El sargazo, una crisis ambiental

Habiendo crecido junto al mar, los quintanarroenses estamos acostumbrados al sargazo que flota en el agua o que se encuentra en la orilla de la playa de vez en cuando. Siempre hemos encontrado sargazo en las playas al igual que otras algas marinas y plantas, cuya presencia es “normal” en el ecosistema marino-costero. Sin embargo, la cantidad que ha arribado a nuestras costas y a la región del Gran Caribe desde 2014, según los científicos, ¡no tiene precedente!

En los últimos años se han llevado a cabo estudios científicos para poder comprender este fenómeno y buscar soluciones potenciales. La UNAM y el Gulf and Caribbean Fisheries Institute son dos instituciones que han producido información relevante sobre el tema.

Comúnmente, se pensaba que el sargazo afectaba solamente a la industria del turismo. Sin embargo, ahora sabemos que la llegada masiva del sargazo representa una crisis ambiental pues ha modificado los ecosistemas en lagunas arrecifales, dunas costeras y playas. Aunque los estudios ayudan a esclarecer el tema, todavía estamos lejos de poder resolver esta crisis.

El sargazo es un alga que vive la mayor parte de su ciclo de vida flotando en la superficie del océano y es esencial para muchas especies de peces, tortugas, crustáceos, etc. quienes pasan alguna etapa de su vida flotando, alimentándose y refugiándose en las islas que esta alga forma. Cuando las cantidades aumentan exponencialmente, como viene sucediendo desde 2014, en lugar de ser un ecosistema sano se convierte en un problema pues se apila en la costa y comienza a descomponerse en grandes cantidades, creando una coloración café en el agua llamada “marea marrón”, un olor a podrido y montañas color café sobre la arena que antes era blanca y suave. ¡El sargazo al descomponerse no se convierte en arena!

El equilibro de diversos ecosistemas se ha alterado con la llegada masiva de esta alga y los procesos naturales de las praderas submarinas y de la duna costera se han visto afectados por este fenómeno. Se estima que llevará por lo menos 10 años recuperar el daño causado por esta fuerte llegada, y si la crisis continúa podrían pasar 50 años antes de lograr recuperar el equilibrio.

Pero, ¿cómo es posible que sólo un alga cause tanta devastación? El sargazo que llega a las costas de Quintana Roo, según se ha comprobado, se origina en Brasil (se han identificado dos especies Sargassum natans y Sargassum fluitans). Al viajar con las corrientes llega a la región del Gran Caribe y cubre extensiones inmensas creando una sombra permanente sobre los pastos y praderas submarinas. Es decir, la cantidad de sargazo y las enormes islas que forma bloquean la luz solar, impidiendo que las plantas que viven en el fondo marino realicen la fotosíntesis. Esto causa que el agua se quede sin oxígeno y se cree un ambiente en el que pocos organismos pueden sobrevivir.

Los pastos marinos son esenciales para el bienestar de otros ecosistemas como el arrecife coralino, y tiene un lazo estrecho con los humedales, manglares y dunas costeras. Los ecosistemas costeros están interconectados por lo que al afectarse uno de ellos los demás comienzan a sufrir estragos. La erosión de algunas playas ha sido vinculada a la desaparición de las praderas submarinas, a su vez causada por la llegada del sargazo en cantidades incontrolables.

Desafortunadamente, esta crisis podría ser un problema que nuestros hijos y nietos acabarán por resolver y forma parte de los cambios globales que estamos experimentando el día de hoy, no tenemos una solución evidente. Nuestra responsabilidad recae en limitar los impactos de nuestro paso por el planeta. La alimentación, los hábitos en casa y en nuestro ámbito laboran en cuanto a desechos (plástico excesivo, reciclaje, reducción de sustancias nocivas, etc.), y las buenas prácticas como turistas responsables son detalles pequeños que podrían tener un gran impacto a largo plazo..

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