Semillitas

Todas las mañanas de martes a viernes en el Planetario Sayab, el ambiente se inunda con decenas de pequeñas voces agudas. El murmullo va “in crescendo” conforme las manecillas del reloj avanzan… y de pronto, se abren las puertas.

Los pequeños ponen grandes sus ojos al encuentro de un edificio diferente, lleno de colores y formas extrañas. En fila van pasando al domo digital del planetario, se acomodan en las butacas y se les muestra proyectado el cielo de Playa del Carmen, a esa misma hora, como si no existiera una estructura entre ellos y el azul del firmamento. A un lado se ve el sol y de pronto, Vicente, el astrónomo ¡les dice que va a quitar la atmósfera!

En segundos el domo se llena de estrellas y constelaciones. Uno a uno, conocen los planetas del sistema solar y al terminar se les proyecta una entretenida película con contenido específico para su nivel escolar.

Al salir del domo, sus pequeños rostros están iluminados por su sonrisa.

Después se dividen en grupos y mientras unos toman un divertido taller de ciencia donde aprenden las cualidades de la luz o fluidos no Newtonianos a través de un experimento con harina, agua y colorante, otros hacen un recorrido por el Sacbé conociendo a muchos personajes de la selva quintanarroense, desde la frágil mariposa hasta la imponente ceiba.

Buscan curiosos los diferentes bichos que habitan el paraje y aprenden a asombrarse y respetar todas las formas de vida.

Dentro del edificio que parece nave espacial, los niños corren y juegan por la exhibición aprendiendo la importancia de las cuevas en el Municipio de Solidaridad, ya que ellas además de tener tesoros paleontológicios, geológicos, biológicos, arqueológicos y culturales, son las portadoras del líquido vital, el agua que bebemos día con día, con la que nos bañamos y preparamos nuestros alimentos y que hace que la selva crezca libre, fecunda y hermosa junto con la compleja y fascinante biodiversidad quintanarroense.

Al mismo tiempo que pasa todo esto, otro grupo de pequeños, está observando directamente al sol a través de los telescopios del planetario que cuentan con un filtro especial para hacer esto posible y aprendiendo que el sol es la estrella más cercana, la que nos da vida.

Finalmente cerca del mediodía, poco a poco, comienzan a irse las pequeñas semillas envueltas en su uniforme escolar, el barullo va disminuyendo, me llaman por mi nombre, me cuentan historias personales relacionadas a lo que aprendieron, y en particular recuerdo a uno de ellos que durante todo el recorrido estaba un poco ensimismado. Al terminar se me acercó y me dijo: Ya sé que quiero ser de grande… quiero ser Biólogo.

Nuestra misión está cumplida día con día, sin embargo aún hay mucho por hacer, muchos mundos por mostrar y semillas que cultivar, con alegría, pasión y conocimiento. Esa es nuestra misión en Sayab, su Planetario de Playa del Carmen.