El papel aislante térmico natural
La Riviera Maya tiene un clima muy particular. Así como se le conoce a la bella ciudad de Cuernavaca como el lugar de la eterna primavera, las costas de Quintana Roo podrían ser conocidas como el lugar del eterno verano, sus temperaturas a lo largo del año oscilan entre 28 y 38 grados, algo bastante caliente para el nivel de confort al que estamos acostumbrados. Al estar al aire libre cerca de un fresco cenote o en la playa, no implica ningún problema pero dentro de nuestras casas puede llegar a ser un pequeño infierno. Es por eso que necesitamos aplicar aislantes térmicos en muros y techos para evitar sentirnos dentro de un horno.
En el mercado existen numerosos tipos de aislantes térmicos, como la lana de fibra de vidrio, los paneles de fibra cerámica, paneles compactos de polímeros expandidos de alta eficiencia, etc. Todos estos aislantes implican en su fabricación un altísimo costo energético, más de 180 KWh/m3, ya que vienen de manufactura industrial con compuestos químicos, transformación de minerales y polímeros. Estamos hablando de materiales altamente contaminantes en su elaboración, transportación y posteriormente degradación. Existe una manera de lograr los mismos resultados de aislación de manera natural y sustentable, haciendo reciclaje, usando minerales y con el mínimo costo energético en su elaboración, ya que puede ser preparado a nivel casero. La solución es el aislante natural hecho a base de celulosa con sales de boro, también conocido como guata de celulosa o simplemente papel reciclado.
La fabricación de la guata de celulosa se hace en base a papel reciclado, aunque suene increíble la celulosa del papel es una de las moléculas de mejores características de aislamiento térmico y acústico. En este punto es cuando uno se puede cuestionar qué tiene de sustentable usar papel para aislar si la fabricación del mismo es ya un agente altamente contaminante. Bueno la intención aquí es reutilizarlo, reciclarlo para que su utilización tenga una segunda forma de uso y no quede simplemente en la basura algo que ya contaminó.
Su elaboración es muy simple: se tiene que recolectar el mayor volumen posible de residuos de papel limpio, básicamente libre de grasas, este se deshilacha en tiras muy finas y se mezcla con sales bóricas y selladores de origen natural, y se muele al punto de obtener una pasta. En este etapa del proceso nos daremos cuenta que no se crearon residuos que afecten o contaminen el agua, la tierra o el aire. Su aplicación puede ser de distintas maneras. Se puede hacer en seco, rellenando los huecos de los blocks que conforman los muros. Es necesario inyectarlo a presión para hacer más fácil la maniobra y que lleguemos a todos los rincones posibles. Se combina con agua para hacer de la pasta algo más fluido e inyectable, de la misma manera se vierte bajo pisos de madera o en los huecos o cámaras de aire de los techos. Combinándolo con un sellador transparente, que sirve como adhesivo, se puede verter directamente en las superficies verticales, como paredes o enduelados, para posteriormente cubrirlos con tablaroca o durock.
El aislante de celulosa que logramos cuenta con todas las propiedades, aislante térmico y acústico dependiendo de su espesor, y controla la condensación de humedad. Las sales de boro añadidas funcionan como un retardante de flama, además de ser un producto insecticida por lo que protege contra insectos como termitas y hormigas, evita la formación de hongos y sobretodo cristaliza las moléculas de celulosa lo que las hace imputrescibles, digamos que es una pasta eterna e inerte. Es la opción más ecológica hoy día que se utiliza para aislar. El hecho que implique el reciclaje de papel lo convierte en uno de los métodos de construcción más sustentables que existen.
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