Tanto a tan pocos
En agosto de 1940, Winston Churchill pronunció una de sus frases más famosas:
“Nunca en el ámbito del conflicto humano tantos debieron tanto a tan pocos.”
Aquellos pocos a los que se refería Churchill eran los pilotos de la RAF, la Royal Airforce, quienes acababan de sostener una feroz batalla aérea, venciendo a la Luftwaffe, la fuerza aérea alemana, evitando así la invasión nazi de Gran Bretaña.
Ese mismo año, en mayo, nació mi papá. Mi papá, un apasionado lector, poseedor de una envidiable memoria y estudioso de la Segunda Guerra Mundial, fue un niño gordito al que un amigo de su padre apodó ”Churchill”.
Él no conoció la guerra más que en libros y documentales pero ha luchado en los últimos años difíciles batallas. A su lado ha habido unos pocos que le han salvado la vida una y otra vez. En primer lugar su mujer, mi madre (un tema de otro escrito). “Los pocos” de los que hoy quiero hablar y a los que mi papá les debe tanto son médicos, enfermeras, camilleros, cuidadores, terapeutas, personal de cocina y limpieza de hospitales. Varios días y noches lo acompañé en el hospital y nunca vi a un hombre o mujer que perdiera la paciencia o el entusiasmo al atenderlo. Estos pocos sacaron adelante a mi papá y de ellos aprendí que la vocación es un regalo que no todos recibimos. Aquellos hombres y mujeres que reciben el regalo de la vocación al servicio de la salud, la abrazan con una honestidad conmovedora, pues nace desde el corazón; a esa vocación dedican su vida.
Esta pandemia no es una guerra pero hoy, como aquel 16 de agosto de 1940, el mundo entero debe tanto a tan pocos. Los que no tenemos la vocación del cuidado de otros tenemos una oportunidad, la de sobreponernos al miedo, a la irracionalidad y al egoísmo para apoyar a aquellos pocos.
Lo primero, lo más sencillo y lo más importante es cuidarnos. ¡QUÉDATE EN CASA!, para entre todos aplanar la curva de contagio. De esta forma los profesionales de la salud podrán trabajar en mejores condiciones y salvar más vidas.
Lo segundo, no acapares equipo de protección personal. Si bien el uso de tapabocas es recomendado, puedes elaborar uno en casa y permitir que el equipo profesional esté disponible para el personal médico de primera línea. Si en casa tienes MASCARILLAS N95, LENTES DE PROTECCIÓN, CARETAS, GEL ANTIBACTERIAL O GUANTES QUIRÚRGICOS, ¡DONÁLOS!
Y tercero, APOYA a quienes están en primera línea durante la pandemia. Puedes contribuir económicamente con quienes llevan alimentos, o compran equipo de protección a médicos y enfermeras, comprar despensas a quienes recogen la basura o simplemente agradecerles por su trabajo.
Todos los días a las 7 de la tarde los ciudadanos de Nueva York dedican un aplauso colectivo a los trabajadores de la salud. En ese momento de unión, desde la soledad de la reclusión, quizás del miedo o la enfermedad, todos y todas sacan lo mejor de sí mismos y agradecen a esos pocos que libran la batalla diaria por mantenernos con vida. Desde aquí también yo digo, ¡gracias!
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