Arte y resilencia
“Sólo en los momentos de crisis la imaginación es más importante que el conocimiento”. Albert Einstein
Hablar de la importancia del arte desde este confinamiento extraño, es como hablar de la importancia del agua atravesando un desierto.
No sé si les esté pasando, que este confinamiento intensifica las emociones, la percepción del entorno toma otros matices. El mundo parece grande y la mirada solo recorre los horizontes pequeños del cuerpo de una casa con sus detalles de lo doméstico. La ventana es un espacio poético si no tienes el privilegio de un jardín o la naturaleza a tu alcance.
Todos hemos sido testigos de un movimiento efervescente de arte en redes sociales, los museos abrieron sus puertas, los conciertos más exquisitos e inalcanzables fueron gratis. Plataformas de cursos sobre arte democratizaron sus contenidos y los abrieron a la humanidad.
Hay hambre de contenidos artísticos. En la quietud de un vértice de cambio y crisis abrazamos el arte como lo esencial, como tabla de salvación.
Hay países, como Alemania, que supo entender y descifrar esta virtud del arte, que diría Aristóteles, de sanación, de principio básico humano y apoyó a sus artistas de manera incondicional y con recursos económicos a la altura de los muchos contenidos generados. Mientras en otros países, todo el ecosistema cultural, queda desnudo en su precariedad, dándonos cuenta de que subsiste aún la noción romántica del artista excéntrico, que en un canon universal sería este hombre blanco, clase media alta con el privilegio de tener tiempo y no la necesidad de venderlo. De esto se desprende un discurso que apela a la responsabilidad individual de haber decidido una actividad artística que socialmente no será valorada en lo económico pero sí en todo lo que de espiritual nos ofrece.
El hemisferio izquierdo es responsable del lenguaje verbal, de la capacidad de análisis, de la resolución de problemas matemáticos, del pensamiento lógico y racional y de las reglas; y el hemisferio derecho de la parte emocional, espiritual, cualitativa e intangible, está relacionado con la intuición, lo artístico, la imaginación, la creatividad, los sentimientos, entre otros. Dice la psicóloga clínica Liliam Cubillos que el hemisferio derecho se desarrolló primero que el izquierdo. Eso significa que los seres humanos tenemos como base la parte emocional, antes que la cognitiva y lógica formal. Y dice: “Esto se prueba con los niños. Ellos son libres, espontáneos, creativos, cariñosos. Pero la sociedad que está estructurada desde el hemisferio izquierdo ha pensado que para que tengan éxito deben priorizar los paradigmas de la lógica formal, de lo racional y de la inteligencia cuantitativa.”
Quise compartir esta información anterior porque me hace entender que, en este viaje al interior que supone el confinamiento, nos volteamos a priorizar lo que la parte del hemisferio derecho domina y es primero y esencial.
Recuerdo cómo al iniciar esta pandemia corrí a sembrar y a estar en contacto con la tierra, creando un huerto familiar y el segundo impulso básico fue tejer, pintar, crear con cualquier material que tuviera en el ámbito de mi estudio o de lo doméstico; todo esto en un contexto de estrés por la incertidumbre, de experimentación de un miedo desconocido al que hubo que abrazar, además de iniciar clases en el medio online, con el consiguiente trabajo de adaptación de contenidos y estando muy presente el cuidado y protección de mis hijos y el cuerpo de la casa, y todo esto, aderezado con la búsqueda o brote de resiliencia que me diera la fuerza para remontar y seguir adelante. Como ves un panorama muy diferente a lo que la sociedad entiende qué es un artista. En esta parte de mi escrito verás la saturación de “y” copulativa, que componen el universo de cada uno de nosotros. Y estoy segura que han buscado su propia expresión artística y/o elegido contenidos artísticos que los alimenten en estos días de incertidumbre y oportunidad.
“El Arte siempre estará. No puedes evitar que la gente haga arte, porque es una necesidad humana. Necesitamos hacer poemas, cantar, pintar cuadros... Imagina el mundo sin eso, sin música o libros, o danza... es eterno, es una necesidad, es como la comida, una comida espiritual. Si no tenemos arte, moriremos espiritualmente”.
Paul Auster
Por: Mercedes Bautista
Artista visual y profesora de arte.
Directora del espacio creativo laboratorio de arte tuukul.
www.mercedesbautista.com
@mercedesbautista.13
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