La leyenda de Ixchel, diosa maya de la luna: poderosa y destructiva

Ixchel la diosa de la luna, era una de las deidades más importantes de la cultura Maya por el poder que le confiere el astro sobre la vida de los hombres.

Entre sus dones se encontraba todo lo regido por los ciclos de la luna como el agua, la fertilidad, las cosechas, el embarazo, los partos, así como el amor y la sexualidad. También era patrona de los textiles, la pintura, artes, medicina y curanderos.

Pero, así como daba vida también podía quitarla ya que en su cara negativa era una diosa destructora que mandaba inundaciones, enfermedades y hechizos.

Las caras de la luna

Se conocen varios nombres de Ixchel de acuerdo a sus atributos, como por ejemplo en el Chilam Balam se le llama Ix Chel (mujer arco iris), en otros escritos Chak Chel (arco iris grande), Sak U’ Ixik (Señora Luna Blanca), Ix Chebel Yax (Señora del Primer Pincel) o Sinal en su advocación de diosa de los partos cuyo significado alude a la capacidad de dar a luz.

Esta dualidad puede apreciarse en algunas pinturas donde aparece como una hermosa mujer acompañada de un conejo o como una anciana vaciando cantaros de agua sobre la tierra ocasionando tormentas, maldiciones y devastación sobre la Tierra.

Como anciana, a Ixchel se la representaba rodeada de símbolos del Xibalba (el inframundo Maya) como calaveras y seres demonios, así como una serpiente enrollada al cuello y que salía por su cabeza; mientras sus pies eran garras.

En su aspecto benévolo la diosa de la luna maya fue representada tejiendo con un telar de cintura, del cual fue creadora por lo que estaba asociada a la araña, su tejido era el hilo de la vida, el hilo umbilical y simbolizaba su placenta.

Inclusive la leyenda narra que se encontraba tejiendo cuando atrajo la mirada de su esposo, Itzam-Na, el Sol, importante dios creador con quien tuvo hijos como:

Yum Kaax, dios de las plantas silvestres y de los animales relevantes para los cazadores y agricultores para cuidar su cosecha de los depredadores.

También Ek Chuah el dios del cacao, de la guerra y patrono de los comerciantes. Otros de sus hijos fueron dioses de los sacrificios y de las estrellas; mientras sus hijas fueron las diosas de las aguas, de la noche y del paraíso.

La mujer Arcoíris vivía en los cielos de los mayas llamados Ahua, ubicado en el cosmos, el cual contaba con nueve niveles y se encontraba sostenido por cuatro dioses: los bacabs. Al centro se erigía la gran Ceiba Sagrada de la cual partían las cuatro direcciones cósmicas representadas por colores: Este (rojo); Sur (amarillo); Oeste (Negro) y Norte (blanco).

El culto a la luna

Los festejos de esta importante diosa maya de la luna se realizaban en el mes zip, entre el 21 de agosto al 13 de septiembre, bajo su advocación de diosa de la medicina y fertilidad.

Incluso el calendario religioso maya de nombre Buc Xok o Tzolkin de 260 días, se basaba en las 13 lunaciones al año, tantas como signos zodiacales tenían.

Por tal razón el lugar que ocupa en el cielo la luna permitía medir el tiempo y en combinación con sus 20 días podían saber los más favorables de aspectos de su vida.

Asimismo, en el momento del parto, acostumbraban depositar una estatuilla de la diosa debajo de la cama del recién nacido.

Cozumel, la isla de Ixchel

El templo donde se le adoraba se localiza en la ahora famosa isla de Cozumel ‘Dcuzamil’, desde el puerto de Polé (hoy en día Xcaret) sus fieles se embarcaban en canoas para pedirle diversos favores relacionados a la adivinación y fertilidad.

Los peregrinos, quienes eran sobre todo mujeres y niñas, iban a visitar a Ixchel por lo menos 2 veces en la vida: la primera, de pequeñas en compañía de su madre, y la segunda como madre junto a su hija. Llegaban con ofrendas de flores y comida, así como diversas figurillas representaciones de la diosa.

Otro de sus templos se encontraba en un elevado acantilado en la punta sur de Isla Mujeres, desde donde el mito dice que los mayas podían ver un hermoso arco iris.

La leyenda narra que el nombre de Isla Mujeres tiene su origen en el culto a Ixchel, ya que cuando los españoles arribaron vieron una gran cantidad de estatuas pequeñas de la diosa.

Fuente: https://neomexicanismos.com

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