógica diría que cada terapeuta se ocupa de su área y podríamos así trabajar todos de manera armoniosa y en conjunto apoyando al niño.
Me incluyo en el grupo de especialistas que fomentamos el hacer equipo de trabajo, realizar un acompañamiento interdisciplinario, para ayudar más a las familias y obviamente a los niños.
Pero siempre me quedo pensando hasta dónde los especialistas sabemos trabajar en equipo. Cuánto tiempo dedicamos a informarnos con los otros terapeutas/médicos, y por sobre todo cuánto hay de respeto al espacio y la especialidad de cada quien a la hora de dar indicaciones.
La semana pasada en reunión con una familia, me encontraba dando a los padres un recurso muy valioso de trabajo para su hija, y ellos me mencionaron que su otra terapeuta recomendaba no utilizarlo. En ese momento dediqué tiempo a escuchar a los padres para que pudieran contarme por qué le habían negado este recurso. Y solo pude escuchar contradicciones y explicaciones sin fundamentos dadas por el especialista.
Podrán imaginarse la cara de los padres cuando yo sumaba otro fundamento a esta cuestión. En ese momento, ellos manifestaron su angustia diciendo y yo escuchando una vez más: -Pero ustedes son los especialistas y son los que deberían decirnos qué es lo mejor para nuestros hijos. Ustedes guían nuestros pasos.
Lamentablemente, una vez más, vemos padres desconcertados, confundidos, sin rumbo, y su hijo en el medio en un ir y venir de lugares y terapeutas, buscando la mejor opción.
Me pregunto cómo los padres podrán saber cuál es la mejor opción si ellos, como bien dicen, no saben. ¿Cómo saber hacia dónde dirigir a su hijo, y cual método, técnica o herramienta sería la más indicada, si todas las opciones son dadas por profesionales conocedores del tema?
Y se entra en un camino de ensayos y errores con los pequeños.
Nosotros los especialistas somos los primeros en mencionar la importancia de la atención temprana. Pero no somos conscientes que muchas veces esta atención temprana es brindada por los padres pero a través de la peregrinación incansable de ver especialistas que puedan realmente orientarlos con las necesidades de sus hijos.
Tenemos un gran compromiso con el niño y su familia, y de nosotros dependerá al 100 por ciento su avance o retroceso. Debemos ser muy cautelosos a la hora de informar a los padres para que ellos puedan dar también el 100 por ciento a su niño/a.
Mi sugerencia para todos los profesionales que nos dedicamos al área de la salud y de la educación, es que no nos quedemos en el intento de querer formar equipos de trabajo. Debemos dar nuestro mejor esfuerzo, pensando siempre en el bienestar del pequeño, y ello significa trabajar de manera conjunta con otros especialistas.
Quizás no estemos totalmente de acuerdo en el tratamiento, pero ello se platica entre profesionales, para una conclusión que se transmitirá a los padres de manera clara.
Y seamos respetuosos del rol que ocupa cada profesional, porque todos somos importantes y necesarios en este equipo de trabajo.
¡Recordemos que guiamos a personas, niños/as y adultos en este camino!!! ¡Y debemos ser responsables y éticos a la hora de actuar!
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Por: Natalia A. Alioto
Lic. en Educación Especial
Etiquetas: Edición 115