El ecosistema marino de Quintana Roo

‘”El mar es el vehículo de una existencia prodigiosa y sobrenatural. Es movimiento y amor, es el infinito hecho vida”.

Julio Verne.

Las personas que han tenido la dicha de contemplar las playas y paisajes marinos de Quintana Roo coincidirán en que esta maravilla evoca una sensación única de majestuosidad, hermosura y serenidad. Sus aguas azules con tonos turquesas, producto del reflejo y la poca absorción de la luz de las arenas claras compuestas por carbonatos de calcio y la poca profundidad de sus aguas costeras, pueden hacer creer que no existe límite en el horizonte entre el mar y el cielo. En los 865.2 kilómetros de litoral costero del estado, se pueden apreciar diversos ambientes marinos, desde playas arenosas, sustratos sólidos erosionados de caliza, hasta bahías someras, manglares y marismas. La biodiversidad que los forma y los sustenta es abundante y exuberante. La belleza escénica que la naturaleza nos obsequia es de gran valor.

Ahora bien, si nos sumergimos en estas aguas, otro mundo encontraremos, visualizando diversas algas y cinco especies de pastos marinos de nueve encontrados en México, los cuales son alimento de varias especies de animales, como tortugas marinas y los manatís, además de refugio y hábitat de muchas otras como estrellas de mar, crustáceos como los cangrejos y camarones, así como de múltiples peces, por mencionar algunas. Lejos del disgusto de muchos bañistas, la presencia de los pastos marinos tiene una gran importancia ecológica.

Poco más adentro, pero sin ir muy lejos, nos encontramos con una maravilla natural. A lo largo de casi toda la costa se extiende hasta por mil kilómetros de longitud, el gran Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), el cual aún rebasa fronteras políticas nacionales y llega a territorio marino de Belice, Guatemala y Honduras. Este sistema es una gran cordillera coralina, la segunda más grande de todo el planeta, seguida por la Gran Barrera de Coral ubicada en la costa oriental de Australia. La importancia de este sistema puede ser vista desde varias visiones: por un lado, representa el ecosistema marino más rico y diverso por la cantidad de especies y organismos que en él habitan, algo muy similar a los ecosistemas selváticos en tierra firme, el SAM es el hábitat de más de 65 especies de corales pétreos, y más de 350 especies de moluscos. Por otro lado, esta diversidad hace que estos mares que los contienen sean de una gran importancia comercial, pues tienen una gran cantidad de especies consumibles por la humanidad. Por ejemplo, se ha estimado la presencia de más de 500 especies de peces, muchas de ellas, de consumo humano; de igual manera, este sistema marino representa un atractivo turístico de gran valor, pues sus ambientes son de gran interés tanto para los buceadores recreativos como para los investigadores, ya que las barreras coralinas representan también un refugio de numerosas especies marinas protegidas o en peligro de extinción, entre las que se encuentran las mismas tortugas marinas, la caracola reina o caracol rosado, el manatí del Caribe, el cocodrilo de Morelet, el coral cuerno de alce, entre muchas otras.

La relevancia del ecosistema marino de Quintana Roo trasciende las fronteras estatales y nacionales, alcanzando impacto global. Es imperativo reconocer y divulgar este hecho, ya que en las últimas décadas ha experimentado una degradación ecológica provocada por diversas actividades humanas. Desde el uso de bloqueadores solares con oxibenzona, perjudicial para el desarrollo del coral, hasta la descarga de aguas residuales al mar, estas acciones demandan atención y conciencia ambiental a nivel mundial.

Por toda su importancia biológica y económica y, sobre todo para evitar el continuo deterioro de sus condiciones ecológicas cada vez más creciente, a lo largo de los años se han establecido diversas áreas de protección, algunas de las cuales incluyen las faces marina y terrestre. Entre ellas se pueden nombrar sitios de patrimonio de la humanidad por la Unesco, como la Reserva la Biosfera Sian Ka´an y Banco Chinchorro, áreas naturales protegidas de competencia federal y otras tantas de competencia estatal, así como Sitios RAMSAR, que son ecosistemas de humedales protegidos a nivel internacional. Más recientemente se decretó la Reserva de la Biósfera Caribe Mexicano, la cual cuenta con 5,754 hectáreas a todo lo largo de la costa de Quintana Roo. Con estas medidas se busca proteger y conservar a animales, plantas, algas y el resto de organismos vivos que existen en esta región.

El esfuerzo es arduo y requiere el apoyo de toda la sociedad, no solo de los gobiernos que hagan valer la mucha o poca normativa generada al respecto, de la población que disfruta de estos ambientes, sino también de los empresarios que aprovechan estos recursos. Es necesario vislumbrar un futuro sostenible, en el que nuestra explotación actual no afecte ni comprometa el disfrute de futuras generaciones, pero sobre todo respete el sentido de la vida y el hábitat de las otras especies del ecosistema marino con las que compartimos este hermoso planeta Tierra.

*Maestro en ciencias y biólogo.
Divulgador de la ciencia, escritor y ex director del Planetario Sayab.
Un apasionado del conocimiento y de su exploración.

Por: Cristóbal C. Carrión H.*

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