Sabías que...

La primera pasta dental

Previo a la existencia de artículos de higiene personal que hoy consideramos imprescindibles, como la pasta dental, la higiene bucal implicaba meterte a la boca cosas como menta pulverizada, cenizas de huesos e incluso arena. Según la época del año el mal aliento era disimulado con flores, preparaciones extrañas e incluso con orina. Un manuscrito egipcio que data del siglo 4 a.C. informa sobre una pasta hecha a base de flores de iris, hojas de menta, pimienta y sal. En la Grecia antigua, en ese mismo periodo, el médico Diocles de Caristo recomendaba usar menta en polvo. Por su parte, los romanos se “arriesgaban” mezclando la ceniza que quedaba después de incinerar huesos de animales, hierbas y arena.

Durante la Edad Media, además de aplicar pastas de hierbas aromáticas, como la salvia, era común enjuagarse con orina para “eliminar” el mal aliento.

La primera fórmula moderna de una crema dental fue inventada en el siglo XVIII por químicos ingleses. Los ingredientes incluían carbón vegetal, sal, polvo de porcelana y de ladrillos.

El celular afecta nuestra capacidad cerebral, ¡incluso si está apagado!

Investigadores de la Universidad de Texas descubrieron que la sola existencia de un teléfono celular reduce la habilidad del cerebro para retener y procesar información. Y si dependes demasiado de tu smartphone, el resultado es todavía peor.

Este fenómeno, llamado Brain Drain (cerebro drenado), existe debido a que los celulares son un estímulo tan grande y tan presente en nuestra vida diaria que de manera consciente e inconsciente nuestro cerebro no deja de prestarle atención. Siempre y cuando el dispositivo se encuentre en nuestro rango de alcance.

Uno de los experimentos consistió en 520 personas que contestaron un examen de memoria y razonamiento. A todos se les pidió poner sus teléfonos en silencio y dejarlos boca abajo sobre el escritorio, en sus bolsillos o en otra habitación.

El resultado demostró que los participantes que dejaron sus celulares en otro cuarto obtuvieron un mejor desempeño que aquellos que se quedaron cerca de sus dispositivos. Y a quienes los dejaron encima del escritorio les fue un poco mejor que quienes los guardaron en su ropa.

Como último dato curioso: según este estudio, 89 % de los usuarios de celulares percibimos la “vibración fantasma” del celular cuando no lo traemos. ¡Qué traumados estamos!