Sabías que...
El pulpo es el invertebrado más inteligente
Siendo el invertebrado con el cerebro más grande, el pulpo es probablemente el más inteligente de todos. Además tiene una ingeniosa manera de aumentar su capacidad neuronal, repartiendo las células nerviosas en diferentes unidades de procesamiento, como varios chips conectados en red.
Solo un tercio de las células del pulpo se hallan en su cerebro. El resto se encuentra diseminado por el cuerpo, en especial los brazos. Esto significa que los brazos actúan por iniciativa propia, e incluso aprenden a hacer cosas sin ayuda del cerebro central. Poseen una extraña anatomía: tres corazones, un cuerpo que pueden deformar a su antojo, la boca desplazada a un lateral… y son unos magos del camuflaje.
Disponen de una inteligencia extraordinaria, como podemos ver en los siguientes ejemplos: el caso más célebre tuvo lugar en 2016, cuando un pulpo llamado Inky, del Acuario Nacional de Nueva Zelanda, logró fugarse. Al parecer, alguien había dejado la tapa de su acuario mal cerrada y el pulpo se deslizó por la abertura, descendió por el lateral del acuario, avanzó por el suelo y finalmente se dejó caer por un desagüe que llevaba directamente al mar.
También ha habido otros casos sonados, como explica el libro Guinness World Records Ciencia: en 2009 un pulpo hembra del Acuario del Muelle de Santa Mónica, en Los Ángeles, desmontó las tuberías de reciclaje del agua que alimentaban su depósito. Después dirigió el chorro del agua hacia el exterior, lo que provocó la inundación del acuario. Otro pulpo, esta vez en la Universidad de Otago (Nueva Zelanda), aprendió a cortocircuitar la electricidad del edificio lanzando chorros de agua a las lámparas de la parte superior del depósito. Resultó tan costoso de reparar que los investigadores acabaron por liberar al pulpo en el mar.
Cuando pasan unos días en los acuarios, los pulpos se vuelven muy curiosos y nadan de un lado a otro del tanque, analizando cada centímetro cuadrado. Pasado un tiempo, muchos tratan de escapar.
Los plátanos son curvos gracias al Sol
Los plátanos que al principio crecen hacia abajo, de pronto experimentan un curioso proceso: giran hacia arriba en busca del sol. Este es un curioso fenómeno de supervivencia.
El plátano una vez que ha alcanzado cierto desarrollo, experimenta un proceso natural llamado ‘geotropismo negativo’. Es decir que en lugar de crecer continuamente hacia el suelo, lo hace hacia el sol para conseguir luz. Tal como los girasoles buscan el sol, los plátanos también lo hacen.
Urano tiene un olor tan desagradable que si lo olieras morirías
Urano fue el primer planeta que se descubrió con la ayuda de un telescopio. En realidad este planeta se ve a simple vista desde la Tierra pero brilla tan poco que es imposible diferenciarlo de una estrella. De hecho hay 5000 estrellas que brillan más que Urano en nuestro cielo. Además está tan alejado del Sol que el propio Sol se ve como una simple estrella desde Urano. Su descubrimiento tuvo lugar en el año 1781, gracias a Sir William Herschel.
Al principio se pensaba que Urano no tenía anillos, ya que lograban ver al planeta pero no veían nada a su alrededor. Pasaron alrededor de 200 años hasta que por fin en el año 1977 se descubrieron los 9 primeros anillos de Urano. Actualmente se sabe que tiene 27, pero podrían descubrirse más.
Los anillos no acompañaron a Urano desde su formación, son relativamente nuevos y se han formado con el paso de los años con los restos de asteroides.
Se piensa que en los primeros años de vida de este planeta un asteroide muy grande impactó con él. El motivo es que Urano tiene una rotación diferente al resto de planetas, lo que altera mucho su campo magnético.
Un estudio publicado por la revista Nature Astronomy, confirma que Urano huele a sulfuro de hidrógeno, el peligroso compuesto químico con olor a «huevo podrido».
Con la ayuda del telescopio Gemini North, Patrick Irwin, de la Universidad de Oxford, Reino Unido, y colaboradores globales que analizaron espectroscópicamente la luz infrarroja de Urano, encontraron sulfuro de hidrógeno en las nubes del planeta gigante.
Pero, el olor a huevo podrido no sería lo peor que los humanos podrían experimentar si decidieran visitar Urano. La asfixia y la exposición en la atmósfera negativa de 200º C compuesta principalmente de hidrógeno, helio y metano los mataría fácilmente.
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