Torres más altas siguen en pie
Dicen que el viento se lleva muchas cosas y que el tiempo lo cura todo, así entre los dos funcionan la madurez, el perdón y el olvido; pero hay cosas que el viento no puede llevarse y que el paso del tiempo no va a poder curar; entonces hay que aprender a vivir con ellas, buscar una caja lo suficientemente grande para acomodarlas; encontrar la manera de seguir el camino sin que pesen o duelan tanto que nos impida continuar.
La pérdida de un ser amado, de una posición laboral, social o de bienes materiales; la deslealtad de un amigo; la traición de alguien a quien entregamos nuestra confianza; el engaño de cualquier ser querido; el fracaso amoroso, económico o profesional; el desamor, el apego; la violencia física, sexual o psicológica; cualquier tipo de trauma, vejación o aflicción que reste a nuestra seguridad y estabilidad emocional, autoestima o estado de ánimo, puede llegar a convertirse en ese objeto inamovible e incurable.
Los parámetros de lo que es normal y permisible a menudo no importan mucho, lo que es verdad en nuestras mentes es verdad para nosotros. El mundo es un lugar inhóspito y la vida va a querer saber cuánto puedes doblarte antes de quebrarte; te pondrá a prueba y de rodillas si es necesario. Si te fijas bien, todo es acerca de la fortaleza del espíritu, la integridad del alma y la entereza, como si se tratara de un juego de estrategias.
Si tuviera que elegir una pieza de ajedrez, sería una torre. En ajedrez, la torre es una pieza mayor, empleada generalmente en la fase final de la partida, se mueve en líneas rectas en las columnas y filas del tablero y proporciona mayor seguridad al rey con el movimiento de enroque. En el arte de la guerra, las torres proporcionan una ventaja excepcional sobre el oponente, y en la arquitectura las torres representan la grandeza e incluso la osadía del género humano. Elegiría ser una torre, para tener la fuerza suficiente al final de la partida, para gozar de una ventaja excepcional sobre mis oponentes, para tener la frente lo más alto posible y estar por encima de todo lo que se arrastre al nivel del piso.
La vida continúa y el tiempo nunca se detiene, el viento a veces es como una brisa o un suspiro y otras veces es un vendaval. El viento siempre va a soplar, pero sólo las torres más altas seguirán de pie.