Por un año de mucha magia en la educación de nuestros peques
Soy adulta, pero aún creo en la magia y los milagros.
Aún creo que si pedimos con mucha fuerza algo, si realmente nos enfocamos en querer lograr un objetivo, podemos hacer verdaderas modificaciones.
En el área educativa también, pudiendo generar otras alternativas de trabajo con nuestros niños. Y esta es la magia de la cual hablo porque sé que, a veces, al estar inmersos en sistemas ya determinados o lineados, aplicar o hasta inclusive sugerir un cambio es complejo. Sin embargo, podemos comenzar por cambios a nivel personal y empezar a aplicarlos en nuestros pequeños espacios de trabajo.
Todos los pequeños cambios, sumados, generan grandes movimientos.
Sé que somos muchos los trabajadores en educación (maestros, psicólogos, psicopedagogos, directivos, terapeutas, etc.) que queremos un cambio. Hablo constantemente con ellos, los escucho, me escucho a mí, pidiendo lo mismo.
Esta carta va dirigida como pedido de cada uno de nosotros, buscadores de cambio, muchas mentes haciendo fuerza en pos de una educación más sana para nuestros niños, niñas y jóvenes, y sé que este es el primer paso, y juntos podremos lograrlo.
“Querido 2023, te pido para este año una educación en donde se vea al niño, se lo mire, escuche, valore, y se le dé su lugar. Que la escuela sea su espacio de esparcimiento, donde se le permita crecer y crear con autonomía pero con guía y acompañamiento.
Que la escuela sea su espacio de expresión, donde pueda decir cómo se siente sin que se lo juzgue. Y que se le den las herramientas para que pueda gestionar esos sentimientos en la vida, y sean sus armas fundamentales para su actuar en la adultez. Que se lo eduque con valor y respeto.
Te pido que la escuela sea su lugar de aprendizaje, donde aprenda de sus compañeros y de sus maestras, y que se sienta con la libertad de ser también maestro en el camino de sus pares y de los adultos con los que comparta. Ayudarlo para ser una persona pensante, que analice y no acepte las cosas porque se le dicen sin saber por qué realmente las desea”.
También tengo que pedirte algo para los maestros.
“Que para el 2023 les des a los maestros las herramientas para trabajar con sus niños de hoy. Que sean guiados por sus superiores y apoyados en cada paso de este camino que se ha vuelto complejo y desafiante. Pido para los maestros capacitación continua, que podamos entender que ellos también están sufriendo esta transformación y, para que sean más eficaces y eficientes en sus puestos, debemos acompañarlos.
Que les des la claridad y conocimientos de saber y entender cuál es su verdadero papel al estar al frente de un salón de clases. Recordar que somos mucho más que maestros que enseñamos números, letras, geografía, historia, colores... Somos referentes en muchos aspectos de sus vidas. Entonces vamos a darles a ellos la guía necesaria para saber por dónde ir, cuando se encuentren perdidos o cuando crean erróneamente que la misión más importante es introducir conocimientos de matemáticas o español.”
Y también quiero pedirte algo para los niños... “En este 2023 quiero salones de clases con niños entusiasmados, con maestros listos para recibir a sus alumnos con mucho amor y ganas de crecer juntos en este camino de enseñanza - aprendizaje.
Quiero salones llenos de colores, materiales divertidos para llevar adelante el día. Quiero cuerpos en movimiento para asimilar los conocimientos. Quiero mentes curiosas para preguntar y responder y nutrirse entre todos.
Quiero juegos, diversión, risas, entretenimientos, alegría, disfrute. Salir cansados pero entusiasmados, y maravillados de todo lo que aprendimos, los adultos de los niños y los niños de nosotros.”
Un 2023 en donde nos hagan recordar que la enseñanza y el aprendizaje es un recorrido de muchos caminos, con curvas, con subidas y bajadas, y muchos encuentros y desencuentros, pero un camino que nos debe tener expectantes y entusiasmados por llegar a la gran meta.
Esa es la magia que le debemos transmitir a los alumnos, por eso es el regalo que para el 2023 pido para los adultos a cargo de la educación.
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Por: Natalia A. Alioto
Lic. en Educación Especial
Etiquetas: Edición 124