Rubén Salazar

Actor versátil y apasionado, para Rubén la actuación es su forma de vida y no concibe la vida sin el teatro. Hombre auténtico, leal, amiguero, y tranquilo, disfruta de las cosas simples como juntarse con amigos, compartir un buen vino, un asado, leer, ir al cine. Amante de los animales, vive con sus dos perras y un gato que rescató de la calle que son como sus hijos.

Nacido en San Miguel de Tucumán, un Estado al norte de Argentina, vino al mundo un 30 de septiembre a las 6:45pm. Al cumplir un año sus padres regresaron a Buenos Aires y allí creció. “Tuve una infancia muy bella. Vengo de una familia humilde, pero mis padres siempre trataron de darnos todo lo que podían, a mí y a mis hermanos por sobre todas las cosas, mucho amor. Eran otros tiempos en Argentina, la gente sacaba sus sillas a las veredas en las tardes de verano. Se sentía el aroma a jazmín y a rosas. Los niños podíamos jugar en la calle libremente hasta tarde, con los amigos de la cuadra. Me encantaba trepar a los árboles, andar en bici, jugar a las escondidas, mojarme en la lluvia y jugar con el barro. En invierno, si no salía, leía caricaturas, historietas, amaba a Mafalda. Mis series favoritas eran La Pantera Rosa, El Zorro, Rintintin, Los tres chiflados, El túnel del tiempo, también veía mucho cine mexicano, las de Cantinflas, Tin Tan, que las daban a la hora de la siesta, y obviamente El Chavo del 8. En todos los actos escolares, actuaba. La volvía loca a mi madre para que me haga los vestuarios. Doy gracias por la infancia que tuve, a mis padres, a mis hermanos. Somos una familia muy unida”.

La secundaria y la prepa la hizo en un colegio técnico y se graduó como técnico electricista, motivado por su padre que trabajaba en una empresa de electricidad. “Lo hice por inercia, no era lo mío. Cuando llegó el momento de elegir Universidad, en vez de seguir la carrera de ingeniería, preferí entrar en el Conservatorio Municipal de Arte dramático de la ciudad de Buenos Aires, donde me gradué con la Licenciatura de formación del actor”.

Su pasión por la actuación nace cuando cursaba segundo año de la secundaria. “Un compañero de clase llegó a la escuela contando que se había anotado en un taller de teatro, a mi desde siempre me gustó mucho actuar y participar en todos los actos escolares, entonces le pedí que me llevara, que yo también tenía ganas de hacer teatro. Esa misma tarde le dije a mi madre que tenía que realizar un trabajo para la escuela, porque si le decía la verdad, que me iba a un taller de teatro seguro no me dejaría, pues era 1982 en Argentina había dictadura, era peligroso andar tarde en la calle, y menos decir que estudiabas teatro, te llevaba la policía y desaparecías. Recuerdo que era tanta la ansiedad por empezar a estudiar teatro que llegué al lugar como una hora antes y ahí esperé. Era un teatro a la italiana, chiquito de principios de siglo, parte de un convento al lado de una gran iglesia, cuando entré y vi el escenario, las bambalinas, las luces, los camarines, sentí que ese era mi lugar, ahí respiraba mejor, como pez en el agua, así me sentía. Como yo era el novato, me dieron las llaves del teatro para que un rato antes de que llegue el grupo, barriera y trapeara el escenario (algo así como un derecho de piso), pero yo llegaba mucho antes que llegaran los demás, prendía las luces del escenario, inventaba personajes y actuaba solo, imaginando que el teatro estaba lleno, que me aplaudían. Creo que fue entonces cuando nació mi pasión por el teatro, algo que jamás dejaría”.

La primera vez que actuó fue en la muestra del primer taller de teatro, tenía 16 años y le tocó hacer el monólogo de Edipo. “Recuerdo que cuando terminé y se prendieron las luces, todo el público estaba de pie aplaudiendo, mi madre y mi padre estaban ahí llorando de emoción viéndome, ¡sentí tanta felicidad! Yo por lo general soy bastante introvertido en la vida, pero cuando actúo, cuando me pongo en la piel de algún personaje siento que tengo un tipo de poder y me transformo, algo así como un súper héroe, jajaja!”.

Llegó a Playa del Carmen hace 20 años, en septiembre del 1999. “Había venido de vacaciones en el 97. Me enamoré de este lugar, era el paraíso. Luego regresé en el 98 con un amigo. Las cosas no estaban bien en Argentina y pensamos que sería bueno pasar un tiempo aquí. Pero de algo tendríamos que vivir y se nos ocurrió poner una cafetería. A mí siempre me gustó mucho cocinar, pero como hobbie. Entonces decidí estudiar pastelería y panadería. En septiembre del 99 llegamos, rentamos un local en la Av.10 entre la calle 12 y la 10. Así fue como nació TUTTO DOLCE, el lugar donde se comían los mejores cuernitos y pasteles de Playa”.

Agradecido a la vida de poder vivir de lo que ama, Rubén no concibe vivir sin hacer teatro, en todas sus formas, actuando, escribiendo, dirigiendo, produciendo o enseñando, hace 11 años que da clases. “Tuve que enfrentar muchos retos, tener que trabajar de todo para poder pagarme la carrera. Fui vendedor de seguros, electricista, ayudante de cocina, diariero, animador de fiestas, mesero y no me acuerdo cuántos trabajos más tuve. En el año 97 gané el premio revelación en el Festival Internacional de Teatro Infantil de Buenos Aires, también haber actuado en teatros como el Cervantes o el San Martín de la ciudad de Buenos Aires y compartir escenario con grandes de la actuación, pero el mayor fruto creo que es ser reconocido como un buen actor, sobre todo por mis compañeros. Participé en: El Tren Sin Fin, Entretendidos, Huracaneados, El Burgués Gentilhombre de Moliere, Paradojicasmentes, también en festivales como: Ximbal; Festival de Vida y Muerte, Xcaret; Festival Internacional de Cuenta Cuentos, Cancún; Ekinoxio Fest, entre otros”.

Actualmente está ensayando para una obra que se estrenará en diciembre. “La obra se llama SHAKESPEARE VS. SHAKESPEARE, de Eduardo Peduto y Lucia Zverko; la dirección está a cargo de Matilde Altomaro; música y visuales Guille Prat; y producen: Veinte Varos y Pura Luz. Es una fusión de los clásicos Ricardo III y Hamlet, con textos originales en prosa y verso del gran William Shakespeare. Somos 9 actores en escena. Mi personaje es Ricardo III, un rey tirano sin escrúpulos, que asesina a diestra y siniestra con tal de poder llegar al trono y coronarse rey. Es un gran reto para mí como actor interpretar a este personaje, un sueño que se me hace realidad. El estreno será en diciembre, aun no tenemos fecha exacta, pero nos pueden seguir en nuestra página de Facebook: Shakespere-vs-Shakespere”.

Actualmente podemos ver a este gran actor en la película-documental “Malintzin, la historia de un enigma”, interpretando a Gerónimo de Aguilar, por la APP Claro Video.

“Mis deseos a futuro son estrenar la obra, y dar funciones en enero y febrero. Incursionar más en cine, el año que viene inaugurar mi escuela de teatro y seguir actuando hasta que me lleve la huesuda. Y solo me resta dar las gracias al universo por permitirme vivir en Playa Del Carmen y dedicarme a la actuación”.

“Creo que el teatro como cualquier tipo de arte puede salvar al mundo”.

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