La romántica leyenda de amor de la flor de cempasúchil

Cempoalxochitl, mejor conocida como flor de cempasúchil, de origen náhuatl, significa “flor de veinte pétalos “y, desde la época prehispánica, adorna altares, ofrendas y entierros dedicados a los muertos.

Los mexicas consideraban que era una flor parecida al Sol, que iluminaba y embellecía el camino de los que vienen del Mictlán, el inframundo. En este contexto, es usada en ofrendas del Día de Muertos.

La leyenda de la flor de cempasúchil

Esta es la historia de amor de dos jóvenes aztecas, Xóchitl y Huitzilin, cuyo romance comenzó cuando aún eran niños y se divertían jugando y disfrutando de los alrededores de su pueblo.

Cuenta la leyenda que subían todas las tardes a lo alto de una montaña a llevarle flores a Tonatiuh, dios del Sol, y ante esta deidad los jóvenes juraron amarse para siempre, incluso más allá de la muerte.

Sin embargo, la guerra los separó ya que Huitzilin tuvo que marcharse a luchar. Al poco tiempo llegó la triste noticia de que el joven había sido herido y finalmente muerto.

La bella Xóchitl destrozada decidió subir por última vez a la montaña para implorarle a Tonatiuh que la uniera por siempre con su amor. El dios Sol lanzó uno de sus rayos a la joven, quien se convirtió en una hermosa flor naranja, de colores tan intensos como los mismos rayos del sol.

Un día llegó un colibrí que se posó en el centro de esta flor. Era Huitzilin que se había transformado en un bello colibrí. Al instante la flor, de aroma intenso y misterioso, se abrió en 20 pétalos… Los enamorados estarían siempre unidos mientras existieran flores de cempasúchil y colibríes.

De esta manera, nació la flor de cempasúchil, la flor de muertos.

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