Conscientes o simplemente me importa NADA
A lo largo de este camino, tornarse consciente del consumo que hacemos en la cotidianidad de la vida te abre nuevos panoramas sobre qué comprar y qué tanto afecta al medio; piensas si puedes reducirlo, reciclarlo o reusarlo y, al concluir este análisis, llega un punto en que te das cuenta que lo más importante de tu cambio es transmitir de manera asertiva el mensaje a los demás.
Ponte a pensar en qué pasaría si por lo menos tus amigos, tu familia, hicieran lo mismo que tú, responsabilizarse de su consumo, en que si fuéramos muchos, los suficientes, como para tener la magnitud de cambiar a las grandes industrias para que embalen sus productos de forma ecológica, o sustituyan sus artículos por productos orgánicos y compostables. Entre todos interferiríamos en sanar ecosistemas, ya que indirectamente nuestro consumo desmedido ha generado los cambios climáticos en el mundo. Dense cuenta que muchos de los productos que compramos, los usamos, y van directo a la basura. Algunas marcas han realizado pequeñitos cambios, un tanto porque atacan un “nuevo” target de consumidores ecológicos o porque ya están preocupados de que cada día seamos más los CONSCIENTES y te brindan opciones para seguir vendiendo el mismo cepillo de dientes de plástico que han ofrecido generación tras generación u optan por venderte uno de bambú (por dar un singular ejemplo).
Tus decisiones conscientes te van a llevar a la búsqueda de productos sustentables, a comprar artículos que sepas de inmediato que regresarán a la tierra en un periodo corto de tiempo. Cuando hago una caminata por la playa es una pena encontrarme con cientos de cepillos plásticos que aquí se quedarán, en este mundo, durante más de 75 años. ¿Ya ven cómo no responsabilizarse de nuestro consumo tiene un lado oscuro? En cambio, si optamos por un cepillo de bambú al desecharlo regresará al medio en un lapso de 180 días, ni siquiera un año. Esa es la diferencia sostenible y la satisfacción que me da optar por productos amigables con el medio ambiente, que estoy segura que lo mismo sentirán o ya sienten al hacerlo.
Todos lavamos los trastos, utilizamos jabón, agua y la fibra. ¿Cuántos de ustedes usan la misma fibra de esponja plástica, hecha de resinas sintéticas, poliéster o poliamidas? Su vida útil para un hogar es de 1 a 2 meses aproximadamente y la deshechas. Un producto inorgánico que vivirá en el planeta durante cientos de años. Qué tal si de ahora en adelante usas el estropajo, la luffa, que es una fibra natural proveniente de un árbol y se incorpora a la tierra en menos de 1 año. También la puedes emplear para ducharte. Sigo con los trastos. Ya te percataste del tipo de jabón que usas para lavarlos, ese de colores intensos fabricados con aromas irresistibles y químicos que contaminan el agua. La opción es volver a preparar tu jabón con uno biodegradable y un poco de vinagre blanco, otro producto ecológico, que sale muy bien de precio y no le pasa factura al planeta.
Y así puedo mencionarte muchos otros ejemplos. Pero quiero regresar a lo del principio, dar el mensaje asertivo a nuestros allegados y nada mejor que empezar por casa, educar con el ejemplo es primordial. De esta manera se verán animados/motivados al verte a ti haciendo pequeños cambios en pro del medio ambiente. Porque las cosas buenas también se contagian y sobre todo si te ha traído un crecimiento personal, te ha hecho una persona más consciente en relación al cuidado que le debemos a la madre tierra. Aquí no es cuestión de dogmas, es responsabilidad tuya cuidar de tu casa, y de la casa de tus hijos, de ser empático con los demás seres que habitan este planeta.
A veces creo que la gente simplemente no quiere ver la realidad que nos aqueja a todos, y se excusa de no tener el tiempo, ni los recursos necesarios, porque ser consciente conlleva responsabilidades de por medio, acciones que desde que éramos pequeños no nos enseñaron y que debemos adoptar y transformar en nuevos hábitos de consumo.
Cuando voy al supermercado por mi despensa y veo a todas esas personas en el área de frutas y verduras tomando las bolsas plásticas para llevar sus alimentos, me pregunto… - “¿De verdad no sabrá a dónde paran esas bolsas, no verá, escuchará las noticias alarmantes de la contaminación, no ha visto las imágenes de animales muertos por los plásticos, no se da cuenta de la cantidad de bolsas que hay por doquier, habrá leído algo de los micro plásticos en el agua, o simplemente no le importa NADA?”.
No seas de las personas simples que no les importa NADA. Si hoy en día tienes hábitos para cuidar a tu medida el planeta, comparte con tus amigos, motívalos a cambiar y trata de sembrar en ellos la semilla de la CONSCIENCIA y sensibilidad ecológica en este tema. Y si aún simplemente no haces nada, te invito a que abras tu mente y seas consciente de lo que tus compras perjudican mi casa, tu casa, la de todos.
Para cerrar, te comparto un producto para reducir el impacto en el planeta haciendo tu propio producto de limpieza ecológico:
Materiales
• Frasco de Vidrio
• Limones
• Vinagre blanco
• Agua
• Aceite esencial limón
Procedimiento
Corta los limones en rodajas hasta llenar el frasco, vierte el vinagre casi hasta el borde del frasco y déjalo reposar de 3 a 4 semanas. Al pasar las semanas rellena una botella de spray (reciclada) y añade la mitad del frasco y la misma cantidad de agua, agrega un par de gotas de aceite esencial.
El limón es desengrasante, desinfectante y de olor refrescante.
El vinagre blanco disuelve la suciedad, los restos de jabón y los residuos minerales, corta la grasa, absorbe los olores y se emplea como suavizante de ropa.
IMPORTANTE: no tires los limones, puedes volver a utilizarlos, rellena el frasco nuevamente de vinagre y comienza el proceso, puedes utilizar los mismos limones unas 5 veces.
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