Arquitectura Bioclimática
Hipócrates, padre de la medicina occidental decía que para formular un diagnóstico correcto es preciso conocer al paciente en su totalidad: qué come, dónde vive, cómo se comporta, etc. En sus inicios, la medicina tomaba muy en cuenta el hecho de que las formas, los colores e incluso los materiales podían modificar el estado de salud de las personas. Es por esto que podemos considerar que la evolución de la medicina marca el nacimiento y evolución de la “arquitectura bioclimática”.
El concepto de “arquitectura bioclimática” hace referencia a una construcción hecha con materiales biológicos que no dañan el medio ambiente ni la salud, que aprovecha al máximo la energía natural del sol, que está bien aislada para ahorrar energía, pero no se estanca, respira y transpira, como cualquier ser vivo. Una casa mal aislada, una casa que no transpira, una casa que incorpora materiales tóxicos, no es una casa de calidad, no es una casa, por decirlo de alguna manera “sana” y debemos tener esto en cuenta a la hora de comprar, construir, diseñar o remodelar.
Ahora se preguntarán: ¿cómo es una casa bioclimática? Bueno, no existe un prototipo de vivienda bioclimática, los modelos pueden ser tan variados como los de la vivienda convencional. De hecho muchos de los diseños arquitectónicos populares son, en sí mismos, bioclimáticos. Las viviendas tradicionales del desierto, hechas de barro y estuco en Marruecos, son frescas sin necesidad de gastar energía en climatización, esto es un ejemplo de construcción bioclimática. Otro ejemplo podría ser lugares en las montañas, como Bariloche en los Andes, en donde las casas tradicionales son bien distintas, buscan acumular el calor del sol en invierno e impiden que salga de la casa, por eso se fabrican con gruesos muros de piedra o madera. Los techos muy inclinados evitan que la nieve se acumule sobre ellas.
En el caso de la Riviera Maya el clima tropical nos obliga a desarrollar espacios abiertos, ventilados, para evitar lo más posible la acumulación de humedad, diseñando columnas de ventilación. La arquitectura bioclimática prefiere evitar la climatización artificial y trata de explotar al máximo la energía solar como fuente de calor y luz. La forma, el color y la orientación, ejercen en este sentido un papel fundamental a la hora de determinar el provecho térmico, o sea, la relación entre el calor que se absorbe y el calor que se dispersa, el cual debe mantener un equilibrio constante. Si orientamos la casa al Sur, es decir que los grandes ventanales de la sala, comedor y cocina den al Sur, nos permite tener una iluminación natural durante todo el día así como un mayor aprovechamiento térmico, ya que si mantenemos la fachada norte un poco más cerrada y protegida, se convierte en un espacio fresco en verano, y permite un intercambio de aire con la fachada sur, por convección, es un refrigerante natural para el verano y un acumulador de calor para el invierno.
Está claro que la vivienda bioclimática busca ser la que mejor se ajuste al clima del lugar. Proporciona un mayor confort con un menor gasto de energía, y me atrevo a decirles que la casa que mantiene una relación constante con el Sol, se comporta como una planta ya que absorbe su luz y su calor. El mejor ejemplo es el del gran arquitecto Antonio Gaudi, que logró unir la forma y la estructura de los espacios para que estos a su vez en forma, color y textura, se aproximaran a la misma naturaleza.
Ing. Gabriel Galindo Arias
Grupo 3 Arquitectura + Construcción
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Etiquetas: Edición 75