Obesidad: la pandemia de la que todos hablan

Empecemos este tema con un dato duro pero actual: México es el país número uno en obesidad infantil y el segundo en obesidad en adultos según la UNICEF. Debemos afrontar un problema que tiene su origen en la globalización y en una serie de componentes multifactoriales. Malos hábitos alimenticios, sedentarismo, altos niveles de estrés, precios cada vez más altos en productos de canasta básica y mayor acceso a productos con un alto contenido de calorías y poco valor nutricio, son algunos de los problemas a los que nos enfrentamos.

El número de casos ha aumentado a un ritmo alarmante. Según datos del ENSANUT (Encuesta Nacional de Salud y Nutrición) uno de cada tres adolescentes de entre 12 y 19 años presenta sobrepeso u obesidad. En escolares, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad es de 26% para ambos sexos, lo cual representa más de 4.1 millones de escolares con este problema.

Es importante entender que la gran mayoría de estos niños seguirá con obesidad en la edad adulta y por lo tanto tienen más probabilidades de padecer a edades más tempranas enfermedades como diabetes, hipertensión, infartos y problemas cardiacos. Sin embargo, la gran noticia es que muchas de estas enfermedades se pueden prevenir si se detecta y trata el sobrepeso a tiempo. Es importante entender que el abordaje inicial lo debe de realizar un especialista en el área junto a un grupo multidisciplinario de nutriólogos, psicólogos y terapeutas familiares. Esto generará una mayor probabilidad de éxito en el resultado final.

¿Cómo se hace el diagnóstico?

Me he encontrado mucha gente por la calle que al escuchar que soy médico inmediatamente toman a sus hijos y me preguntan por qué sus hijos tienen una capa negra de suciedad en cuello y axilas que no se quita. La mayoría de ellos con obesidad. A esto se le llama acantosis nigricans y se debe al depósito en exceso de melanocitos (células que se encargan de dar el color a la piel) en ciertas zonas específicas del cuerpo como cuello y axilas. Esto se debe a ciertas alteraciones en el metabolismo y son “focos rojos”, como les digo yo, o datos que sugieren que esos niños ya tienen un riesgo mayor que la población general de presentar diabetes. Así como éste, hay muchos otros datos clínicos que un médico especialista puede encontrar al realizar una revisión detallada. Se requiere de un buen interrogatorio y de una serie de estudios de laboratorio indicados por el especialista para realizar el diagnóstico y poder iniciar un manejo del mismo.

¿Con qué especialista debo acudir?

Existen varios tipos de médicos a los que puedes acudir. Sin embargo, el endocrinólogo es quien se encarga de estudiar si existe algún tipo de desarreglo metabólico u hormonal que pudiera estar causando este problema. Una vez hecho el diagnóstico se debe iniciar el manejo y siempre utilizar el apoyo de nutriólogos y psicólogos si es necesario.

¿Qué puedo hacer para prevenir la obesidad?

Recuerda, lo más importante será siempre educar a nuestros hijos a no consumir cierto tipo de alimentos como bebidas azucaradas, dulces, alimentos con altos contenidos de grasas no saturadas y harinas. Hacer ejercicio es indispensable y por lo tanto también es nuestra obligación como adultos enseñar esto a las generaciones más jóvenes y lograr una dinámica familiar que lo permita.

Dra. Julia Rábago Arredondo
Endocrinología
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