¿Qué pasaría si en vez de castigar a los niños, les enseñáramos a meditar?

Cuando los niños se portan mal, se les castiga. Así se hace en el hogar y así se hace en los colegios, la mayoría de las veces. Sin embargo, si queremos que las cosas cambien, si queremos que la sociedad mejore, quizá deberíamos cambiar nuestra forma de educar.

Y eso es precisamente lo que se ha propuesto la escuela primaria estadounidense “Robert W. Coleman”, sus maestros no castigan a los niños sino que les proponen algo diametralmente diferente: meditar.

El centro educativo, que se encuentra en Baltimore, ha creado una “Sala Mindful”, donde acuden todos los niños, también aquellos que han tenido comportamientos disruptivos. Una vez allí, se les anima a respirar y meditar, a reencontrar la calma, tranquilizarse y reflexionar sobre lo ocurrido. Su director afirma que aunque puede parecer imposible que los niños se sienten a meditar en silencio, lo hacen sin dificultades, y han mejorado mucho su comportamiento.

Los increíbles beneficios de la meditación mindfulness para los niños

La meditación mindfulness existe desde hace miles de años, aunque sólo ahora el mundo occidental está redescubriendo sus beneficios. Esta técnica ya se ha introducido en muchas terapias psicológicas y poco a poco también va ganando terreno en la educación.

Se ha comprobado que este tipo de meditación mejora la atención, por lo que es ideal para los niños con déficit de atención e hiperactividad. También reduce el estrés, fomenta la empatía y potencia el autocontrol emocional, por lo que se recomienda en los niños que sufren un trastorno oposicionista desafiante o que muestran conductas agresivas.

Esto se debe a que esta meditación provoca cambios a nivel cerebral, sobre todo en las regiones vinculadas con la atención, el procesamiento de la información sensorial, el pensamiento y la toma de decisiones. Se ha comprobado que también incrementa la densidad de materia gris en el hipocampo, una zona estrechamente vinculada con la memoria y el aprendizaje. Por lo tanto, no es extraño que los niños que aprenden a meditar también mejoren su aprendizaje.

Meditación mindfulness:

El antídoto para el estrés que genera la vida moderna

La meditación mindfulness no es simplemente una técnica, no es sólo sentar a los pequeños a meditar durante un rato y después olvidarse del asunto, implica asumir un estilo de vida diferente y comprender que necesitan ser felices, no ser los mejores, que necesitan jugar y tener un ritmo de vida más relajado, en vez de sentirse presionados constantemente por obtener buenas calificaciones.

Por eso, la meditación puede convertirse en una especie de antídoto contra muchos de los problemas modernos. Los padres y maestros pueden usarla para enseñarles:

• a mantenerse calmados, en vez de perder el control
• a estar plenamente presentes, en vez de tener la mente en otra parte
• a disfrutar de las pequeñas cosas, en vez de apostar únicamente por la tecnología
• a ser empáticos y compasivos, en vez de distantes y egoístas
• a mirar dentro de sí, para que sean más conscientes y responsables, en vez de dejar que miren continuamente hacia afuera en busca de culpables
• a bajar el ritmo cada vez que sea necesario, en vez de empujarles a perseguir el “éxito”

3 ejercicios para desarrollar una actitud mindfulness en los niños

Para desarrollar una actitud mindfulness en los niños, es importante que los adultos sean pacientes y perseverantes. Cuando se trata de niños pequeños, de 4 o 5 años, tan sólo 5 minutos al día de “meditación” serán suficientes. Cuando sean mayores pueden dedicarle unos 15 minutos al día.

Se recomienda ponerla en práctica siempre a la misma hora, al menos tres días a la semana y en un lugar tranquilo, donde no los interrumpan. La idea es proponer la actividad bajo una perspectiva interesante y divertida. También es importante pedirle al niño que cuente sus sensaciones al terminar el ejercicio. Obviamente, es fundamental no juzgarle porque todas las experiencias son válidas. De hecho, es normal que algunos días esté más disperso y desconcentrado que otros, no se le debe criticar ni reprender.

1. Técnica “Los Astronautas”

El objetivo de esta técnica es que aprendan a concentrarse en el momento presente, con todos sus sentidos. Para lograrlo, le dirás que van a jugar a ser astronautas que visitan otros planetas. Él será el terrícola y tú el extraterrestre.

A continuación, dale una fruta y pídele que la experimente con todos los sentidos, como si nunca la hubiese visto. Es importante que no se le escapen los detalles porque su misión intergaláctica consiste en describirle esa fruta a un extraterrestre que no sabe qué es y quiere replicarla en su planeta.

2. Técnica “Parte Meteorológico”

En este caso, el propósito es potenciar la conciencia emocional del niño haciendo que gane en introspección. Sólo tienen que sentarse y cerrar los ojos para descubrir cómo se sienten en ese momento. Al principio puedes ayudarle preguntándole “¿Qué tiempo está haciendo allí dentro?” Si se siente relajado y tranquilo puede decir que brilla el sol, si está preocupado puede indicar que hay nubes y si se siente muy tenso, que está a punto de caer un chaparrón. La idea es que observe el “tiempo” que hace en su interior, desde una postura desapegada. Aprovecha para explicarle que los estados de ánimo cambian como el tiempo y que no tiene sentido aferrarse a ellos. Debe aprender a observar, comprenderlos y dejarlos pasar. Verás que a medida que practiquen, irá añadiendo más detalles a su “tiempo” interior, lo cual es sinónimo de que está ampliando su conciencia emocional.

3. Técnica “Como una Rana”

La intención de esta técnica es lograr que aprenda a respirar profundamente y comience a dar los primeros pasos en la meditación mindfulnes. Puedes empezar explicándole que imitarán a la rana, un animal que puede dar grandes saltos pero también puede quedarse muy quieta, observando lo que sucede a su alrededor, sin reaccionar de inmediato.

Pídele que respire como la rana, tomando lentamente el aire por la nariz mientras infla la barriga y soltándolo muy suavemente por la boca, mientras se desinfla. Así sentados, la rana no se deja arrastrar por las miles de ideas que cruzan por su mente sino que se concentra en el movimiento de su barriga mientras respira. De esta forma le enseñas autocontrol y, de paso, le ayudas a respirar adecuadamente, no de forma entrecortada, como solemos hacer.