Escuela que acepte a mi niñ@
“Fui a varias pero ninguna lo recibe porque tiene autismo”.
“No lo reciben en la escuela del hermano, debe usar cubrebocas y sensorialmente a mi hijo se le dificulta”.
“La escuela lo recibe, pero nos piden maestro sombra. No tenemos inconveniente en llevarlo, pero nos lo piden antes de conocer a nuestro niño. ¿Cómo saben que lo necesita?”
“Lo aceptaron, y estábamos felices, pero a la hora de presentar las adecuaciones que nuestra hija necesita, no las aprobaron”.
Estas son algunas frases que he oído a lo largo de estos años, cuando los padres salen en busca de escuelas para sus hij@s que presentan una condición/ discapacidad.
Familias que se encuentran con puertas cerradas o caminos inciertos. Angustia, desesperación e incertidumbre es lo que se observa en los padres. Y la frase final que acompaña a todos... ¿y entonces qué hacemos?
Debido a esto, hace casi 10 años atrás empecé a trabajar en un programa de inclusión escolar para la familia de niñ@s que presentan una condición, el cual propone un trabajo interdisciplinario cuyo objetivo principal es apoyar al niñ@ en su tránsito escolar.
Entonces comencé la misma peregrinación que hacen los papás, golpear puertas de distintas escuelas ofreciendo este apoyo. Conocí distintas visiones con respecto a la inclusión, a la discapacidad, aquí en Playa.
Algunas escuelas me abrieron la puerta asustados, mencionando que no estaban preparados. Su personal docente no tenía la capacitación específica, y la población de padres quizás no estaba lista. Es decir, todo se resumía en temor. Entonces les pregunté lo más importante: ¿Ustedes tienen GANAS de ser una escuela abierta a la diversidad estudiantil? Considerando que las ganas y la voluntad no se puede enseñar ni aprender. Pero todo lo referente a la capacitación sí.
Y allí nos lanzamos a la aventura. Algunas instituciones comenzaron a trabajar conmigo en los programas de inclusión, con un gran exquisito que se sigue manteniendo en la actualidad.
Otras escuelas, si bien mencionaron miedo y falta de preparación, en ningún momento mostraron la apertura de querer aprender y trabajar interdisciplinariamente. Tristemente quedaron fuera de la lista de escuelas sugeribles a los padres.
Actualmente en Playa del Carmen trabajo con cuatro escuelas que me atrevería a decir que son inclusivas.
El nombre ESCUELA INCLUSIVA es mucho más que abrir la puerta de la institución. Implica compromiso, responsabilidad, apertura, trabajo en equipo, capacitación constante, y dejar de lado el ego profesional. Entender que nuestro niñ@ está en el centro de la escena rodeado de adultos (familia, escuela, terapeutas, especialistas) que cada uno cumple una función muy importante y todos debemos trabajar en equipo y jalar hacia un mismo lado, hacia el niñ@.
Hoy en día algunas instituciones creen que con el solo hecho de abrir su puerta es suficiente. ¡Eso es integrar y en la actualidad es obsoleto!
A esta altura todos los escuelas deberían estar abiertas, capacitadas e informadas para recibir niñ@s y jóvenes diversos, con distintos modos, ritmos y formas de aprender, TODOS SOMOS DIFERENTES, TODOS TENEMOS ESTILOS DE APRENDIZAJE DISTINTOS, Y LOS MAESTROS DEBERÍAN PODER CUBRIR ESTAS NECESIDADES ACTUALES.
En el caso de sumarse alguna discapacidad o condición, para ello se crearon los programas de inclusión, para apoyar a las escuelas. El programa les dice: “Está bien que no sepan, que tengan dudas, pero aquí estamos nosotros para aportar a su trabajo, con recursos y herramientas. Solo necesitamos que ustedes quieran trabajar en equipo y ayudar a los nin@s a desarrollarse, dando las mismas oportunidades que el resto de la población”.
Hace más de dos meses la directora de una institución privada de Playa me invitó a una reunión de consejo para hablar de la importancia de estar preparados y abiertos a las nuevas poblaciones de alumn@s. Me sentí feliz de poder conocer nuevas directoras, saber su enfoque y opinión ante la inclusión.
El objetivo de esta directora, era que cada vez más escuelas se abrieran a estos programas. “Cada vez recibimos más niños con discapacidad, si bien somos una escuela inclusiva, no podemos tener más de dos pequeños por salón con alguna discapacidad. Necesitamos que más escuelas apoyen la labor”.
La charla fue hermosa, compartimos experiencias y necesidades. Pero me fui triste. Las escuelas estatales no tienen capacitación, ni apoyo. Quieren los programas de inclusión, de hecho en el Estado se llama apoyo USAER, pero el gobierno los ha quitado.
Las escuelas privadas que allí estaban, algunas ya forman parte de este programa y están felices con los resultados, algunas
se mostraron abiertas y otras mencionaron que no les interesa.
NECESITAMOS MÁS ESCUELAS INCLUSIVAS, CON PROGRAMAS DE CONVIVENCIA QUE ENRIQUEZCAN A TODA LA POBLACIÓN. VIVIMOS EN UN MUNDO DIVERSO DONDE MI NECESIDAD PUEDE SER TU HABILIDAD Y JUNTOS PODEMOS COMPLEMENTARNOS.
Dedicado a cada uno de los padres que hicieron peregrinaciones y no bajaron sus brazos. Y a Director@s valientes que decidieron enfrentar los miedos y formar parte del cambio.
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Por: Natalia A. Alioto
Lic. en Educación Especial
Etiquetas: Edición 118