Cada año se producen en el mundo miles de millones de bolsas y envases plásticos, que terminan ocupando espacio en los vertederos públicos, volando por calles y parques o incluso flotando en lagos y mares. El problema es que, al contrario de lo que ocurre con el papel o el cartón, el plástico no se degrada con facilidad, por lo que una vez desechado constituye un problema ecológico grave. Los expertos han propuesto algunas soluciones, que incluyen desde el reemplazo del material de nuestros paquetes hasta el uso de enormes aparatos de microondas para convertir los envoltorios en combustibles. Sin embargo, en la práctica nada ha dado resultado.
Pero ahora todo puede cambiar, un equipo de científicos de La Universidad californiana de Stanford, acaba de hacer pública una investigación que puede ser la solución al gran problema de la basura plástica en el mundo, en un futuro no muy lejano. Se trata del diminuto gusano de la harina (una de las especies más comunes) que es capaz de alimentarse de espuma de poliestireno, un plástico no biodegradable.
Lo que observaron los científicos es que estas larvas transforman el 50% de la espuma que consumen en dióxido de carbono y el otro 50% lo excretan como fragmentos biodegradados. Comprobaron que el consumo de plástico no afectaba la salud de los gusanos, los que pueden sobrevivir en perfectas condiciones alimentándose exclusivamente de espuma de poliestireno, material que se utiliza habitualmente para embalar y fabricar todo tipo de objetos.
En el experimento, el equipo utilizó 100 gusanos, que comieron entre 34 y 39 miligramos de espuma de poliestireno al día, convirtiendo aproximadamente la mitad en dióxido de carbono, como cualquier otro alimento que consuman. Además, los excrementos producidos se podrían utilizar para fertilizar los cultivos.
¿Cómo lo logran? El sistema digestivo del gusano de la harina es capaz de biodegradar el compuesto de una forma rápida y segura. Por esto, se está estudiando la forma de extraer estas bacterias presentes en el estómago de estas larvas para procesar el material, y utilizarlas directamente para destruir el plástico.
Según los responsables de este estudio -en el que colaboraron expertos chinos y cuyos resultados fueron publicados en la revista Environmental Science and Technology- esta es la primera ocasión en la que se obtienen pruebas detalladas de la degradación bacteriana de plástico en el intestino de un animal.
Los investigadores esperan que este descubrimiento pueda convertirse en un futuro próximo en parte del sistema de gestión de residuos plásticos en todo el mundo. Mientras tanto, es nuestra responsabilidad minimizar la producción de este tipo desechos reduciendo su consumo: evita comprar agua en botellas de plástico, o elige envases retornables; olvida los popotes, que pueden producir estragos en las tortugas; enamórate de las bolsas reutilizables, sólo tienes que cambiar las bolsas de plástico por bolsas de tela o de material vegetal. Evita los congelados en los supermercados, cuyos embalajes innecesarios llenan nuestros vertederos. Quita los chicles de tu vida, la mayoría contienen plástico en su composición. Compra productos empaquetados en cartón o vidrio; limita los alimentos en recipientes de plástico. Evita los productos desechables, prefiere una servilleta en lugar de plato descartable. Estas y otras medidas ayudarán a reducir el daño ambiental para no seguir agravando el problema.