Los beneficios de caminar o correr
Ponerse en forma y estar saludable son objetivos que casi todos compartimos. Con ese fin, estamos constantemente desarrollando ejercicios o actividades nuevas y de mayor intensidad para fortalecer nuestro cuerpo. Pero aquellos que no tienen el tiempo o la motivación para asistir a alguna clase o sesiones de entrenamiento, caminar es una forma muy antigua de mantenerse sano. Un paseo de media hora o 45 minutos al día es ideal para tu salud. Las investigaciones demuestran que si caminas habitualmente puedes vivir hasta dos años más de lo esperado.
Caminar es una manera extremadamente buena de mantenerse en forma y, a medida que aumenta la intensidad, los beneficios son diferentes. Cualquiera que sea un caminante o corredor frecuente seguramente en algún momento se cuestionó sobre qué velocidad de movimiento es mejor. Algunos incluso dicen que una caminata rápida puede ser mucho más beneficiosa que correr.
Caminar versus correr
Estudios realizados en la Universidad de Colorado y en la Universidad de Massachusetts, encontraron que caminar regularmente podría ayudar a prevenir la enfermedad arterial periférica (una enfermedad que restringe el flujo sanguíneo en extremidades como las piernas) y reduce la probabilidad de contraer resfriados en un 25%. Otra investigación de la Universidad de Pittsburgh reveló que basta con una caminata de entre 30 y 60 minutos al día para que una persona con sobrepeso adelgace. Entonces, ¿cuál es la principal diferencia en términos de efectos, entre correr y caminar?
Una creencia muy común es pensar que correr es más beneficioso que caminar. Eso suena lógico dada la energía extra y el movimiento que se requiere para correr. Sin embargo, no resulta tan así. El mayor esfuerzo de energía en la carrera esencialmente permite quemar calorías más rápido y, por lo tanto, a distancias más cortas. Por ejemplo: las calorías quemadas en una carrera de 5 km se quemarían en una caminata de 8 km aproximadamente.
Durante un estudio realizado por el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, en California, se determinó que si se queman las mismas calorías, los beneficios para el cuerpo son en gran medida similares. Si bien la intensidad de la actividad puede ser más beneficiosa para el cuerpo, es la energía gastada al hacer el ejercicio, ya sea correr o caminar, lo que marca la mayor diferencia. Cuanto menor es la intensidad, más minutos de actividad se requieren.
Otro estudio de seis años que involucró a casi 50,000 participantes, unos 33,000 corredores y 15 mil caminantes, reveló que caminar y correr son increíblemente útiles para reducir el riesgo de hipertensión arterial y colesterol alto. Ambas actividades también pueden ayudar a disminuir el riesgo de diabetes.
¡Acelera esa caminata!
Correr es excelente para los atletas, y caminar es una buena manera de obtener la mínima dosis semanal de ejercicio requerida. Pero si estás buscando un entrenamiento que puedas hacer todos los días, sin tener que ir al gimnasio o te deje sin aliento como las carreras, entonces la caminata rápida puede ser la mejor opción.
Solo como referencia, la velocidad promedio de caminata es generalmente de aproximadamente 3 mph, mientras que la de la caminata es de 4.5 - 5 mph, el trote es de 6 mph, y cualquier cosa por encima de eso se considera correr.
Caminar enérgicamente, idealmente aumentando la velocidad después de intervalos regulares, es en primer lugar una excelente manera de acortar el tiempo dedicado a tu actividad, ya que puedes recorrer más distancia más rápido. Debido a que la caminata rápida también aumenta tu ritmo cardíaco a un nivel moderadamente intenso, tiene mayores efectos en la reducción del riesgo de diabetes, presión arterial alta y colesterol alto, sin mencionar que te permite quemar más calorías que la caminata normal.
Sin embargo, el objetivo de la marcha rápida es flexibilidad, resistencia y estar en forma. Requiere pasos más grandes y rápidos y, por lo tanto, aumenta la fuerza y flexibilidad de tus músculos, ayudando a que tu cuerpo se tonifique. También es un ejercicio menos propenso a causar lesiones y accidentes, ya que la velocidad y el movimiento se mantienen en niveles más controlables.
Ya sea caminando, trotando o corriendo, mantenerse activo ayudará a controlar tu peso, reducir la presión arterial y el colesterol y mejorar tu salud mental.
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