Sabías que...
Los canguros ahogan a sus atacantes
Estos marsupiales no tienen muchos depredadores naturales, especialmente en la actualidad donde los grandes carnívoros, como el lobo de Tasmania (tilacino), el león marsupial, el Megalania, y la serpiente Wonambi, están extintos.
Sin embargo, con la llegada de los seres humanos a Australia, hace 50.000 años y la introducción del dingo hace unos 5.000 años, y otras especies como zorros rojos, perros y gatos salvajes, los canguros han tenido que adaptarse. El simple ladrido de un perro puede establecer un boom en un macho adulto produciendo un frenesí salvaje. Las águilas y otras aves rapaces suelen comer carroña de canguro. Los Goannas y otros reptiles carnívoros también representan un peligro para los tipos de canguros más pequeños cuando otras fuentes de alimentos son insuficientes.
Los canguros son nadadores adeptos gracias a su enorme cola, y cuando son perseguidos por un depredador suelen escapar hacia el agua. Una vez allí, un canguro grande puede utilizar sus patas delanteras para mantener al depredador bajo el agua y ahogarlo. Otra táctica defensiva es sujetar al animal con las patas delanteras y patearlo con las patas traseras.
La Sagrada Familia sigue en construcción desde hace 140 años
El Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, conocido simplemente como la Sagrada Familia, es una basílica católica de Barcelona (España). Esta obra maestra de Gaudí, máximo exponente de la arquitectura modernista catalana, fue iniciada en 1882 y aún sigue en construcción.
Después de la realización de la cripta y el ábside, todavía en estilo neogótico, el resto del templo lo concibió en un estilo orgánico, imitando las formas de la naturaleza, donde abundan las formas geométricas regladas. El interior debía semejar un bosque, con un conjunto de columnas arborescentes inclinadas, de forma helicoidal, creando un templo estructuralmente perfecto y a la vez armónico y estético.
La Sagrada Familia tiene planta de cruz latina, de 5 naves centrales y transepto de 3 naves, y ábside con 7 capillas. Ostenta 3 fachadas dedicadas al Nacimiento, Pasión y Gloria de Jesús y, cuando esté concluida, tendrá 18 torres: 4 en cada portal llegando a un total de 12 por los apóstoles, 4 sobre el crucero invocando a los evangelistas, 1 sobre el ábside dedicada a la Virgen y la torre-cimborio central en honor a Jesús, que alcanzará los 172.5 metros de altura, por lo que será la iglesia cristiana más alta del mundo.
Durante la vida de Gaudí solo se completaron la cripta, el ábside y, parcialmente, la fachada del Nacimiento, de la que el ilustre arquitecto solo vio coronada la torre de San Bernabé, ya que el 7 de junio de 1926 mientras se dirigía a la iglesia de San Felipe Neri de Barcelona a visitar a su confesor fue atropellado por un tranvía. A su muerte se hizo cargo de la construcción su ayudante, Domingo Sugrañes; posteriormente ha estado bajo la dirección de diversos arquitectos, siendo Jordi Faulí i Oller director de las obras desde 2012. En la decoración escultórica trabajaron varios artistas reconocidos.
Es uno de los monumentos más visitados de España, junto al Museo del Prado y la Alhambra de Granada, y es la iglesia más concurrida de Europa después de la basílica de San Pedro del Vaticano.
El cerebro humano puede producir electricidad suficiente como para encender una bombilla
Seguramente hayas escuchado hablar del experimento de la escuela primaria que usa una papa para encender una bombilla, pero ¿qué tal si usamos nuestro cerebro para hacerlo?
El cerebro humano produce electricidad todo el tiempo. Está conformado por miles de millones de células cerebrales llamadas neuronas, que utiliza para comunicarse entre sí. La combinación de millones de neuronas enviando señales a la vez produce una enorme cantidad de actividad eléctrica en el cerebro, que puede ser detectada mediante equipos médicos sensibles, como el electro-encefalograma (EEG) que mide los niveles de electricidad en el área del cuero cabelludo. La actividad eléctrica forma un patrón de ondas cerebrales, debido a su naturaleza cíclica y ondulada, dependiendo de lo que se esté haciendo. Las ondas cerebrales de una persona durmiendo son muy diferentes a las de alguien despierto.
Las señales eléctricas de todas estas neuronas podrían potencialmente producir entre 10 y 15 vatios de energía, cantidad suficiente para encender una bombilla.
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