¡Practicar la generosidad detona nuestra felicidad!
Como dijo Winston Churchill, “Nos ganamos la vida con lo que obtenemos; nos hacemos de una vida con lo que regalamos”. ¿Recuerdas la última vez que tú lo viviste?
Cuando practicamos la generosidad, es más fácil establecer relaciones sociales profundas, de apoyo y solidaridad constante. Dar genera dos ciclos virtuosos:
• Dar o apoyar a otr@s a ser felices, nos genera mayor felicidad.
• Cuando más felices somos, más queremos apoyar a otr@s a ser felices.
Hay muchas formas de dar
La GENEROSIDAD es más que DAR cosas materiales, dinero u objetos. En esencia, es una práctica en la que consideramos amorosamente a la otra persona, le brindamos nuestra atención plena para compartir momentos de cuidado, conexión, reconocimiento o apoyo (a esto es a lo que en PERMA: Cultura en Resiliencia, le llamamos #AmaHabilidad).
Te compartimos algunos ejemplos de cómo puedes practicarla, y que ¡son gratis!:
Sé amable, sin importar si conoces o no a la persona, estando cerca o lejos de casa (aplica también para nuestras interacciones en redes sociales).
Da tiempo, puede ser mediante el ofrecimiento de tus habilidades, compartiendo tus conocimientos o el hecho de estar presente y escuchar compasivamente.
Apoya a otr@s en las buenas y en las malas. Ayuda a alguien a que aprenda o crezca, que desarrolle y emprenda ideas, o a que fortalezca sus relaciones con otras personas.
Libera del peso extra a alguien. Cuando alguien está teniendo un momento muy difícil, y su forma de responder le está causando problemas a terceras personas, practica la compasión concediéndole espacio y comprensión, evitando juicios duros y anteponiendo el beneficio de la duda a sus acciones (poniéndole límites con amorosa firmeza, y dando el espacio necesario para que su desahogo no te afecte).
Intégralo a tu rutina, mediante acciones como hacer de la llamada a tus amistades y amores un hábito, facilitando tu continua mentoría a otro más joven, reuniéndote regularmente con tus vecinos/as para mejorar aspectos de su barrio, o dándole un masaje cada viernes a tu pareja, por ejemplo.
Pequeños grandes actos de generosidad. Puede ser algo tan simple y concreto como compartir mensajes de motivación, de reconocimiento público o privado, prestar tu atención plena por un momento, o mandar un animoso saludo.
Actúa por adelantado, no esperes hasta el momento urgente; puedes hacer algo especial por una amistad o familiar. Entrenar para una carrera que patrocina a alguna fundación, organizar un evento de recaudación de fondos, o apoyar en la mudanza o limpieza de la casa o jardín de alguno.
¡Aprovecha el momento! Cuando identifiques que alguien necesita apoyo o una mano extra, es el momento idóneo para ejercitar tu generosidad. Ayuda a una persona a abrir la puerta del supermercado o con sus bolsas de compras, acompaña a cruzar la calle a una persona mayor, déjale el lugar de estacionamiento a otro que viene detrás tuyo, o provoca una sana y sonora carcajada de alguien más.
Y, para que tu práctica sea
sentipensada, respóndete:
• ¿De qué maneras has apoyado a otras personas en la última semana (poco o mucho)?
• ¿Qué te impulsó a practicar la generosidad o AmaHabilidad?
• ¿Qué impacto o reacción provocó tu generosidad en quien(es) la recibió(eron)?
• ¿En qué te benefició a ti haber apoyado a otras y otros?
¿Tienes alguna idea que nos quieras compartir generosamente para fomentar la Generosidad de manera cotidiana? ¡Nos encantaría saber de ella!
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