Elecciones

Un día despiertas, apagas la alarma, pero no te levantas; arrojas los dados, y te sale un par de unos en lugar del par de seis.
Un día despiertas, apagas la alarma, pero no te levantas; arrojas los dados, y te sale un par de unos en lugar del par de seis.
El calendario marca el inicio de un nuevo ciclo,
y al igual que una hoja de papel en blanco,
una vez más tenemos la posibilidad de escribir
otro capítulo en nuestra historia personal;
un nuevo turno para arrojar los dados
y recorrer el mayor número de casillas;
otra oportunidad para cambiarlo todo y volver a creer,
aunque la confianza esté muy desgastada y el corazón cansado.
Se acerca el fin de año, el punto de inflexión por excelencia;
ese momento en el que la gráfica que representa el rumbo de la vida
tiene la oportunidad de dar un giro, de propiciar una variación,
un nuevo comienzo, un cambio de concavidad.
Es decir, la ocasión para pasar de ser cóncavo a ser convexo.
En otras palabras, cambiar de tendencia.
Me dijo que sabía que volvería,
que era cuestión de viento,
que siempre supo que lo mío con la lluvia jamás resultaría,
que éramos un par de estrellas mirándose a los ojos.
Observo el mar de noche, desde la cubierta de un barco que me une al resto del mundo. En tanto, el viento que va y viene acaricia torpemente mi rostro.