Sabías que...
La Dopamina es responsable de nuestra adicción al internet
Estudios recientes descubrieron que la dopamina es el químico responsable de nuestra adicción al internet. Esto nos provoca querer estar en la búsqueda continua de nueva información.
Según publicó la web Mashable, las adicciones a Internet, especialmente a las redes sociales han sido considerablemente documentadas. En el caso de Facebook el mecanismo adictivo funcionaría de esta manera: cada vez que nos llega y observamos una notificación nueva recibimos un golpe de dopamina (neurotransmisor químico asociado con la motivación y la recompensa). Es la droga de la novedad, que también actúa cuando se consumen drogas o se tienen relaciones sexuales, las redes sociales podrían estar provocando el mismo efecto adictivo.
En países como China, Taiwán y Corea del Sur este tipo de adicción ya se encuentra aceptada a nivel de diagnóstico psicológico. En Estados Unidos se prevé incluirla en la nueva edición del manual de referencia, llamado La Biblia de la Psiquiatría: el “Diagnostic and Statistical Manual for Mental Disorders”, aunque se indicará de que el tema requiere de un mayor estudio. Incluso existen quienes hablan de un desorden específico relacionado con tener múltiples perfiles en las redes sociales: el “multiple profile disorder”.
La palabra cementerio significa dormitorio
El término cementerio tiene mucho que ver con el cristianismo y cuando éste comenzó su expansión, ya que se impuso a la palabra que hasta aquel momento se usaba para designar a los emplazamientos donde se realizaban los entierros: necrópolis. Dicha palabra, de origen griego, significa literalmente “ciudad de los muertos” (necro: muerte, polis: ciudad).
Ante la creencia cristiana de que la muerte sólo es un tránsito y, por lo tanto, al fallecer lo que se hacía era ‘dormir’ para posteriormente “resucitar” se sustituyó el termino necrópolis por el de cementerio, cuyo significado literal es “dormitorio”.
Cementerio proviene del latín vulgar ‘cemeteriu’, éste del latín culto ‘coemeterium’ que a la vez venía del griego ‘koimeterion’ -κοιμητήριον-: lugar donde dormir/dormitorio (koimo: dormir/estar echado/acostarse, -terion: sufijo de lugar).
Al castellano nos llegó como ‘cemeterio’ (desde el latín vulgar cemeteriu), pero a través de los siglos se le coló una ‘n’ intercalada, la cual los expertos se dividen entre dos motivos las posibles causas de que el término acabase siendo conocido por todos como ‘cementerio’ y no ‘cemeterio’. Por un lado por la facilidad a la hora de ser pronunciada, ya que es mucho menos complicada hacerlo con esa ene extra. Por otro lado, muchos son los que defienden la hipótesis de que hubo quien confundió el origen etimológico de la palabra y se lo adjudicó al término latín ‘caementa’ (piedra quebrada) que derivó en ‘cemento’, al utilizarse esta argamasa para construir y cerrar las tumbas/nichos/mausoleos.
Los Grillos se perfuman para encontrar a su pareja
Científicos australianos han descubierto que los grillos emplean distintas técnicas de apareamiento: los más fuertes cantan y los más débiles se “perfuman” para atraer a las hembras.
Observaron que en las peleas entre grillos, el macho ganador produce “un sonido de cortejo en presencia del macho subordinado”, según la investigación publicada en la revista científica Proceedings of the Royal Society B.
Los grillos perdedores se ven obligados a suprimir su canción debido a los intermitentes ataques de los machos dominantes.
Para compensar su desventaja y atraer a las hembras, los ejemplares débiles producen grandes cantidades de hidrocarburos cuticulares, unas sustancias vinculadas a la reproducción.
En términos de apareamiento, los hidrocarburos cuticulares equivalen a los plumajes vistosos que exhiben ciertas aves para atraer a su pareja.