El ajo, un potente antibiótico natural

Un antibiótico es una sustancia química producida por un organismo vivo o derivado sintético, usado para tratar las infecciones producidas por bacterias y hongos. El ajo es considerado uno de los mejores antibióticos naturales que existe, ya que su uso es tan efectivo como los fármacos, pero sin las dañinas consecuencias que éstos producen en la flora intestinal benigna.

El ajo es un ingrediente conocido por su particular sabor y múltiples propiedades medicinales. En la antigüedad, lo utilizaban como un tónico para eliminar piojos y parásitos intestinales. Durante la Edad Media, se cultivaba en los monasterios y se usaba para tratar mordeduras de serpientes, caídas del cabello, dolor de muelas, erupciones en la piel y problemas respiratorios.

Este alimento contiene importantes nutrientes: vitamina C, vitamina B6, selenio y manganeso; además de calcio, hierro, fósforo, potasio y vitamina B1 en menor proporción; así como proteínas e hidratos de carbono en pequeñas cantidades, por lo cual se considera un alimento con un alto valor nutritivo.

El ajo puede combatir gripes, resfriados comunes y afecciones de la garganta y los pulmones. En este caso se recomienda consumir un diente de ajo machacado todos los días como prevención. Algunos estudios demuestran que el consumo regular de suplementos de ajo acorta la duración de los síntomas y refuerza el sistema inmune de los pacientes, logrando una rápida mejoría.

La alicina, que es la responsable de los efectos antibióticos y antibacterianos que se atribuyen al ajo, puede aliviar las molestias gastrointestinales, ya que es muy útil contra los procesos de fermentación que se producen en el intestino y otros efectos secundarios (flatulencias, calambres, dolores). Se ha demostrado su efecto eficaz para curar infecciones producidas por Cándida álbicans, y algunas especies de Trichomonas, Escherichia coli, Staphylococcus aureus, Salmonella typhi,

S. paratyphi, Shigella dysenteriae y Vibrio cholerae.

Es sobre todo un excelente desintoxicante para nuestro organismo. Nos ayuda a depurar toxinas, a eliminar parásitos y a liberar del cuerpo metales pesados como el mercurio o restos de medicamentos que el hígado no puede procesar. El ajo es rico en vitaminas A, B y C, muy adecuadas para estimular las funciones hepáticas. Otra de sus virtudes es la de desinflamar, de ahí que sea muy saludable consumir un ajo diario en caso de tener el hígado graso.

Utilizado como antibiótico sirve para eliminar los hongos de las uñas y de la piel, debido a su alto poder antiséptico. Para una eficaz aplicación, se machacan tres dientes de ajo y se dejan macerar en aceite de oliva virgen durante una semana. Luego se aplica este aceite en la zona afectada, dos veces al día, hasta que el hongo haya desaparecido por completo.

Se considera que el ajo tiene un gran poder anticancerígeno pues propicia la destrucción de las bacterias que causan los tumores. La alicina estimula el sistema inmune, incrementando el número de macrófagos y linfocitos que destruyen las células cancerosas. El ajo, es un potente antibiótico natural que no mata las bacterias buenas del cuerpo, como sí lo hacen, los antibióticos sintéticos farmacológicos.

Otras de las propiedades atribuidas a la alicina presente en el ajo, son: como agente hipoglucémico, esto significa que posee un efecto tolerante a la insulina. También tiene propiedades antioxidantes, por lo cual elimina los radicales libres que promueven el envejecimiento celular. Además es muy eficaz en la prevención de la hipertensión.

Es importante destacar que aun cuando el ajo pelado es altamente beneficioso para el organismo humano, su consumo debe ser moderado, ya que en exceso puede provocar irritación de las mucosas, del esófago y del estómago; irritación de las vías urinarias, hipotensión y taquicardias. Para que el tratamiento con ajo resulte altamente efectivo debe consumirse crudo, prensarse y exponerse al aire durante diez minutos antes de tomarse, para activar su capacidad antibiótica.

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